El sueño de Aisha

CAPÍTULO 3: Ten

-¿Ese de ahí no es Ten de NCT? - pregunté al oído mientras esta seguía tirando de mi mano.

Se detuvo para observar al chico en cuestión y poder contestarme.

-Creo que sí. ¿Vamos?

-Está bueno, pero prefiero ahorrarme el rechazo.

Yiren rodó los ojos y se apresuró a llegar hasta él. Como era de esperar, estaba en la zona VIP. Yiren habló con el guarda de seguridad. Tuvimos que comprar una botella para poder pasar. Nos sentamos a esperar nuestra bebida.

-¿Por qué hemos venido aquí? No creo que sea buena idea acabarnos una botella las dos solas -dije.

-Tranquila, muchos de los que están aquí estarían dispuestos a tomarse esto con nosotras. Primero porque somos hermosas y segundo porque ahora somos Idols. Por cierto, ¿a qué venía lo de "ahorrarte el rechazo"?

-Ten es tan atractivo como bajito. Los chicos no se fijan en chicas más altas que ellos. Por eso pienso que no le voy a gustar, pero quizás tú sí.

-Aisha, tú no eres solamente una chica alta. También eres preciosa, por dentro y por fuera. Y si Ten no es capaz de verlo, no es porque sea bajito, es porque es idiota -reímos- Además, no me gustan mucho los tailandeses. Todo tuyo. -se detuvo un segundo a pensar-. Aunque... sabes que podemos pasarlo bien sin tener que ligarnos a ningún chico, ¿verdad?

Las palabras de Yiren me conmovieron. Era la persona que más me estaba ayudando a volver a encontrarme poco a poco.

Llegó el camarero con una botella dentro de un cubo con hielo y dos copas.

-Muchas gracias, Yiren. De verdad.

-Dáselas a este camarero tan guapo -me dijo al oído haciéndome sacar una pequeña risa.

Ambas le agradecimos su servicio. Bebimos sentadas durante un rato a la vez que charlábamos. De repente, escuchamos una canción que nos encantaba a ambas. Bailamos juntas. Al terminar noté la mirada de un grupo de chicos: Ten y sus dos amigos. No reconocí a ninguno más a parte de él asique supuse que no eran sus compañeros de NCT. No se si fue por el alcohol o por haber sentido ya el interés de ellos hacia nosotras, pero decidí acercarme.

-¡Hola, chicos! Veréis, tenemos un pequeño problemita. Nos hemos pedido una botella, pero no creemos que nos la vayamos a acabar. ¿Nos ayudáis? - pregunté con una de mis mejores sonrisas.

Accedieron animados. Todos ellos fueron directos hacia Yiren, quien estaba de pie al lado de nuestra mesa, confirmando mi teoría de las chicas altas. Todos menos Ten.

-Felicidades - me dijo.

-¿Perdón? -dije confusa.

-Eres Aisha, ¿verdad? He visto vuestro debut, ha sido increíble.

-Vaya, gracias. No sabes lo feliz que me hace -reí irónicamente ¿ya estaba borracha?

-Me alegro de hacer feliz a la mujer que nos invita al alcohol -dijo sonriente.

Fue a servirse una copa y después volvió a acercárseme. La verdad es que en ese momento pensé que se quedaría con mi amiga.

-Oye, me sabe un poco mal aceptar bebida gratis. ¿Te parecería bien darme vuestro número de teléfono y así invitaros yo a la próxima? -me propuso.

-Me gusta la idea.

Ten y yo ya íbamos algo bebidos, pero aun así tomamos otra más. A partir de la tercera copa ya no fui capaz de quedarme con muchos detalles de lo que pasaba a mi alrededor. Lo único que se con certeza es que me lo pasé bien y eso era lo importante. Lo que logré recordar fue a Ten. Lo recuerdo cerca, pendiente de mí, diciéndome cosas al oído, acariciándome el pelo, besándome, poniéndome su chaqueta sobre mis hombros, rodeándome la cintura con su brazo al caminar. Recuerdo su cara, sus labios, su cuello, su pecho y torso. Sus piernas entrelazadas con las mías. Recuerdo el placer de su compañía y sus caricias.

A la mañana siguiente, me desperté a su lado. Al verlo, pensé muchas cosas distintas. Lo primero fue lo lindo que se veía. Lo segundo, lo mucho que me dolía la cabeza y la tripa. Me incorporé y pensé en lo tercero, lo que trataba de olvidar la noche anterior con el alcohol. Al principio estuve seria, pero luego me sonreí a mí misma al darme cuenta de lo que más recordaba era Ten, no Mingi ni lágrimas. Mingi era mi pasado, Ten, en esa noche fue mi presente, y el futuro lo iba a empezar a construir yo misma al salir de aquella casa.