CAPÍTULO XXXI

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¿Borracha?•

Capítulo 31
Alessia Pellicer

Suspiré y apagué el teléfono, bajando la mirada, ni siquiera sabía dónde estaba Tammy, joder.

¿Cuánto había tomado? Sentía la cabeza a punto de estallar.

Salí del baño, con el estómago revuelto, y decidí salir a tomar aire.

Cuando salí, el frío volvió a abrazarme, azotándome el rostro. Me sentí peor, no recordaba que el aire frío duplicara la borrachera.

Giré la cabeza, desorientada, intentando buscar a Tammy. Lo que claramente fue una total estupidez, sabía perfectamente que ella estaba dentro.

Vi a un grupo de personas charlando y fumando, no pude evitar sentirme atraída por el olor tan familiar del cigarrillo.

Me acerqué al grupo de chicos y me atreví a hablarles, aunque, sabía que si hubiese estado sobria en ese momento, eso no hubiera pasado jamás.

Miré a uno de los chicos.

—Em, hola—Al segundo de abrir la boca, tenía todos los rostros de esas personas mirándome, atentamente. Pero yo no sentía ningún tipo de vergüenza—Quería saber, si tendrían un cigarro que me den, si no es mucha molestia.

Uno de los chicos, sonrió y me tendió un cigarrillo y un mechero, agradecí con la cabeza y procedí a encender el cigarro.

Cuando el humo llegó a mis pulmones, suspiré sonoramente. Era un sabor tan familiar, el cual extrañaba tanto.

Yo me había propuesto a dejarlo hace un par de años atrás, pero generalmente cuando me emborrachaba, no podía evitar sentir la necesidad de fumar. Me hacía sentir tan bien.

Había comenzado a fumar tabaco cuando tenía a penas quince años, no me sentía orgullosa, para nada, pero sabía que, aunque fuera algo dañino, me había ayudado a sobrevivir cuando vivía en un infierno.

Una historia larguísima, que claramente no quería recordar en ese momento.

Moví la cabeza, ahuyentando cualquier pensamiento que me hiciera perder la razón.

Me concentré en la conversación de esas personas, mientras daba un par de caladas al cigarro.

El cuál me había hecho marear más de lo que estaba, así que me recosté sobre la pared detrás de mí, sin soltar el puro, claro.

Seguí con lo mío, hasta que escuché una voz alzándose a lo lejos.

—¿Alessia?—Oí una voz familiar a lo lejos.

Cuando miré, maldije por lo bajo, mientras veía a Alex acercándose a mí, su expresión mostraba un claro descontento.

Cuando se posó frente a mí, me miró de arriba hacia abajo, algo de lo que vio lo hizo tensarse y apartar la mirada hacia mis ojos, apretando los dientes.

—¡Hooola!—Empecé yo, intentando despegarme de la pared, pero me resultó bastante difícil hacer eso.—¿Qué no me has escuchado? ¡Te he dicho que no vengas por mí, estoy bien cuidada!

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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