Masturbación
Ellos están comprometidos desde hace una semana, fue en una cena discreta e intima. Mycroft sacó del bolsillo de su pantalón una bonita caja aterciopelada color azul con el anillo de compromiso más bello que Greg alguna vez vió, de plata, con grecas y algunas delicadas flores grabadas de forma precisa en la parte exterior y un pequeño poema en francés en el interior, además de un discreto diamante con un brillo peculiar y delicado.
Mycroft lo planeó poco pero lo pensó demasiado, la noche en sí era bella y pacífica, con las estrellas brillando fuera de sus ventanales y con la luna iluminando gran parte de su velada en su fino comedor.
—Gregory ¿Estás disfrutando la cena?
—Oh sí, bastante— Habla mientras corta la carne en su plato
—Esta noche yo... Creo que es bonita
—Como tus ojos
—¿Qué?
—Como tus ojos, son como azul noche cuando hay obscuridad, reflejan la poca luz de luna que hay
—Eso es muy dulce de tu parte querido—Dice y Greg le sonríe complacido— Bueno, continuando, me gustaría decir que aprecio bastante el tiempo a tu lado, ha sido muy grato experimentar nuevas sensaciones contigo
Mycroft jugueteó con la caja acariciándola con la punta de sus dedos una y otra vez antes de finalmente sacarla.
—Encantado de ayudar a adaptarte amor
—Yo... Me preguntaba si tal vez tú, quiero decir, sé que no será fácil intentarlo de nuevo para ti, aún así tal vez considerarías... —Y en medio de tanto movimiento el anillo salió rodando de la caja para terminar directamente debajo de un mueble de vinos y otros licores
—Oh, eso era...
—Aah, no, es decir si, lo lamento, lo lamento, no era mi intención que sucediera así, yo pensaba arrodillarme y tenía...—Con rapidez Mycroft sacó algunas fichas del bolsillo interno de sus saco
—Oye, Mycroft
—Greg...
—Si
—Pero yo... ¿Cómo?
—Si
—Se suponía que debía ser más romántico
—Tenemos toda una vida para ponernos románticos cariño
Greg se levantó dejando la cena a medio a comer sobre la mesa, se acercó a Mycroft y lo besó con lentitud poniendo sus manos en el pecho de su pareja para sentir sus corazón latiendo rápido y firme, ambos cerraron los ojos, la oscuridad que se cierne sobre ellos, las sensaciones de satisfacción por un beso, el profundo sentimiento de amor, todo es como detener el tiempo y quedarse enredados en un solo lugar por la infinitud de algunos segundos.
...
Algunas prendas sueltas se quedan en el pasillo, tal vez una corbata, un saco, solo un par de zapatos, realmente ninguno está muy seguro, no cuando no puedes despegar sus manos del otro tratando de tocar su piel.
Mycroft está sonrojado, su rostro brilla con deseo y calor, sus pupilas son tan oscuras que parecen haber opacado sus ojos, sus manos tiemblan un poco intentando remover la ropa de su amante de forma torpe.
Ambos caminan en diferentes direcciones, parecen bailar por toda la sala mientras se besan y se acarician sin ninguna prisa, finalmente caen en el sofá con gracia en donde continúan su acto de arrebatar botones uno por uno, de quitar cinturones, chalecos, camisas con el aliento frío y el corazón cálido.
Mycroft ya está jadeando un poco seguramente con la respiración corta por toda la energía que le roban los besos. Su mente está inquieta, en un buen sentido, sus pantalones empiezan a apretar más a cada segundo por sus pensamientos poco decentes sobre su prometido. "Prometido" es una palabra que lo pone aún más caliente. La pierna de Greg está moviéndose, escalando entre sus muslos hasta su erección y hay roces pequeños que hacen sudar de anticipación a Mycroft.
Greg lo siente, el calor subiendo por su torso hasta sus mejillas y la felicidad de una nueva etapa con su pareja le da un impulso bastante agradable. El sigue con los besos, besos que bajan entre la boca, la barbilla y el cuello de Mycroft, la camisa está lejos, colgando de alguna silla y su pecho blanco se mira subiendo y bajando, sus pantalones con la bragueta abierta parecen aliviar un poco la presión y sus brazos tocando su frente sin intervenir crean una vista demasiado satisfactoria, Greg piensa que este hombre es hermoso.
Holmes por fin reacciona, sus dedos temblorosos quitan su pantalón hasta dónde puede, hasta las rodillas, grefg le ayuda con el resto ahora está completamente desnudo y vulnerable debajo de su futuro esposo.
Lestrade toma entre su mano el miembro del otro hombre y da una caricia suave que le arranca un pequeño grito ahogado a Mycroft. El se agacha y lo toma entre su boca, solo veinte o treinta segundos, luego regresa a su tarea de tocar. Sus manos son algo ásperas pero recorren sin problema toda la longitud, de arriba a abajo.
Mycroft se está desmoronando retorciéndose entre los estamos de placer que experimenta, se siente tan bien que Greg se supone lo cuide.
La mano de Greg se vuelve más rápida y sin aviso la palma pasa por la punta del pene haciendo presión y dando un giro firme con la muñeca, Mycroft grita y luego se cubre la boca con vergüenza, pero no hay tiempo de disculparse. Los dedos de la otra mano recorren sus testículos y hacen presión en el perineo luego repiten su camino.
Las sensaciones están acumulándose en el vientre de Holmes quien solo puede gemir desesperado, ya no hay raciocinio, no hay claridad, solo líneas borrosas de la realidad, todo es demasiado.
Las ventanas están abiertas, la noche está entrando, probablemente estarían preocupados pensando que alguien puede observarlos pero es una fortuna vivir lejos de la sociedad, a veces la intimidad que ofrece estar tan solos es una pequeña bendición para hacer lo que se les plazca.
Finalmente en medio de un movimiento de Greg es que Mycroft se corre con fuerza, su semen mancha el brazo de su pareja y se escurre entre su estómago, si respiración entrecortada empezar a regularse y una sonrisa es lo único que puede otorgar en ese momento.
Los segundos pasan entre un abrazo sucio y cuando Mycroft ha bajado de su nube después del orgasmo está seguro de que puede chupar a Lestrade hasta darle término a su erección y lo hace. Ambos saciados y felices vuelven a su habitación, mañana buscarán el anillo perdido.