CAPÍTULO XI

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Confusión•

Capítulo once.

Alessia Pellicer.

No pude reaccionar, me tomó fuertemente del mentón y estampó sus labios con los míos.

Quería apartarme, pero su agarre era demasiado fuerte, ni aunque lo intentara lograría soltarme.

Terminé cediendo y devolviendo el beso. Sus labios se movían lentos y dulces

Me sujetó aún más fuerte del mentón y profundizó el beso, no sabía por qué estaba haciendo esto, pero ya no me podía apartar.

Por fin se alejó de mi boca y me sorprendí al verlo darme un beso rápido en los labios.

Abrió los ojos de par en par, como dándose cuenta de lo que acababa de hacer.

—Yo....lo siento, no....—Colocó una de sus manos en su cabeza, estaba avergonzado.

—Da igual.

—Lo siento si te ha incomodado, no he podido controlarme.

—Lo entiendo.—Sonreí y un destello de alivio cruzó por su mirada—No te disculpes, de verdad.

—Entonces, ¿No estás enfadada?

—Claro que no, me tomaste de sorpresa, es solo eso. No te preocupes.

—Vale, me quedo más tranquilo.

Volví mi vista al mar. Era tan hermoso, tan relajante, tan tranquilo, como el Alma de mi hermanita Emma.

Hay veces en las que le echo de menos, no, siempre la he echado de menos y siempre lo haré. Porque era mi hermanita pequeña, la ultima persona en este mundo que merecía todo lo que le pasó.

Ella....ella era un Ángel, eso es, un Ángel.

—¿Qué tienes?—Preguntó Eros, al ver que mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Es solo...solo—No podía hablar, no se lo iba a contar.—El mar me pone algo sentimental.

—Oh, lo siento si este no ha sido el mejor lugar para traerte, podemos ir donde quieras.

—No, no, es perfecto, gracias.

Frunció los labios, pero acabó por entenderme, pasó su brazo por mis hombros.

Lo miré extrañada, pero al ver su expresión tranquila me tranquilicé y coloqué mi cabeza en su pecho.

Esto podría ser incómodo, pero estaba mal, el hecho de que haya dejado a una persona ver más allá de mi me hace saber que estaba rota.

Nunca me ha gustado que la gente me vea de esa manera, tan frágil, tan vulnerable.

Inspiré fuertemente y cerré los ojos un momento.

—Linda—Me llamó la atención Eros, lo miré—¿Segura de que estás bien? Te veo........extraña.

Lo estaba.

¿Y si te digo que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora