18

526 25 133
                                    

Juguetes

El cuerpo desnudo y tembloroso de Mycroft se encontraba tendido en su cama, las sábanas blancas se pegaban a su piel por las delgadas gotas de sudor que resbalaban tan discretas, los gritos y jadeos roncos que chocaban con las paredes eran solo vestigios de placer, tan efímeros, tan repetitivos. Algunas lágrimas, saliva y otros fluidos eran parte del acto. Mycroft sentía todo de el ardiendo en calor, el consolador enterrado en su cuerpo, manejado por sus propias manos entraba y salía con suma rapidez, rozando a propósito su próstata, haciendo sonidos obscenos mientras el lubricante chapoteba con los movimientos y se escurría para mojar la cama.

Mycroft sintió su garganta doler mientras ahogaba gemidos que simplemente no podían ser pronunciados, estaba tan excitado que en ciertos momentos prefería aguantar la respiración y disfrutar de las sensaciones sin tener que escuchar su miserable intento tomar aire y aún así una palabra escapó de aquel lío de hombre... Greg. Una y otra vez en diferentes tonos, una y otra vez acompañada de gemidos.

Mientras Mycroft se sentía en la cúspide de la felicidad Greg estaba siendo torpe abriendo la puerta de su casa mientras sus llaves resbalaban de sus manos cansadas, casi dos días enteros de trabajo sin parar siempre dejan a un hombre agotado y Greg no era la excepción, cuando por fin logró entrar se quedó parado en el pasillo estiró sus músculos un poco, sintió toda esa tensión; se quitó el abrigo, y lanzó su maletín sobre el sillón, Mycroft lo regañaría por ello pero ya habría tiempo para arreglarlo mañana, entró a la cocina y miró el refrigerador, solo había comida de días atrás, su pareja no se habia molestado en hacer las compras o en su defecto enviar a alguien a hacerlo, tampoco se preocupó por cocinar ni pedir comida, eso lo enfadó un poco pero suspiro dejándolo pasar, él mejor que nadie sabe lo demandante que puede ser un trabajo y no espera que Mycroft se convierta en un ama de casa.

A pasos lentos Greg retomó su camino a su habitación, comenzando a subir las escaleras mientras su mano derecha se agarraba del elegante barandal, apenas subió 6 de ellos y claramente pudó escuchar un sonido proveniente de su habitación, lo primero que pensó fue que Mycroft estaba en peligro, la adrenalina lo despertó mejor que las 3 trazas de café que tomó en la Yard y subió más rápido pero más sigiloso, antes de poder llegar los sonido se hicieron más claros.

Su piel se volvió pálida y una pesadez se asentó en su pecho adolorido... Eran gemidos de placer, su mente revoloteo en todas direcciones y los fantasmas de su relación pasada lo atormentaron tan de repente que no tuvo tiempo de pensar en algo más que en la reciente tristeza que le hacía un nudo en la garganta, su andar se volvió inseguro y cada parpadeo era ver a Elizabeth en su cama con otro hombre, pero Mycroft no lo haría ¿Verdad? Una de sus manos empujó la puerta semiabierta de la habitación, sus ojos vagaron un poco pero finalmente sus oídos lo pusieron al tanto de todo mientras esos gemido a los que tanto había temido se mezclaban con el llamado sedoso de su nombre. Mycroft no era infiel, solo se estaba follando a si mismo, la avalancha de emociones mareó un poco a Lestrade, es algo complicado pasar del cansancio, al enfado, al miedo, a la tristeza y finalmente la excitación en menos de una hora y exigir seguir como si nada hubiese pasado.

Los ojos de Greg divagaron ante la escena pero no tuvo el valor para hacer notar sus presencia cuando era claro que estaba disfrutando inmensamente del espectáculo. Se recargó en el marco de la puerta y observó un poco más.

Mycroft se retorció llorando ligeramente y enterrando la cara entre las almohadas, su muñeca dolía de moverse tan repetidamente sobre el consolador pero su orgasmo valía más que una mano cansada, podía sentirlo floreciendo dentro de él. Un leve cambio de posición le dió a Mycroft una vista periférica más amplia de su cuarto y entonces lo notó, como un destello fugaz, la sonrisa viciada de Greg, llena de deseo y lujuria. Detuvo todo y con la respiración sumamente agitada miró a Greg con los ojos entre cerrados y la boca un poco abierta.

Smuttober (Mystrade) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora