CAPÍTULO XX

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•El libro•

Capítulo 20

Alessia Pellicer.

¿Un libro? No lo entendía.

—Es para ti—Pronunció un poco ¿tímido?—No lo he sacado aún, y creí que te iba a gustar la idea de ser la primera en leerlo.

Abrí los ojos tanto como pude, ¿de verdad esto estaba pasando? ¿De verdad él me había regalado un libro que nadie había leído?

Y pasó lo que no quería que pasara, me puse a llorar.

Sin poder evitarlo, lágrimas rodaron por mis mejillas, me sentí un poco avergonzada.

—¿Estás bien? ¿Por qué lloras? ¿Acaso no te gustó la sorpresa?

Limpié mis lágrimas y me sentí avergonzada.

¿Saben? Uno cuando lo tiene todo, no se suele emocionar por regalos; pero este no era el caso, yo estaba tan emocionada, no podía creer que él se había acordado de mí, y me había regalado un libro para ser la primera en leerlo.

—¿Me lo dices en serio?

Se acercó y me abrazó fuertemente.

—Claro que sí, francesa.

Lo abracé aún más fuerte; y sin poder evitarlo, mis lagrimas comenzaron a mancharle su camisa.

Me alejé un poco avergonzada, pero muy emocionada por lo que había ocurrido.

—Lo siento—Dije mirando su camisa llena de lagrimas.

Él miró hacia esa dirección y sonrió.

—No te preocupes.—Dijo acariciando mi mejilla.

Y fue raro, era como si nos conociéramos de toda la vida, que ya sabíamos nuestros secretos, nuestros sueños. Me sentí tan cómoda con él, que ni siquiera sabía qué hora era.

—Esa camisa debe valer lo que vale mi casa y ahora está llena de maquillaje, lo siento—Giré la cabeza, un poco avergonzada.

Él tomó mi mentón e hizo que lo mirase a la cara.

—Ey, no digas eso—Sonrió con calidez—El dinero va y viene, los momentos así no, y sinceramente me alegra mucho haberte conocido, y aunque nos queda mucho por saber el uno del otro, me encanta que de a poco nos vamos conociendo y sabiendo la historia de cada uno, porque es obvio que no todo es de colores.

Sonreí, y me sentí estúpida, no sé por qué.

—Realmente no puedo creer estar frente a ti y que me estés contando todas estas cosas.

Él titubeó.

—¿Por qué lo dices?

Hice una mueca de ironía.

—Pues, eres mi escritor favorito, y no es por subirte el ego, pero jamás creí que te vería en persona, imagínate ahora como me siento al estar aquí.

Se le escapó una carcajada.

—Pues sí que me subes el ego, ¿eh?

Le di un mini puñetazo en el hombro.

—Si que eres capullo, ¿a qué sí?

Levantó las manos en modo de rendición.

—Vale, me rindo—Hizo como si estuviese triste—No queremos hacer enojar a la dulzura de la francesa, ¿verdad?

—Te recomendaría que no, yo enojada soy lo peor.

—Mmm, yo no creo eso—Tocó mi mejilla con ternura.

—Te lo aseguro, tanto así que una vez que me enojé tanto, rompí 8 lámparas de mi casa.

Actuó sorprendido.

—Así que tenemos a una chica ruda por aquí, pues que genial que sepas defenderte.

Y ahí se me empañaron un poco los ojos.

—Bueno...ya con defenderme no, no sé cómo actuar en momentos de violencia hacia mí.

Se sorprendió.

—¿En qué momento te has visto violentada?

Y me arrepentí de haber dicho eso, porque sí, me quería abrir a él, pero no podía decirle eso que tanto me dolía recordar.

—O sea, no lo digo por haber vivido un momento de violencia, sino de que no sabría cómo actuar en un caso hipotético, jamás me vi en la necesidad de defenderme de alguien.

«mentirosa»

—Mejor entonces—Se calmó y sonrió otra vez, enamorándome con esos ojos tan preciosos.—¿Quieres saber que fue lo peor que hice en un momento de enojo?

Lo miré y me asusté un poco, a ver, podría ser cualquier cosa, pero si era algo en contra de alguien no sé cómo respondería a eso.

—Dime—Tragué saliva.

—Le rompí el brazo a un tipo—Me aparté, un poco asustada.—Pero no pienses mal, lo hice porque se lo merecía.

Y ahí me surgió la duda, pero no sabía si era lo más prudente preguntarle qué había pasado y por qué era tan grave como para romperle el brazo a un chico.

pero lo hice, porque, a ver, si que tenía curiosidad, y ya me había tirado la piedra.

—¿Qué hizo?

Suspiró y se sentó, yo hice lo mismo a su lado, el sofá era grande, por lo cual cabíamos los dos a la perfección.

—Trató de violar a mi hermanita pequeña.

Silencio, después de lo que dijo ninguno dijo nada, quedé boquiabierta y se notaba que le afectaba el tema porque se le empañaron los ojos.

No sabía que decir o hacer, se me salió una lágrima, la cuál él vio y me la quitó al segundo.

—Lo lamento mucho—Traté de decir, pero mi voz me jugó una mala pasada y se me rompió al final de la frase, y rompí el lágrimas.

—Oye, tranquila—Sujetó mis hombros, los cuales subían y bajaban rápidamente—Él era un hijo de puta, intentó aprovecharse de ella por tener 15 años, pero no contaba con que su hermano mayor lo mataba si le hacía algo. Mi hermana es lo más lindo que tengo, y yo mato por ella, si ese hombre hubiese logrado lo que él quería, estaría muerto, te lo aseguro.

Yo seguía llorando, no sabía que decir, pero ese tema me tocaba, y me tocaba mucho.

—No llores, ¿vale? Yo sé que es un tema que no muchos saben tratar, pero te aseguro que ese hombre está preso y pudriéndose en la cárcel, mientras mi hermana brilla en el baile.

Abrí los ojos un poco asombrada.

—¿Tu hermana hace baile?—Intenté decir, pero mi llanto hacía que todo fuese más difícil.

—¿Qué si baila? Es la mejor, tiene 17 apenas, pero ha ganado muchos premios en el baile, y espero que siga con eso.

Yo sonreí como pude, pero sabía que no me iba a poder calmar, porque sentía mi cuerpo entero temblar, sentía que me faltaba el aire.

Sí, me estaba dando un ataque de pánico.

—♡—

Holaaaaaaaa

Espero que el capitulo les haya gustado.

No se olviden de votar y comentar, me ayudan mucho con eso.

Recuerden que el libro es un borrador, y que podrán encontrar algun error.

En fin, ¡Nos vemos!

Los ama

Julieta 🌼

¿Y si te digo que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora