CAPÍTULO XXI

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•Momento mágico•

Capítulo 21

Alessia Pellicer.

No podía controlar mi cuerpo, era como si todo fuera involuntario y se volviera imposible poder siquiera respirar, me estaba desesperando.

Él pareció demasiado preocupado, me sujetó la cara y me miró a los ojos.

—¿Ale? ¿Ale, qué tienes?—Yo no podía responderle nada, estaba desesperada—¡Ale!

Pareció titubear y darse cuenta de lo que estaba pasando. Inmediatamente corrió a buscar un vaso con algo dentro, y un trapo.

—Escucha, estoy aquí, ¿si? Estoy contigo—Me recostó y colocó ese trapo en mi frente, resultaba ser que ese trapo estaba helado—Cariño, te pondré esto y verás que estarás mejor, pero necesito que me escuches, ¿si?

Asentí con la cabeza como pude, aunque el temblor de mi cuerpo no dejaba que me moviera correctamente.

—Respira conmigo, por favor, contemos, ¿si?—Volvi a asentir—uno...dos, y así, necesito que respires.

No podía, lo intentaba, lo juro, pero simplemente no podía. Quizás mi cuerpo se había adherido a ese sofá, o simplemente mi mente se había apagado, y no lograba encenderla.

—Joder, Ale, te vas a desmayar si sigues así, por favor.

Pero se dio cuenta que seguía sin respirar y no podía siquiera contestar. Me sujetó rápidamente de la nuca y me acercó a él.

—Ale, estoy aquí, no estás sola, soy yo, tú escritor favorito, ¿te acuerdas?

No podía, realmente no podía, mi mente ya no estaba funcionando, y ahí lo vi moverse inquieto.

—Joder...

Me sujetó de las mejillas y lo próximo que sentí fueron sus labios carnosos y frescos acercarse a los míos, uniéndose en un beso maravilloso.

Nunca podré saber que sentí en ese beso, ¿quizás cariño? ¿Preocupación? No lo sé, pero fue el mejor beso que me habrían dado.

De un segundo a otro, mi respiración empezó a volver a la normalidad, y le respondí al beso.

Rápidamente, sus manos se envolvieron en mi cuello, mientras se acercaba más a mí, profundizando el beso.

Me moví inquieta y suspiré en sus labios, se notaba que su pulso había aumentado.

Continuó con el beso, hasta que, de un momento a otro, me volví completamente ciega. Todo se me puso en negro...

Alexander Johnson

Y se desvaneció en mis brazos, como si su cuerpo era más frágil que un cristal.

Por unos segundos no entendía que estaba pasando, no lo podía comprender, de habernos besado, de sentir sus suaves labios contra los míos, a ella estar desmayada en mis brazos.

Fue todo tan fugaz, apenas pude reaccionar.

La cogí en brazos como pude y me dirigí hacia la puerta principal.

—Joder, cariño, despierta.—Trataba de estabilizarla mientras estaba acostándola en el asiento trasero del coche.

Me sentía frustrado, tenía un nudo en la garganta inexplicable.

No podía entender que me estaba sucediendo con esa chica, como si perdiera la cabeza cada vez que me miraba a los ojos, con sus ojos tan profundos y tan inocentes.

Quería llorar, gritar, golpear a alguien, pero necesitaba neutralizar toda esa rabia que estaba llevando en ese momento.

Rápidamente, me dirigí a la primera clínica que vi en la ciudad, necesitaba ver esos ojos brillar otra vez.

Ni bien llegué me dieron una habitación y me dejaron allí, al principio dije que no, y que iba a pasar con ella. Pero me di cuenta que cuánto más peleaba, más tardaban en atender a Alessia, y eso yo no lo podía permitir.

Me quedé un buen rato pensando en lo que había sucedido, suponía que el desmayo se habría tratado de las consecuencias de aquel ataque de pánico.

Era raro, yo no sabía que ella sufría de ataques de pánico, ella nunca había nombrado nada parecido al tema.

Estaba moviendo las piernas nerviosamente cuando se me dio por ir a la cafetería, si no tomaba un café me iba a morir de la ansiedad.

Fui a por ese café, y visualizaba todo el hospital. Nunca me gustaron, ir a uno es como sentir una vibra híper triste, todo eran malas noticias y feas experiencias, se sentía como estar en un día nevado con un bañador, frío y muy doloroso.

Fueron treinta minutos los que esperé, pero los sentí como horas, horas bastante inquietantes.

Hasta que por fin vi a un doctor acercarse a mí, y recé porque fuera el doctor de Ale.

—Hola, ¿tu eres familiar de Alessia Pellicer? No puedo dar información acerca de ella a menos que seas parte de su familia.

Abrí bastante los ojos al no saber qué decir, pero al instante se me ocurrió algo.

—Soy su esposo, ¿cómo está?

Él me miró y me indicó que lo siguiera hacia su habitación. Ahí se encontraba ella, acostada y conectada mientras se mantenía totalmente dormida, ni así se le quitaba lo hermosa.

—Mire, por lo qué tú has indicado, el desmayo ha ocurrido por el reciente ataque de pánico, pero al estar muchos minutos desmayada, decidimos hacerle un estudio, y salió que...

Lo que me dijo me dejó boquiabierto.

—¿Estás seguro?—Él asintió y yo me sentí aún más frustrado—¿hace cuánto tiempo?

Él pareció dudar.

—No sabría decirte con exactitud, digamos que un par de días.

No, era imposible, no tenia absolutamente nada de sentido lo que estaba diciendo ese doctor.

Salí de ahí un poco abrumado y desorientado. Lo bueno era que ella iba a despertar en unas dos horas, por los calmantes que le habían dado, entonces en ese sentido ella estaba bien.

Volví a la cafetería y cogí otro café, necesitaba mantener mi mente despierta por si ella necesitaba algo.

Estaba golpeando los dedos en el asiento, cuando sentí una voz que se me hizo muy familiar. Me di media vuelta y no podía creerlo, era lo último que necesitaba él allí.

—¿Es en serio?—Murmuré viendo directamente hacia la entrada...

—♡—

Holaaaaaaaa

Espero que el capitulo les haya gustado.

No se olviden de votar y comentar, me ayudan mucho con eso.

Recuerden que el libro es un borrador, y que podrán encontrar algún error.

En fin, ¡Nos vemos!

Los ama

Julieta 🌼

¿Y si te digo que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora