¿Y si te digo que sí?

CAPÍTULO VIII

•La cena•

Capitulo ocho.

Alessia Pellicer.

Bajé hacia el garaje y me encontré a Eros junto a su coche con su celular.

Estaba bien vestido, tenía un jean negro y una camisa Blanca, la cual tenía los últimos botones sin colocar.

Sabía que había acertado al ponerme ese vestido, sabía que no iríamos a un lugar cualquiera.

Mis tacones resonaban por todo el sitio.

El me escuchó y levantó la mirada, se quedó boquiabierto.

Me miró de arriba a abajo y sonrió.

-Alessia-Le costaba hablar, me posé junto a él con una sonrisa de suficiencia-Joder, estás....

-Gracias-Lo interrumpi dándole un beso en la mejilla-¿Nos vamos?

-S....sí.

-Bien.

No esperé a que diga nada, rodee el coche y me adentré en el.

El se subió segundos después de mí.

Puso en marcha el coche. Ya íbamos unos diez minutos de viaje, él cada tanto me echaba un vistazo.

-¿A dónde vamos?-Pregunté entusiasmada mientras veía la carretera.

Él se volvió hacia mí.

-Es sorpresa, linda.-Me dio una ultima mirada y siguió mirando a la carretera.

Unos minutos después, él aparcó en un estacionamiento de un restaurante, no sabía cuál era, pero tenía que ser elegante.

Salimos del estacionamiento y pude ver por fin el restaurante.

"Kei MICHELIN" decía el cartel al entrar.

Cuando entramos me quedé boquiabierta.

Prácticamente era todo blanco con adornos dorados, era precioso.

Yo nunca fui de ir a restaurantes, además que apenas como, prefiero comer algo liviano en mi casa mientras leo un libro o miro alguna serie.

Además, no es que me agrade mucho la idea de comer frente a la gente, me parece algo incómodo.

Él habló con un mesero y rápidamente nos guió hacia una mesa para dos.

En la mesa habían dos copas de champán y dos platos vacíos.

El pasó junto a mi y me tendió la silla para que me pudiera sentar.

-Ya tenías todo preparado, ¿eh?-Dije sonriendo. Tiré mi melena hacia atrás.

-¿Qué te puedo decir?-Se encogió de hombros-Soy un chico al que le gusta que esté todo en orden.

-Que casualidad, yo soy una chica a la cual le gusta que esté todo en orden.

-Ya ves, somos parecidos.