Posiciones divertidas
Au Profesor/Alumno
Los personajes son mayores de edad en este capítulo.
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Mycroft lleva meses con la cabeza en las nubes y sus ideas dispersas, eso lo frustra porque por lo general tiende a ser una persona bastante racional, "pensar antes de actuar" es como su lema de vida. Pero tal vez está ocasión no le sirva de mucho. El da clases de historia en la universidad y hay un alumno en último grado, está apunto de graduarse y su nombre es Greg Lestrade, Mycroft sabe que Greg es descarado con todas esas miradas y sonrisas sueltas que a a veces le dirige estando en clase.
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Greg empuja a Mycroft con fuerza dentro de la oficina, camina hacia el y lo besa desesperado, sus alientos se entrecortan y sus cuerpos hacen lo posible por respirar entre jadeos, sus lenguas se unen y es Greg quién tiene el control, luchando por el dominio de la boca del otro hombre, empujando, inmovilizando.
Ambos comienzan a restregarse con el otro, sus erecciones ya se notan y se ven ajustadas en la ropa que están usando. Buscan fricción moviendo las caderas y el placer que obtienen enloquece su juicio. Es beso se acaba y sienten que su cerebro ha perdido claridad por los abrumador que es la falta de oxigeno.
Las manos de Mycroft se aprietan en la tela de la camisa de Greg en la altura de sus hombros, y las manos de Lestrade tocan y rozan a propósito la entrepierna del pelirrojo, viajando obsenamente entre sus muslos y apretando las partes con más piel.
El calor crece, ellos lo sienten, con sus rostros rojos y el nacimiento del sudor en sus frentes, entonces la ropa estorba, quieren quitar todo. Greg quita el saco de Mycroft, luego su chaleco y camisa, antes de tirar al suelo está última, la acerca a su rostro y la huele a profundidad, es un olor caro y sexi. La boca de Greg se ocupa de nuevo y ahora está buscando el cuello de su profesor para morder y marcar, como si aquellos instintos que solo le pertenecen animales se apoderan de sus acciones.
Holmes grita por la estimulación que recibe a lo largo de su clavícula, sin duda es una zora erógena con la que ama experimentar, el cosquilleo va por cada una de sus extremidades y termina en un nudo en su garganta que bloquea cualquier sonido que quiera emitir en el momento.
Lestrade se mueve rápido, sus dedos ya están acariciando los pezones del otro hombre con parsimonia hasta dejarlos enfurecidos. Unos momentos después se separa y como un pintor que puso su alma en su trabajo contempla su obra maestra. Es Mycroft sonrojado en su máximo punto, respirando con dificultad, sin camisa y con una erección enorme. Sus piernas tiemblan y sus manos se recargan en el escritorio para no caer al suelo por el deseo. Nuevamente se acerca y toma la muñeca de Holmes para que esté lo siga, luego lo arroja contra la fría pared, no con tanta fuerza pero si con firmeza, sacando una pequeña queja del pelirrojo. Greg se aproxima y con una mano aprisiona las dos muñecas ajenas sobre la cabeza de Mycroft y lo besa de nuevo, la mano libre serpentea hasta la bragueta y los botones del pantalón de vestir los desabrocha y entonces sus dedos exploran poco a poco por sobre la tela de la ropa interior.
El aliento de escapa de la boca de Mycroft entre cada beso. Su respiración es un poco forzada y todo de el empieza a sentirse más caliente de lo normal, se puede ver directamente en su rostro enrojecido.
Greg por otro lado también tiene las mejillas rosaceas. Su frente brilla por la fina capa de sudor que se extiende y el cabello despeinado y rebelde se mueve libre entre cada acto.
El beso continúa pero también el jugueteo de las manos traviesas de Greg que frota y estimula todo lo que puede. Finalmente libera a Mycroft. Entonces baja los pantalones y Mycroft hace el esfuerzo de quitarselos por completo junto a sus zapatos, luego los arroja lejos, sobre alguna silla en el rincón de la oficina. Greg desabrocha su propia bragueta y se toca, tal ves solo dos minutos antes de despojarse igualmente de su ropa, ambos deja un desastre en el suelo.
De nuevo Greg mueve a Holmes para que esté de espaldas frente a él, el rostro de Mycroft queda mirando a la ventana que da al patio de abajo, la ventana solo está cubierta por una fina cortina que seguramente deja ver las siluetas de ambos si alguien se detiene a prestar atención. Lestrade abraza la cintura de su profesor y la jala hacia arriba para dejarlo inclinado y a su merced.
Se separa, solo unos momentos, busca su pantalón y encuentra dentro del bolsillo izquierdo una pequeña botella de lubricante, la abre y en lugar de mojar sus manos riega el espeso líquido en la curva de columna de Mycroft observando como el hombre se estremece y como el chorro del producto baja, deslizándose hasta la entrada y más allá de sus muslos, un charco diminuto se forma bajo las piernas de Holmes.
Lestrade mete dos de sus dedos, lento pero sin aviso. Disfruta de tener a alguien más retorciéndose bajo su tacto. Acerca su nariz a la cabeza de su contrario y aspira el olor de sus shampoo mientras sigue abriéndolo como puede.
Las piernas de Mycroft ya no pueden, su vista está tan llorosa que no cree que valga la pena dejar abiertos los ojos, quiere caer al suelo de rodillas, quiere recuperar el control que Greg le ha quitado, pero no puede, irónicamente disfruta más en la posición de sumiso o tal vez solo es el hombre que lo está destruyendo. Justo cuando siente que está avanzando si orgasmo, el movimiento se detiene y gimotea desesperado, su protesta es atendida en seguida y siente a su alumno entrando en su cuerpo, duele tan pero tan bien.
—¿Te gusta no es así, cariño?
Antes de poder decir que si, los dedos de su pareja sexual entran en su boca y lo callan, así que se dedica solo a disfrutar de cada estocada que empuja todo su cuerpo a ser presionado con la ventana.
Greg gime abiertamente, no es alguien que se contenga, siente su pene tan apretado por la suaves paredes de Mycroft que cada que entra en el es una oleada de placer más intensa que la anterior, sus testículos están tan sensibles por el movimiento que sabe que no durará más de cinco minutos más. Su garganta se raspan con cada gruñido, con cada pequeño grito ahogado y duele como si estuviera enfermo, pero las sensaciones tan satisfactorias reemplazan cada malestar. Sus caderas están cansadas, sus brazos se envuelven cada vez más fuerte en el cuerpo del pelirrojo y justo cuando está dispuesto a tomar un respiro se corre.
Mycroft lo siente, este chico tan joven está llenado su interior. Es ese pensamiento lo que lo hacen llevar su mano a su miembro y masturbarse solo un poco antes de también terminar en medio de un sollozo. Greg se aleja de el y en seguida siente el semen brotando de su entrada para unirse junto al lubricante en el suelo, aún así todavía se siente tan lleno, tan cansado y tan feliz que lo único que puede hacer es caer en sus rodillas y respirar con dificultad. Lestrade se une a él y lo ayuda a sentarse bien, luego lo besa, en los labios y en la frente. Debe verse ridículo, el ya es un adulto, Greg todavía está descubriendo lo que es ser un joven adulto, pero lo disfruta, ese cuidado le la paz.
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Me desvíe de la idea original sorry.