Beso blanco
Mycroft era un hombre profesional, claro que lo era y respetaba su trabajo tanto como a sus clientes, pero había algo en este hombre que estaba nublado su juicio. Mycroft estaba seguro que los roces entre sus manos las sonrisas descaradas y el cruce de miradas constante no venían en un tono realmente amistoso, algo no estaba bien pero sea lo que fuese a él no le molestaba en absoluto.
Greg era un adulto atractivo, de buen cuerpo y educado, y a Mycroft le gustaba un poco, tal vez más que solo un poco, sin embargo el hombre estaba a punto de casarse con una mujer y Holmes solo estaba ahí para organizar su linda boda, no para ser una especie de roba maridos sin vergüenza, así que tuvo que tragarse sus sentimientos y trabajar.
Al ser una boda Mycroft pensó que con quién más tendría que trabajar era la novia, por lo general son ellas quienes eligen cada detalle, mientras que el novio solo está ahí para asentir y confirmar, pero está parecía ser una excepción un poco curiosa, la mujer realmente no parecía muy involucrada, le gustaba dar su opinión sobre algunos colores y diseños del pastel pero en cuanto respecta a otros asuntos parece tener una idea un poco vaga, por otro lado el Greg quien parece conocer de pies a cabeza la mente de su futura esposa, sabe que flores le gustan, que adornos y que diseños estaría dispuesta a elegir, así que es él quien toma más decisiones al respecto, en consecuencia pasa más tiempo con Mycroft siendo que algunas veces su prometida no lo acompaña, entonces suceden esas cosas, Greg invade su espacio personal aparentando inocencia y Mycroft piensa que no se ha dado cuenta que sabe perfectamente que lo hace a propósito, pero él no se aleja, nunca se aleja.
Hay otras cosas que lo hacen dudar de que es lo que Greg quiere realmente, como aquella vez que mientras Mycroft le mostraba texturas para los sobres de las invitaciones Greg no dejaba de mirarlo con una sonrisa suave, ni siquiera estaba prestando atención a los sobres, o cuando eligieron el color de los manteles para la recepción y Lestrade rozó una de sus manos para luego agregar el comentario "Es tan suave... El mantel claro". Mycroft por su parte sabe que hace mal con su actitud de no establecer ningún límite profesional, porque muy en el fondo sabe que quiere esto, pero es tan injusto para esa mujer que seguramente confía ciegamente en su prometido. La presión es tanta que una noche Mycroft está a punto de llamar a la pareja para decirles que no puede seguir planeando su boda, pero eso sería cruel con el tan poco tiempo que queda, no está seguro de que puedan conseguir otro wedding planner tan rápido, así que sigue a adelante intentando que sus sentimientos no se interpongan demasiado.
—Okey, Gregory, estamos con los últimos detalles de los centros de mesa, tu prometida quería flores naturales así que necesito que escojas únicamente tres tipos de flores que adornarán el centro, aquí tienes las opciones —Dice Mycroft mientras le da algunas fotos para que él decida
Greg observa todas las fotos y finalmente su vista de detiene en una de ellas.
—¿Peonías?
—¿Qué? —Pregunta Mycroft acercándose a mirar la imagen —Oh, lo lamento, debió colarse entre todas las demás, es cierto que son hermosas pero un poco costosas y no florecen en esta época del año, me disculpo por el error —Dice mientras retira la foto
Peonías rosas piensa Mycroft, prácticamente simbolizan el amor y el matrimonio, pero también el amor a primera a vista, el amor entre dos personas que no se conocen del todo, hay más colores y Mycroft sabe cada significado de memoria, desde el amor puro hasta el amor imposible, todo esto se siente como una maldita broma. Esta tan inmersos en sus pensamientos que nunca se da cuenta de la forma en la que Greg lo está mirando.
—Mycroft
—¿Eh?
—Eres una persona muy atractiva, he pensado eso desde el momento en el que te conocí, tu ojos son tan azules, jamás había conocido a alguien con ese tono y se que tu cabello es pelirrojo bajo todo ese tinte negro que te gusta usar, bajo el sol lo rojizo de ti cabello aún se ve un poco