Por la noche no podía dormir. Mientras Pat yacía a mi lado en la cama con un brazo por encima de mi vientre, yo mantenía los ojos abiertos mirando el techo y reviviendo la escena que había tenido lugar por la tarde, cuando por primera vez tuve miedo del hombre que era mi esposo, y que ahora me abrazaba con dulzura.
No había duda alguna en mi corazón sobre lo mucho que lo amaba, pero eso no alejaba las alarmas en mi cabeza sobre su violento comportamiento. Fue la primera vez que me alzó la voz y que me trató de esa forma. Solo por eso lo había dejado pasar, pero temía que volviera a repetirse.
Mientras el insomnio se hacía presente, me puse a recordar lo tierno que era Patrick cuando empezamos a salir, justo luego que su hermano se enlistara en los Marines.
-Hace años que no vamos ahí, no sé si continuará como era -repetí por enésima vez mientras caminábamos por el pequeño bosque. Era otoño y el viento soplaba fuerte, haciendo que mi cabello volara y las hojas de los árboles cayeran. Con cada pisaba que daba un sonido fuerte resonaba como eco en el vacío lugar. En el suelo había hojas secas por doquier, y muchas ramas que parecían haber caído de los viejos árboles. Patrick me sujetaba de la mano mientras avanzábamos por el ya conocido camino.
-No seas impaciente, Sophie -dijo volteando a verme pero sin detenerse-. Ya verás que sí.
No me dio tiempo a responder, porque se detuvo, haciendo que yo también lo hiciera. De un momento a otro volteó y me cargó. Solté un gritito mientras rodeaba su cuello con mis brazos por miedo a caerme.
Pat me sonrío con cariño.
-¿Era necesario esto? -pregunté mirando su brazo rodear mi cintura. El que me haya cargado era algo inútil, puesto que para subir la casa de árbol iba a ser un gran reto si planeaba hacerlo conmigo en sus brazos. Lo más probable era que se cayera encima de mí y yo me rompiera algo-. ¿Acaso quieres matarnos?
Sabía que sus tratos conmigo eran cuidadosos y muy sutiles. Desde la partida de su hermano, Kael, habíamos caído en una monotonía que consistía en él viniendo a mi casa a pasar la tarde. No le gustaba estar solo en casa, con su padre abusador aun viviendo allí. Pero ahora faltaba alguien, Kael, y sin él las cosas entre nosotros eran un poco torpes. Sentía que una parte nuestra se había ido. Porque nosotros éramos un paquete de tres, y ese tercero ya no estaba. Se había ido sin una despedida y eso me partía el corazón. Al igual que a Pat, aunque él no lo demostrara.
Hoy era el primer día que salíamos luego de una semana de solo ir al instituto y luego pasar las tardes en mi casa.
Pero tanta falta le hacía su hermano a Pat, que incluso pasó un par de noches en mi casa. Su papá se encontraba peor y ya no pasaba un solo día sin estar sobrio, siempre estaba alcoholizado y con inmensas ganas de pelea. La violencia en casa había disminuido, pero solo porque su padre estaba tan borracho que no podía ni caminar. Pat a veces tenía que hacerse cargo de él para que su madre no lo hiciera. Tenía que limpiar sus vómitos y bañarlo cuando varias veces se orinaba encima. Era un desastre, pero él prefería hacerse cargo de aquellas tareas que su madre.
Pero sabía que ya empezaba a hartarse. No solo tenía que cargar con aquello, sino también con las burlas de las personas en el instituto. Sin su hermano, Pat era un blanco. Kael siempre estaba para defender a golpes a quien se atreviera a burlarse de ellos, pero en su ausencia todo había aumentado. Y el acoso escolar también. Yo siempre estaba para él, para apoyarlo siempre. Aunque Pat quería defenderse, prefería quedarse callado ante las burlas de nuestros compañeros, porque no le gustaba la violencia. Nunca aprobó los golpes que Kael había impartido por las burlas de los chicos hacia su madre, y hacia ellos. Como era un pueblo pequeño, los secretos y rumores, corrían como la pólvora esparciéndose hasta los más pequeños.
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Corazones fracturados | ✓
RomansaSophie a pesar de estar casada con Patrick, aún sigue pensando en el hermano de su esposo. Una vez los tres fueron mejores amigos hasta que Kael se fue y no volvió nunca más. Hasta que regresa, y pone el mundo de Sophie al revés. Sus corazones fract...