El sueño de Aisha

CAPÍTULO 6: Soobin

El taxi me dejó justo en frente del restaurante, donde me esperaba Soobin con una gabardina azul marino y una sonrisa radiante. Justo al pagar al taxista, él abrió la puerta por mí y bajé del coche. Nos saludamos algo tímidos y entramos.

-Hola, tenemos una reserva a nombre de Yoorim -dijo él.

-¿Le has dado mi nombre real? -le susurré mientras el camarero nos llevaba a una mesa que se encontraba algo alejada de las demás.

El camarero se ofreció a llevar nuestros abrigos al vestidor. Noté una mirada por parte de mi acompañante que confirmaba que Sihyeon había hecho un gran trabajo. Alejó un poco mi silla y me invitó a sentarme. Era todo un caballero. Luego se sentó él y contestó a la pregunta que le había hecho.

-Sí. Lo cierto es que lo busqué en internet y me pareció muy bonito.

-Gracias -contesté sintiéndome halagada.

Volvió el camarero a tomar nota de nuestra bebida.

-Yo tomaré agua, si es tan amable -pidió.

-Yo una copa de vino blanco.

El camarero me pidió el carnet.

-Mejor tráigame agua, gracias.

Se fue. Al principio sentí un poco de vergüenza, pero a Soobin pareció hacerle gracia. La cena fue genial. Teníamos mucha conversación y a ratos nos reíamos juntos. Hablamos de Chami, de como era vivir con nuestros compañeros de piso y de como vivimos nuestro debut. Quizás el último tema fue el que menos me gustó tratar.

-Lo que más me preocupaba era la parte en la que Yeonjun y yo nos teníamos que apoyar espalda contra espalda para levantarnos del suelo y casi la fastidio. Tuve que recolocarme una vez me senté porque estaba demasiado hacia delante y después me levante un poco antes de tiempo y mi compañero casi se queda atrás -reímos. -¿Y cómo fue tu debut?

-Uf, temía que me lo preguntaras -bromeé. -La verdad es que durante mi debut aun seguía con mi ex y...

-No tienes porqué contarlo si no quieres -me interrumpió a la vez que alcanzaba mi mano para sostenerla.

-No te preocupes. Estoy bien, es solo que tuvimos una relación tóxica y me recuerdo siendo un poco patética porque dejé que me condicionara en cierta manera.

-¿Sabes que es realmente patético? No saber tratar a una mujer tan hermosa y talentosa como se merece -nos sonreímos. -Bueno, y también haberte visto al salir de la agencia y haber entrado al 7 eleven solo para pedirte salir -me hizo sonreír.

En lugar de indagar más en el tema, nos limitamos a seguir nuestra velada sin mencionar exparejas. Al terminar, me acompañó a casa. Me dio un beso en la mejilla para despedirse. Al llegar a casa fui sometida a un interrogatorio y todas las chicas parecían conformes con la actitud de Soobin, querían asegurarse de que no fuese como Mingi.

Al día siguiente, me escribió. Seguíamos teniendo mucha conversación, incluso por mensaje. Lo invité a casa al día siguiente ya que me dijo que le encantaría ayudarme a duchar a Chami. Jugamos un poco con la espuma y hubo un instante en el que parecía que íbamos a besarnos, pero Mía entró en el momento menos oportuno para lavarse los dientes e irse corriendo a su clase de yoga. Otro día volvimos a quedar para pasear al perro, volvimos a querer besarnos, pero Chami se volvió loco al ver a otro perro y me alejó de Soobin, lo cual fue bastante gracioso.

-¿Te apetecería venir mañana a ver una película a casa? -me preguntó un día por teléfono. Yo estaba en la sala de baile de la agencia con Sihyeon.

-¿Tendremos la casa sola?

-En teoría sí.

-Mmm... Choi Soobin. ¿De verdad quieres ver una película?

Reímos.

-Solo quiero una excusa para estar contigo sin interrupciones por una vez -contestó finalmente.

-Me parece bien. Cuenta conmigo.

Nos despedimos y colgamos el teléfono.

-¿De verdad te gusta ese chico? - me preguntó Sihyeon. - Vuestra primera cita pareció ir bien, pero desde entones solo te veo cada vez más indiferente.

-Pues no sabría decirte. Quizás con esta quedada en su casa lo averigüe.

-Entiendo. ¿Quieres preservativos? -bromeó.

Y al día siguiente ahí estaba yo, tocando el timbre de la casa de un chico por el cual no sabía si podría llegar a tener sentimiento o no, con un preservativo en mi pequeña y estilosa mochila que me había dado mi compañera -el preservativo, no la mochila-.

-Hola -me besó la mejilla como de costumbre. -Pasa.

Lo seguí hasta el salón. No estábamos solos.

-Aisha, este es Yeonjun, uno de mis compañeros de TXT.