Capítulo 22

190 17 0
                                    

Ni siquiera tuve tiempo de reaccionar. Miré con horror cómo Kael arremetió contra su hermano apretando su cuello con una sola mano.

-¿Qué dijiste? -demandó casi gritando-. ¡Repite lo que dijiste!

Patrick ni siquiera parpadeó.

-Dije que no somos hermanos -habló con dificultad debido a la fuerza que Kael estaba ejerciendo en su cuello. Pero no trató de soltarse-. Marco es mi padre, pero no el tuyo. Somos medio hermanos. ¿Por qué crees que volvía borracho siempre para golpear a nuestra madre? ¿Por gusto? Lo hacía por haberse revolcado con otro. Eres un bastardo. -Intentó reírse pero Kael apretó aún más su cuello, haciendo que su rostro se tornara rojo y empezara a toser.

-Kael, suéltalo -dije al notar que podría asfixiarlo si lo deseaba. Toqué su brazo para que reaccionara, y cuando lo hizo, soltó a Patrick haciendo que jadeara del esfuerzo.

-Yo solo hice lo que mi padre me enseñó... -habló con dificultado tocando su cuello.

Tenía miedo que siguiera hablando y Kael fuera contra él. Simplemente hice oídos sordos y volví a Kael, quien tenía el rostro desencajado, totalmente anonadado con aquella revelación. Yo volví a coger su mano, cuando nuestros dedos se entrelazaron, Kael me miró a la cara, notando mi preocupación me llevó a su camioneta, y me ayudó a subir.

Ya ni siquiera nos importaba la denuncia. Estábamos demasiado impactados con lo que Patrick había soltado. Verdad o no, era algo insólito. Kael se subió a su asiento. Temí que no pudiera manejar debido a que se le veía atónito, pero con suerte, prendió el auto y comenzó a manejar de vuelta a casa de su tía en completo silencio. Yo solo lo observaba. Su mandíbula estaba fuertemente apretada, no sabía qué hacer o qué decir luego de aquella confesión.

Por suerte el camino de vuelta fue más rápido. Cuando llegamos, Kael se bajó primero para ayudarme, su rostro aún estaba lívido. Parecía estar funcionando en modo automático, porque no me miraba, solo hacía las cosas robóticamente. Al llegar a la puerta de Diane, entré, pero vi que Kael se detuvo. Llegué a él pero me esquivó y entró a la casa con rapidez. Temí lo peor, así que corrí detrás de él.

En la cocina estaban Diane y Miriam, cortando verduras y conversando, cuando vieron a Kael en el umbral, las dos lo saludaron con sorpresa, pero como no obtuvieron respuesta, se miraron extrañadas. Miriam dio un paso adelante para acercarse a Kael, pero se detuvo a medio camino, cuando él abrió la boca.

-¿Es cierto que no soy hijo de Marco?

Miriam abrió mucho los ojos, sorprendida con ello. Se llevó una mano al pecho.

-¿Qué? -Miró detrás de él, donde yo estaba. Nos miraba interrogante-. Creí que estaban en la...

Kael parecía impaciente y frenético al hablar.

-Encontramos a Patrick allí. Lo enfrenté, me dijo que no soy hijo de Marco. -Se pasó las manos por el cabello, despeinándose con frustración-. Quiero saber la verdad, mamá, por Dios. ¡Solo responde la maldita pregunta!

Diane soltó el cuchillo con el que estaba cortando la zanahoria con un fuerte sonido. Caminó hasta Miriam y le apretó el hombro, luego nos pasó y salió de la cocina sin decir una sola palabra, y dejándonos a los tres solos. Sentía que esta conversación no me competía, así giré, para irme también, pero Kael reaccionó, dándose la vuelta como si anticipara mis pasos y me sujetó la mano, pidiéndome silenciosamente que me quedara.

Lo hice.

Miriam, cuando volvió a mirar a Kael, empezó a llorar. Poco a poco su llanto se convirtió en sollozos que sacudían sus hombros. Me soltó para correr a abrazar a su madre, mientras yo estaba de pie, incómodamente presenciando esta escena. Ella empezó a hipar, hablando algo ininteligible, pero Kael estaba allí, consolándola, hasta que se calmó lo suficiente para que comenzara a hablar.

Corazones fracturados | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora