Capítulo 37

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Por supuesto que Beck no se tomó muy bien lo que Kristen había dicho, en cuanto el «váyanse a la mierda» salió de sus labios, el aguacil la fulminó con la mirada. Cuando volvió a hablar se volvió más cortante. Unos cinco minutos después salimos de su oficina con las manos vacías y mi esperanza haciéndose añicos, aunque no se iba del todo. Kael vio mi expresión cuando nos encontramos con él, por suerte, Kristen tuvo la gentileza de contarle con pelos y señales todo lo que Beck nos había dicho, y a pesar de que parecía no haber salida, sí la había. Por supuesto que sí.

Le agradecí por última vez a Kristen y salimos de allí rápidamente, cuando llegamos a casa de tía Diane lo primero que hice fue ir directo a la mochila donde guardaba mis cosas y saqué del fondo mi antiguo celular. En el había guardado las fotos que documenté luego de la paliza que me había dado Patrick, y por supuesto, también estaba la hora y fecha. Se las mostré a Kael, muy a mi pesar, y él no dudó en ayudarme.

Recorrimos en busca de Cathy, para que nos ayudara, y juntos fuimos de vuelta a la comisaría. Sabía que este momento llegaría algún día; el momento en que por fin se haría justicia, por lo que guardé el parte médico que pedí y recibí en el hospital cuando fui internada. Allí detallaba mis lesiones y el aborto involuntario que me causaron. Cathy también era otra testigo que ayudó en el caso. Una vez que estuvo todo dicho, el alguacil me aseguró que todo estaba en orden, y que harían lo necesario para hacer justicia. Nos explicó que antes no podía, pero con aquellas pruebas que había recopilado era más que suficiente. Sólo debía esperar unas semanas, mientras tanto, Patrick estaría detenido.

A partir de ese momento me sentí mucho mejor, y satisfecha, de saber que por fin todo estaba yendo como debía. Lo triste es que en el camino Cathy me dijo que sus días en Ruther Glen estaban contados, en unos días sus tíos regresarían y ella debía volver a la ciudad donde tenía un lugar y trabajo que mantener. Este mes había sido unas vacaciones para ella. Por supuesto, y como era Cathy, dijo que no podía irse de aquí sin una despedida épica y prometió organizar una en su honor antes que se fuera. Me convenció para que la ayudara y no podía negarme, ella me había ayudado en más de un sentido, además, era mi gran amiga. No sabía a quién le iba a contar mis cosas cuando se fuera.

Los días se pasaron tranquilos y sin ningún otro incidente. Con el dinero que ganaba del club aproveché para comprarme un nuevo teléfono con un número diferente. También aproveché para comprarme ropa y cositas con mi propio dinero. Me sentía bien gastando el dinero que yo misma había hecho trabajando. Era como por fin estar libre y hacer lo que te plazca sin pedirle algo a alguien. Kael estuvo conmigo en cada oportunidad ayudándome en todo y siempre demostrándome su amor. Incluso volvió a incidir en el tema de mudarnos juntos, y a pesar de que aquello sonaba hermoso, no teníamos ahorros suficientes para hacerlo. Por el momento no lo haríamos, hasta conseguir el dinero que requeríamos para un alquiler y la garantía.

En los próximos días Miriam se mudaría y debía tener todo listo, por lo que Kael y yo la ayudamos a guardar sus cosas en cajas. Ella había determinado que dejaría la casa donde había vivido tanto tiempo con Marco, vacía. Movimos todas las cajas de ese lugar y la llevamos a un centro de caridad para donarlas. Todo un día nos dedicamos a separar las cosas para llevarlas allí, incluso Kael ayudó escogiendo las cosas que quería donar y las que quería conservar de su adolescencia, que eran muy pocas. Una vez que todo estuvo listo llevó todo al centro de caridad del pueblo y así Miriam se deshizo de las cosas de Marco y todo lo que habían comprado cuando se casaron. Muebles, electrodomésticos y ropa, también cosas personales y hasta las cosas de infancia de Patrick. La casa por dentro quedó absolutamente vacía. Desde afuera se podía admirar la casa de dos pisos, con la fachada blanca y el jardín descuidado. Me preguntaba cómo estaba mi casa, si luciría igual de descuidada cuando había puesto todo mi cariño para que fuera perfecta. Aún no tenía la valentía de volver a pisarla, pero esperaba combatir mis demonios pronto para volver. Ese lugar era mío y quería recuperarlo, aunque me juré jamás volver a vivir allí. No después de todo lo que pasé.

Corazones fracturados | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora