Capítulo 17

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Instantáneamente llevé una mano a mi rostro. El golpe de Patrick había sido en la mejilla, y dolía tanto que solo dejé de respirar por unos segundos.

-¡Tú no me vas a dejar! -el grito de Patrick me hizo encoger. Me di la vuelta y traté de correr pero un pinchazo me alcanzó en la nuca cuando me cogió por el cabello. Me ardió el cuero cabello, y el dolor era tanto que un sollozo brotó de mí. Patrick hizo que volviera a mirarlo. Estaba aterrada y no sabía qué hacer-. ¿Estás escuchándome? -Me zarandeó tanto que por un breve momento me mareé-. Si me dejas, no vivirás para contarlo. Estás advertida.

Con un último empujón terminó por tirarme al piso. Caminó hasta posicionarse frente a mí.

-¿Creíste que dejarme sería fácil? -Se agachó hasta donde estaba. Por puro reflejo volteé mi rostro al suelo para que no consiguiera golpearme en la cara. Pero él solo empezó a acariciar mi cabello, como si tratara de calmarme. Tenía un nudo en la garganta tan grande que solo las lágrimas salían como una liberación de aquello. Cuando la mano de Patrick bajó por mi cuerpo, sentí náuseas-. Eres mi esposa, Sophie. Eres mía. Lo prometiste el día que dijiste tus votos.

Que él me recordara el día de nuestra boda no hacía más que abrir la herida. El dolor que sentía en mi mejilla no se comparaba al de mi corazón. Me sentía entumecida, como si no fuera yo la estuviera viviendo esto justo ahora.

Giré lentamente el rostro para ver a Patrick bajo la cortina de cabello que se había formado sobre mi cabeza. Mi cabello castaño estaba tan largo que Patrick se había aprovechado de ello para zarandearme. Me dolía todo el cuerpo, pero al mismo tiempo me sentía vacía.

Patrick estaba de pie, mirándome desde su altura.

-Ahora que todo quedó claro, iré a trabajar -Se sacudió las manos en su pantalón jean antes de darse la vuelta, caminar por el pasillo y entrar en nuestra habitación.

Poco a poco fui levantándome de allí, pero aún no me paraba. Estaba tan asustada que los pensamientos en mi cabeza se habían apagado.

No sé por cuánto tiempo estuve allí, sentada en el medio de la sala mirando el suelo con una mano en mi mejilla, hasta que salió Patrick de la habitación. Estaba con su ropa de policía, abotonándose su camisa azul de oficial. Me miró con seriedad al verme allí.

-¿Todavía sigues aquí? -Miró el reloj en su muñeca-. Estoy yendo más tarde al trabajo por lo que regresaré más tarde. Aun así, guárdame el almuerzo. -Se agachó a mi altura y me tomó del mentón para que lo mirara a los ojos-. Espero que hayas entendido mi advertencia, Sophie. No quiero que me dejes, no sé qué haría sin ti. -Intentó besarme pero lo esquivé, Pat soltó un suspiro pero me soltó.

Cuando se levantó volvió a ser el mismo tipo de siempre, indiferente conmigo como si no estuviera herida. Salió de la casa dando un portazo y yo me quedé en el suelo. No sé por cuánto tiempo, pero el suficiente para que empezara a desesperarme con los pensamientos que me atormentaban por lo ocurrido.

Me levanté, y con mucho cuidado caminé hasta el baño. No estaba preparada para mirarme en el espejo, pero, aun así, lo hice. Creo que nunca nadie está preparado para verse en el espejo luego de un golpe. Y no era para menos. En la mejilla derecha tenía un gran moretón que ya estaba tornándose morado. Alrededor de esa zona había manchas rojas y si me tocaba, dolía de forma horrible. El hematoma abarcaba parte de mi mejilla y pómulo derecho. Era grande, y muy visible.

Fui a la habitación y decidí tomar fotografías para la documentación. Tal vez no podría hacer nada, ya que él era policía, pero me sentía mejor si guardaba pruebas para un futuro no lejano.

Cuando terminé, el entumecimiento no se iba. Estaba actuando como un robot haciendo las cosas que debía hacer porque mi mente me lo decía. Cogí maquillaje y comencé a untármelo en la cara. No quería volver a mirarme al espejo y ver eso. A pesar de que las lágrimas caían por el dolor, no dejé de sobar la base en mi piel, hasta que cubrió la marca. Mi muñeca también estaba de color morado, pero eso se solucionaba con un polo de manga larga, sin importar el calor del verano.

Corazones fracturados | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora