Un lugar público
Mycroft se movió rápido, evitando a las personas que lo rodeaban con elegancia y porte, disculpándose cortésmente al cruzarse en su camino, sus ojos angustiados buscaban la salida más cercana y sus corazón acelerado parecía querer escapar de su pecho. Toda la noche ha sido un desastre, uno que no sabe cómo controlar, uno que se desmorona entre sus manos y son aquellos los que más nervios le causan. El ligero dolor de estómago se asienta en su cuerpo con incomodidad y una parte su cabeza punza de coraje, la ex esposa de Greg realmente fue descarada, grosera y malvada.
Las fiestas llenas lujo que se organizan por personas de poder son todas tan similares, la gente rica no tiene un factor sorpresa con que impresionar la mayor parte del tiempo porque su personalidad es únicamente tener dinero, sin embargo hacer uso de tu presencia en aquellas pretenciosas galas es motivo de respeto e intercambios sociales casi siempre beneficiosos. Mycroft asiste a ellas de vez en cuando, salir al mundo para que vean su rostro voltea mucha cartas a su favor; sin embargo desde hace dos años no lo hace solo, su pareja, Greg siempre está a su lado.
Es un poco sorprendente pensar en como un inspector de Scotland Yard tiene tanta buena fama con personas muy por encima de su posición social, pero al igual que Mycroft todos están encantados, Greg es alguien amable y con carisma suficiente para desviar la atención de su cuenta financiera para enfocarse en lo brillante de su personalidad, siempre tan recto y divertido cuando la situación lo amerita, refinado y aunque todavía pelea un poco con especificos modales, ciertamente será perdonado en cuánto suelte una calida sonrisa.
Esta noche prometía a ser productiva de cierta forma. Greg y Mycroft eran por mucho la pareja de la velada, siempre llamando la atención y llevándose los elogios de los presentes. No fue hasta las 11:24 PM que la calida sensación de Mycroft se esfumo de su pecho y fue reemplazada por angustia pura. La ex esposa de Greg se encontraba entre las personas y el tumulto como la cita de un discreto dueño de algunos edificios en el centro de Londres, con un vestido negro, y el cabello recogido, bebiendo champaña cómo si de agua se tratase. Para Holmes divisarla hizo que frunciera el ceño y una extraña molestia se asentara en su garganta, tragó saliva intentando eliminarla. Casi a final de la noche fue entonces que ella arrastrando los pies se paró a un lado de Mycroft en cuanto lo vió solo y con el aliento oliendo a alcohol lo saludo de una forma un poco brusca.
—Señor Holmes, que gusto encontrarlo de nuevo
—Señorita Elizabeth
—¿No más señorita Lestrade?
—Ha disuelto su relación con el inspector Lestrade, no me parece apropiado referirme a usted de esa manera
—Siempre tan correcto, ¿Eres así con Greg también?
—No le compete mi vida personal
—Solo quiero saber si lo tratas bien, es un gran hombre
—Lo es
—Mmhu, no había tenido la oportunidad de verlo de nuevo, se ve bien en traje, solo míralo
Para este punto Mycroft se encontraba más que incómodo mientras miraba a su pareja con Elizabeth tomando su brazo como si fueran amigos de toda la vida.
—Soy consiente
—Cuando estaba conmigo no se vestía así, solo usaba ropa vieja, que bien lo has arreglado