Capítulo 13

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No sabía qué esperar de esta noche. Mientras daba los últimos retoques a mi maquillaje, mi mano temblaba levemente de los nervios. Y no sabía por qué estaba tan nerviosa. Era otra noche más de diversión junto a mi esposo. Pero esta vez se sentía diferente.

Me miré frente al espejo y sonreí al notar mi buen aspecto. Mi vestido negro, y corto, mostraba mis piernas blancas, ahora no había ampollas en mi muslo, solo pequeñas cicatrices que eran difíciles de notar. El vestido tenía un gran escote en la espalda, y muy poco por delante. El detalle era que se anudaba en el cuello, así no tenía que ponerme un collar, o para tal caso, un sostén. Mi única joyería eran mis aros grandes de aretes y pulseras de plata en mis muñecas. No faltaba mi anillo de compromiso, ni mi alianza de oro en mis dedos. Los tacones altos que llevaba eran negros, así combinaban con mi vestido.

Mientras que acomodaba mi cabello, que recientemente había ondulado, la voz de Pat se oyó del otro lado de la puerta del baño.

-Soph, tu amiga acaba de llegar.

Miré mi rostro maquillado una última vez en el espejo y sonreí. Mis ojos marrones se veían muy grandes por el maquillaje, al igual que mis pestañas, que enmarcaban mi rostro a la perfección. Pinté mis labios haciendo una mueca y sonriendo al final, satisfecha con el resultado. Los había pintado de rojo, y estaba sorprendida conmigo misma. Me veía diferente, como si fuera otra mujer. Estaba más arreglada que nunca.

Abrí la puerta del baño, Pat estaba de espaldas a mí revisando su celular, cuando escuchó la puerta cerrarse, giró rápidamente y quedó asombrado mirándome. Nunca me había producido tanto y eso él lo sabía. Me miró de arriba a abajo como si no creyera que yo fuera su esposa.

Sonreí victoriosa ante su reacción.

Estaba boquiabierto y eso significaba que lo había asombrado. Por sorna, di una vuelta completa frente a él haciendo que el vestido se levantase unas pulgadas más. Al instante Pat me sujetó de la cintura y me besó. Cerré los ojos por puro instinto y me dejé llevar aferrándome a sus hombros. En cuanto sus manos bajaron por mi espalda desnuda, se tensó y retrocedió.

Sus ojos marrones me fulminaron.

-¿Qué mierda? -murmuró entrecerrando sus ojos. Con su brazo en mi espalda me hizo girar así yo le daba la espalda. Corrió mi cabello a un lado de mi cuello y soltó varias maldiciones en voz baja. No pude evitar reírme. Eso pareció enfurecerlo-. No es gracioso, Sophie. No puedes ir vestida así. ¿Estás loca? Se te ve la maldita espalda, y apuesto a que si te agachas, se te verían las bragas.

Me solté de su agarre para girarme y mirarlo. La boca de Pat estaba fruncida en un puchero.

Rodé los ojos, divertida.

-¿Acaso no te gusta cómo estoy?

Y para provocarlo, volví a girar, pero esta vez cerca de él.

-Mierda -silbó por lo bajo. Me atrajo hacia él y apretó mis caderas-. Estás loca si crees que saldrás así.

-¿Qué tiene? -Empecé a elevar mi voz-. ¿Por qué no puedo salir así?

Nunca me había puesto este vestido. Era un regalo que me había hecho yo misma poco antes que me casara. Quería lucirme ante Pat y ahora se había presentado la oportunidad. Casi nunca salíamos a discos o bares, y por eso hoy estaba tan nerviosa. Tenía una nueva amiga, e íbamos a encontrarnos con Kael en un club. Éramos sus únicos vecinos de edad cercana, los demás que vivían en esta zona del lago eran todos ancianos. Es por eso que a Pat y a mí nos gustaba este lugar.

-Porque todos te van a ver, van a querer tocarte, y tú eres solo mía.

Sus tontos celos me parecían divertidos.

Corazones fracturados | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora