•La sorpresa•
Capítulo 19
Alessia Pellicer:
Caminamos hacia su coche, por estar tan al pendiente a la comida, no me di cuenta de lo que él me decía.
—No entendí muy bien,—pronuncié, haciendo que se girara hacia mí—¿a dónde es que vamos?
Sonrió y abrió la puerta de su coche para que yo entrase.
—Es que no lo vas a entender—enarqué una ceja, confundida—porque es sorpresa.
«okey, si me hubiesen dicho que mi escritor favorito me estaría haciendo una sorpresa, no lo creería»
Entré con una mezcla de felicidad y de miedo; porque sí, por más que sea mi escritor favorito, no lo conozco realmente, y no sé cómo puede llegar a ser.
Me calmé y pensé que quizás mi mente me estaba jugando una mala pasada, así que preferí pensar que yo estaba loca pensando mal de él.
Mientras conducía, su pelo se movía en un lindo vaivén gracias a la brisa que entraba por su ventana baja.
«¿qué será lo que planea?» pensé, un poco asustada.
Creí volverme loca al ver que no llegábamos, y que el camino se hacía cada vez más largo.
—¿Te pasa algo?—Casi salté del susto que me dio su voz entre tanto silencio.
—No, no; solo estoy un poco mareada.—lo que en realidad no era mentira, los mareos eran algo habitual en mí.
Me miró un poco preocupado.
—¿Mareada? ¿Qué ocurre? Podemos detenernos si así lo deseas.
¿Cómo podía ser tan lindo?
—No, no. Es solo un mareo.
—¿Segura?—Me miró con preocupación.
Suspiré.
—Sí, quédate tranquilo, ya se me pasará.
Dudó.
—Mhm, está bien. Pero si te mareas otra vez, házmelo saber, por favor.
—Claro.
Pasaron veinte minutos, veinte largos minutos, pero llegamos.
Era como un campo, no sabía a dónde me llevaba ni qué quería hacer.
Caminamos un poco hasta que dimos con una hermosa cabaña, cabaña que era más grande que mi departamento. A su lado, adornaba un hermoso lago que a su alrededor estaba lleno de flores rojas y rosas. Era un sueño hecho lugar.
Si estuviera con otra persona, diría que era algo romántico, y que me pediría para ser su novia o algo. Pero, claro, estaba con un jodido famoso, no podía ser así, además de que nos habíamos conocido hace tan solo días.
Hizo una mueca, que me indicó que debíamos entrar.
Al entrar, la cabaña era aún más grande, era la cosa más bella que había visto; y eso que yo siempre fui de las cosas blancas y no muy cargadas, pero esto era bellísimo. La calidez que daba era impresionante.
Estaba decorada con pequeñas flores colgadas a los costados de la cabaña. Los muebles eran de madera que le daba un toque de antigüedad, aunque sabía que las cosas que adornaban ahí eran más caras que toda mi vida, y que era lo más nuevo. Pero realmente parecían viejas, de no ser por lo brillantes.
—¿Por qué me traes aquí?
Él me miró, noté melancolía en su mirada.
«¿Qué recuerdos te trae este lugar, chico desconocido?»
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¿Y si te digo que sí?
RomantikAlessia Pellicer, tras un evento traumático decide viajar a París, su ciudad natal, sin avisar a nadie. Un día, Alessia, decide salir a dar un paseo por el parque de su ciudad. Ella cree que su día va a ser como los demás, aburridos, grises y solita...