Sexo en el trabajo
Mycroft escuchó los disparos y los gritos, frunció el seño con fastidio y maldijo en voz baja, se sintió enfermo de solo pensar que maldito problema debía arreglar ahora. Se levantó de su comoda silla, caminó hasta la enorme ventana, abrió las cortinas mirando hacia abajo del casino elegante, había sangre, algunos cuerpos y peleas violentas. Suspiró cuando vió a Greg golpeando a un hombre sin piedad alguna, dos minutos más y seguro lo asesina. Salió de la oficina y miró a sus guardaespaldas diciéndoles que todo estaba bien si salía a echar un vistazo. Se paró en el balcón y observó unos segundos el caos apretando la mandíbula.
—¡Gregory! —Gritó desde su posición. El hombre lo miró de inmediato con una sonrisa insegura. Mientras, todo el mundo parecía quedarse callado, las peleas cesaron y las armas fueron retiradas.
Greg no dejó que le arrebataran la pistola y corrió hasta Mycroft cómo un niño.
—Entra —Dijo Mycroft apuntando con su mano el cuarto detrás de ellos, Greg obedeció. Luego pidió a los hombres que cuidaban la puerta que se deshicieran a todos aquellos que lograron engañar a seguridad y meter armas y entró.
—¿Qué pasó ahí abajo Greg?
—Estábamos apostando, Jack perdió todo y quiso saldar su deuda con prostitutas, así que lo golpee en la nariz, el sacó un arma e intentó dispararme pero Anthea le disparó primero. Su gente se fue contra nosotros y me golpearon
—Si, me doy cuenta, ven aquí
Mycroft sacó un pequeño botiquín, ordenó al hombre a sentarse en una silla, luego llenó un poco de algodón con agua oxigenada y comenzó a limpiar las heridas abiertas en el rostro ajeno con sumo cuidado. Greg observó el rostro concentrado de Mycroft curándolo y le robó un pequeño beso.
—No te muevas
—Eres tan hermoso
—Tu eres un idiota, deja de armar este tipo de altercados o yo tendré que dispararte y créeme, no quiero hacerlo.
—Él está muerto
—Lo se
—Ya no puede molestarnos
-Era uno de mis mejores distribuidores de droga Greg, acabas de quitarme un ingreso
—El te ofendió, te comparó con una prostituta, yo le dije que tú eres mucho más caro
—Cállate —Mycroft apretó el algodón más fuerte de lo normal en una herida haciendo sisear de dolor a Greg
—Auch, eso duele
Holmes solo sonrió con malicia.
—Perdón Myc, ese tipo alardeaba con haberte follado todo el tiempo en mi cara, estaba agotando lo paciencia
—Solo pasó una vez y ni siquiera fue tan bueno. Creo que necesitas puntadas
—Una línea de cocaína y estaré como nuevo
Mycroft rodó los ojos y sacó la pistola de Greg de su pantalón recibiendo un insulto que realmente no escuchó, revisó las balas, solo quedaban dos, se irritó un poco pensando que esta mañana el la había cargado.