CAPÍTULO 7: Yeonjun

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-Encantada -dije con una reverencia.

-Igualmente -contestó con otra reverencia y una sonrisa.

-No sabía que hoy se quedaría en casa asique le he dicho que podía ver la película que tenía prevista ya que es una de sus favoritas -explicó Soobin.

-Oh, por supuesto – dije.

-Pero si lo prefieres podemos ir a mi habitación a ver otra cosa con mi portátil.

-Sí, mejor -contesté sin demorar ni un segundo. - ¿Por dónde has dicho que está?

-Por aquí.

Empezó a andar y le seguí, pero después de hacerle otra reverencia a Yeonjun y ver como se tiraba en el sofá. La situación era perfecta para que Soobin y yo pudiéramos concretar al fin nuestro tipo de relación. Por desgracia o por fortuna, le sonó el teléfono y tuvo que irse.

-Lo siento, tengo que irme. Mi vecino octogenario del quinto se ha caído y solo le gusta que vaya yo a ayudarle. Parecía estar bien, no creo que tarde más de diez minutos.

-Te esperaré aquí. No te preocupes. Llámame si es algo grave e iré con Yeonjun a ayudar.

-Gracias por ser tan compresiva.

Me besó la mejilla y se fue. Al principio de su ausencia me quedé sentada observando la decoración de la habitación. Una estantería al lado de la puerta abierta me llamó especialmente la atención. Me levanté y traté de coger uno de los objetos que esta sostenía.

-A Soobin no le gusta que le muevan las cosas de sitio.

La entrada repentina en escena del chico del pelo rubio me asustó un poco.

-Aunque seguro que a ti no es capaz de decirte nada -bromeó con una sonrisa encantadora.

Tomé un peluche pequeño y mientras me dirigía hacia él de manera algo vacilante dije:

-¿Y si cojo esto crees que me echará de su cuarto por portarme mal?

-No. Seguro que te diría que no pasa nada ­y al irte empezaría a quejarse de que le has cogido el peluche sin permiso.

Él estaba con las manos en los bolsillos y apoyado contra el marco de la puesta. Continuaba con la misma sonrisa, por supuesto, y me la había contagiado.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Asentí con la cabeza.

-¿De verdad te gusta Soobin?

"Otro", pensé.

-¿A qué te refieres?

-Es que no veo que lo mires de la misma manera que él a ti.

-Pues la verdad es que me hace sentir bien. Es un gran chico, tanto por su personalidad como por su altura, lo cual me gusta bastante. Gracias a él he empezado a sentirme cómoda con lo que escribo.

-¿Escribes?

-Sí, una canción.

Rio.

-No te rías, por favor -le pedí algo avergonzada, pero sin darle demasiada importancia. -Aún no se lo he contado a él, pero la verdad es que quiero representar algo con esta canción y antes de conocer a Soobin solo me salían cosas tristes.

Yeonjun negó con la cabeza.

-Las canciones que escribas se supone que tienen que reflejarte a ti y tus sentimientos. No puedes cambiar lo que sientes ni lo que eres. De lo contrario la música en lugar de ser arte sería basura.

-Supongo que tiene sentido.

-Lo que te acabo de decir son palabras de Suga, Min Yoongi. Por supuesto que tiene sentido.

Me senté en la cama de nuevo mirando hacia el suelo. La razón por la que solo me salían temas típicos de una chica insegura y dependiente era porque en realidad lo era. Al poder escribir por tener citas con Soobin, volvían a demostrar que era dependiente.

-Ey... ¿estás bien? -me preguntó mientras se sentaba a mi lado.

Dejé de mirar el suelo y dirigí mi mirada hacia él. Traté de mostrarme fuerte.

-Sí, estoy bien.

Pensó unos segundos y me volvió a formular otra pregunta, esta vez sin permiso.

-Cuando escribes pensando en Soobin, ¿qué escribes?

-Pues... -reflexioné por un momento- nada realmente romántico. Quizás no me guste después de todo.

-No te preocupes. No sería la primera vez que quieren a Soobin solo por ser un "gran chico".

Me dio pena la situación, pero quise ver el lado positivo.

-Por suerte aun no nos habíamos besado.

-Espera, ¿de verdad lleváis una semana quedando y hablando por teléfono y aun no os habéis besado?

-De verdad.

-¿Ni siquiera en el rato que habéis estado aquí encerrados a solas?

-No. Lo llamaron a los cinco minutos.

-Aisha, bonita, si hubiera estado yo en el lugar de Soobin no hubiera necesitado ni 30 segundos para empezar a besarte tras cerrar esa puerta. Cinco minutos son más que suficientes cuando hay deseo. Otra prueba más de que no lo hay.

A su vuelta, Soobin nos encontró saliendo de su habitación. Nada más verlo le pedí que se sentase conmigo en el sofá y le expliqué como me sentía conmigo misma y respecto a él. Nunca nadie había sido tan comprensivo conmigo. Me levanté para darle un abrazo y durante este me dio un beso en la cabeza.

Esa noche, reflexioné mucho sobre la frase de Suga sobre componer. Si solamente me salían cosas tristes quizás era porque era una persona triste. Esa noche lloré mucho, pero por mí. Sentía lástima por mi misma.

Cuando se tiene un problema, el primer paso después de la negación es la aceptación. Acepté que no estaba preparada para escribir aquella canción que hiciera sentirse poderosas y felices a mis fans. Por eso, lo dejé de lado un tiempo.

No volví a tener relación con ningún integrante de TXT más allá de las cordiales en las galas de premios. A excepción del día siguiente, cuando llevando a Chami devuelta con mi tío, me topé a Yeonjun y me confesó que Soobin, a pesar de no estar realmente dolido, sí que se había desahogado un poco con él sobre la "pérdida de tiempo" que había supuesto para él en el ámbito amoroso, pero que aún así se alegraba de haberme conocido.

-Sigue siendo un gran chico -concluí.

Reímos y nos despedimos educadamente. 

El sueño de AishaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora