Lengua
Greg tiene una fijación especial por el cuerpo de Mycroft, ama cada centímetro de él, desde el inicio de su bonito cabello cobrizo hasta la punta de sus pies. No es como si pudiera explicarlo simplemente lo adora, lo adora de la forma en la que merece ser apreciado, con cariño, con deseo y con respeto, así que constantemente vive lanzando alabanzas a su querido amor con la esperanza de que Mycroft algún día lo crea por completo.
...
Greg besa a Mycroft lento, no hay prisa, puede sentir como el beso de intensifica poco a poco y sus lenguas comienzan a explorar la boca del otro. Se mantienen abrazados, lo más junto que sus cuerpos pueden estar quieren compartir calor corporal y volverse uno entre sus toques y caricias.
La mano de Mycroft se suelta y viaja con ligereza hasta la cabeza de Greg donde empieza a jugar con su cabello, enredando sus dedos y separando algunos mechones, todo con la delicadeza que le caracteriza cuando hace alguna cosa. Greg se relaja con el pequeño masaje y empuja más a Mycroft en su beso haciéndolo soltar un pequeño ruido de placer. Cuando la respiración de Holmes se vuelve un poco errática Greg teme avivar de alguna forma su asma así que a su pesar se aleja pero aprieta el abrazo enterrando su rostro en el cuello del otro hombre, respira ondo y la felicidad que hace su corazón saltar de emoción lo mantiene tan vivo en ese precioso y efímero momento. Ama a Mycroft realmente lo quiere y desea que el tiempo les alcance apara enamorase más cada día.
Es el pelirrojo quien rompe el abrazo para mirar los ojos de Greg, llenos de anhelo y complicidad, no entiende cómo puede ver el mundo entero en ese par de orbes castaños, pero no importa, nada importa, aún si el mundo perdiera su sentido Mycroft siempre lo encontraría en el rostro de su amado Gregory.
Greg deja que sus manos se deslicen con ternura sobre las caderas de Mycroft y hace presión ahí, luego susurra en su oído "Deberíamos llevar esto a nuestra habitación". La voluntad de Holmes se quiebra como una fina capa de hielo, su rostro se calienta, sus piernas tiemblan. Deshace el abrazo para tomar la mano de Greg y entrelazar sus dedos, da un leve tirón al hombre y camina a la par hasta el cuarto en donde entran un poco ansiosos.
El lugar es oscuro en todo sentido, las enormes y gruesas cortinas bloquean la luz de las ventanas aún si el día está en pleno apogeo de la tarde, así que Mycroft prende la luz mientras sus dedos se tambalean en la pared tratando de encontrar el interruptor. Estando dentro Greg lo besa de nuevo acunando su rostro entre sus palmas, al mismo tiempo el lo empuja poco a poco hacia atrás para lograr que se siente en el borde de la cama, enseguida la ropa estorba y quema, Lestrade le quita el saco a su amado y desabrocha su chaleco mientras lo besa por todo el rostro; Mycroft ríe cuando uno de esos besos cae sobre su ceja izquierda.
La calma, la paz que el corazón de un hombre que había perdido la esperanza de encontrar a su pez dorado en un océano eterno es como curar una herida con amor, con delicadeza, Mycroft está tan enamorado que ha bajado la guardia en todo momento, incluso si Greg decide lastimarlo ahora, él no podría defenderse, ha entregado su sumisión entera a un hombre, al hombre perfecto y lo sabe porque los besos continuos hacen su corazón volverse arritmico, enrojecen sus mejillas, causan placer culposo.
Solo son minutos pero Holmes ahora está tratando de liberarse de su camisa y sus pantalones, todo mientras observa a Greg sacarse la ropa y le sonríe, luego se acomoda en el centro de la cama esperando a que su amante se una a el segundos después.
La lengua de Greg es talentosa, hace gemir a Mycroft con un beso común, así que tenerla en su cuello le quita la claridad de todo, ama que toquen su cuello, incluso después de dos años de horas incansables haciendo el amor ese simple acto siempre avivara el fuego en su interior, ese que lo hace temblar. Siente los labios ajenos recorrer su clavícula, delinearla, la nariz de Lestrade enterrada en su pecho aspirando los rastros de perfume que ha quedado impregnado en su blanca piel.
Greg lame su pezones, los muerde un poco y Mycroft no puede evitar arquear su espalda y jadear con plena felicidad. La lengua de Lestrade recorre su cuerpo de arriba a bajo con completa dedicación, chupando y lamiendo cada parte que hace a Mycroft temblar.
Greg besa los costados de su amado y Mycroft se estremece soltando un suspiro y sonriendo por la ligera sensación de cosquillas que invaden, Lestrade se da cuenta y también sonriendo deja dos besos más ahí sintiendo las manos ajenas empujarlo y la risa alegre fluir bajo su tacto.
—No hagas eso —Menciona Mycroft con diversión
—No sabes lo mucho que me gustaría verte reír a carcajadas amor, pero eso será después. Ahora solo quiero hacer otras cosas
—Ven aquí
Greg se acerca a la cara de Holmes y se besan de nuevo tratando de controlar sus respiraciones ansiosas mientras se susurran "te amo" una y otra vez. Cuando se separan ambos se miran con los ojos entrecerrados, no pueden evitar perderse entre las cruces de sus pestañas y el color profundo de sus miradas, por un momento Greg solo puede inclinarse y abrazar a Mycroft buscando consuelo, su pareja entonces lo abraza y besa su cabello, aspirando el olor dulce de su shampoo, se quedan algunos minutos así entre el calor de sus corazones.
Con un movimiento suave Greg rompe el abrazo y nuevamente baja sobre el cuerpo de Mycroft hasta llegar a sus muslos en donde su aliento golpea con aquel miembro semi erecto que conoce tan bien, sin embargo prefiere hacerlo sufrir un poco más mientras su lengua se dirige a las piernas del otro hombre con besos que se esparcen por cada peca.
—Adoro tus piernas, son perfectas
—Son muy largas
—Más para disfrutar amor
Mycroft sonríe nuevamente y acaricia el cabello de Greg mientras esté se inclina ante el toque como un felino y en medio de su acción Holmes suelta un pequeño grito de sorpresa cuando Lestrade se acerca a su pene y lame un poco, continúa con esto una y otra vez hasta que que finalmente se lo mete a la boca haciendo al pelirrojo gemir con la calidez y presión perfecta envolviendo su miembro.
Con movimiento rítmicos, constantes y rápidos Greg le da placer al amor de vida, su lengua presiona los lugares correctos, el calor de su boca, la textura los roces, hacen errática la respiración de Mycroft mientras el placer y la felicidad nublan su vista sacudiendo su cuerpo.
Pequeños espasmos advierten a Lestrade sobre el orgasmo de Mycroft así que se aleja y antes de dejar espacio para aún protesta lame los testículos de Mycroft que cierra los ojos con fuerza y se corre, dejando salir su eyaculación sobre su vientre y una parte del cabello de Greg, sigue disfrutando de la constante estimulación que el placer se mueve por sus piernas dejándolo tembloroso y completamente sonrojado, desde el inicio de su frente hasta su pecho. Se siente avergonzado por hacer manchado a Greg por lo que puede ver pero está tan cansado por su orgasmo que prefiere cerrar los ojos intentando calmar su respiración. Pero poco a poco el sueño se vuelve insoportable, ha estado cansado está semana, este momento solo le han quitado la poco energía que tenía.
Al día siguiente fue Greg quién se despertó temprano, con los pocos rastros de sol entrando por la ventana y Mycroft durmiendo profundamente a su lado. Habían pasado horas desde su pequeño encuentro y aún podía sentir la lujuria en el aire.
Mycroft se había entregado a él y había externado comportamientos cálidos, llenos de cariño que difícilmente muestra, así que Greg sabía que tenía que ser cuidadoso con él durante las próximas horas. Esperó con paciencia a que su pareja se despertara y lo hizo media hora después, disculpándose por dormirse tan pronto, Lestrade le respondió con un beso y un abrazo.
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