CAPÍTULO 13: Lisa

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-Hendery, no encuentro el sitio que me dices.

-¿Cómo que no? Si es muy fácil de encontrar. Solo tienes que seguir la ubicación.

-Pues la ubicación debe estar mal. Aquí no hay nad... -de repente vi la tienda a la que se refería-. Olvídalo. Nos vemos en un rato -colgué el teléfono.

Hendery me había pedido un gran favor que, según él, ninguno de sus compañeros podía hacer. Estoy segura de que solo quería molestarme y recibir algo a cambio por haberme llevado a casa hace dos semanas. Tenía que ir a una tienda vintage bastante alejada del centro de Seúl para comprar una prenda de vestir muy concreta que, según él, no había en ningún otro sitio.

-Hola, señora. ¿Puede ser que tenga usted una chaqueta como esta en su tienda?

Le enseñé a la dependienta la foto que me había enviado mi "amigo".

-Sí. Tengo una exactamente igual a esta. Está colgada en esa pared de ahí.

Se veía a la legua.

"Al final será verdad que estoy medio ciega", pensé.

Estaba un tanto elevada, pero gracias a mi altura la cogí sin más.

-Wow, ¡y yo que creía que tenía las piernas largas!

La persona que dijo eso estaba a mi lado, por la voz aguda y la manera de hablar supuse que era una mujer joven extranjera. Me resultaba bastante familiar. Me volví hacia ella y me quedé alucinada.

-Hola, soy Lisa. Tú eres Aisha, ¿verdad?

Su mera presencia me fascinaba. Nunca pensé que llegaría a estar con ella cara a cara, tan cerca. Mantuvimos una conversación, una corriente entre dos personas que no se conocían de antes. Mis pensamientos iban a tantas revoluciones por minuto que notaba que todo lo que pasaba en el exterior estaba ralentizado.

-¿Te gustaría ir a tomar un café en el bar de aquí al lado?

Ante su propuesta no pude negarme.

-Bien. Te espero ahí.

Pagué por el artículo que me habían encargado. Aproveché ese tiempo para respirar y volver a comportarme con una persona normal.

Hacía buen día, la temperatura era agradable. Supongo que por eso Lisa decidió sentarse en la terraza y usar ese vestido veraniego, largo, blanco con topos negros que le quedaba tan bien. Estaba distraída con cara seria, hasta que me vio y me sonrió. Me senté enfrente de ella.

-Es la primera vez que me encuentro a un idol en esta tienda y eso que la transito bastante.

-¿A sí? La verdad es que he venido porque me han hecho un encargo.

-Oh. ¿La chaqueta?

-Sí... Por cierto, ¿te has puesto extensiones?

-¡Sí! -contestó llevándose las manos a su larga y castaña melena -Me las puse para hacer el cover de "Malamente". Me gusta llevar el pelo largo al bailar. ¿Me sigues en Instagram o algo?

Entonces fue cuando le confesé lo mucho que me gustaban ella y el resto de las integrantes de Blackpink. Lisa admitió que también nos había seguido bastante estas dos últimas semanas, le encantó "Adiós".

-¿Tú ahora estás descansando de la gira, verdad? -pregunté.

-Sí. De hecho, esta mañana he estado con una amiga mía tailandesa. Por eso llevo este vestido.

-Te favorece mucho.

-Gracias. ¿Y tú también has tenido mucho trabajo?

Entonces le volví a confesar, esta vez algo más íntimo.

-Creo que ya la tengo lista, pero le falta algo.

-¿Puedo verla?

De nuevo no pude negarme. Podía acceder al documento donde tenía la letra a través de mi teléfono asique lo busqué y lo dejé sobre la mesa para que la pudiera leer.

-Oh, está toda en coreano.

Fue su primera impresión.

-Sí.

-¿Tratas transmitir algo personal?

-La verdad es que quiero transmitir energía, felicidad, poder...

-A ver...

La leyó entera.

-Wow. Me siento como cuando un letrista profesional nos trae una nueva canción para ver si nos gusta. Hmm... ¿no crees que poniendo algo en inglés tendría más ritmo? Además, así también la podrían cantar los fans extranjeros que seguro que tienes.

-Me parece una idea genial, pero no sé mucho inglés y mis compañeras tampoco.

-No te preocupes. Un día de estos me paso con Rosé por vuestra agencia y te ayudamos.

-¿De verdad? No quisiera molestar ahora que estás haciendo un descanso.

-¿Bromeas? Tenemos tiempo de sobra. Además, esta también es nuestra pasión. ¿Recuerdas? -me guiñó un ojo. Después miró la hora en su reloj de pulsera. -Debería ir yéndome -le dio un último sorbo a su café. -¿Me das tu número de teléfono?

Accedí por tercera vez a sus peticiones y le dije que se podía ir tranquila, que yo la invitaba. Acordamos vernos en los próximos días y se fue. Juro que nunca en mi vida me habría imaginado algo así.

Al día siguiente me di cuenta de algo: no podía traer a Lisa y Rosé a la compañía sin antes hablar con el equipo de la agencia, en especial con uno de ellos.

El sueño de AishaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora