Capítulo IX: Ambición.

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27 de Marzo de 1994

Clemence la joven de belleza cautivante y carácter imponente. Su historia de vida la había llevado a desarrollar la ambición que era su motor impulsor, llevándola a perseguir sin cesar sus metas sin importar las consecuencias. Aquellos que la conocían la describían como una mujer inteligente y audaz , pero ninguno sospechaba lo lejos que estaba dispuesta a llegar para alcanzar sus objetivos.

Una tarde, Georgina se encontraba en su habitación, rodeada de libros antiguos y pergaminos desgastados. Gestando sus planes y planeando su ascenso en la sociedad. Su ambición era insaciable y no se conformaba con menos que la grandeza absoluta. Menos después de su última reunión con su hermano Franco, dónde el mismo había encomendado una importante tarea para beneficio de las cuatro familias, misma que de resultar exitosa le daría a Clemence el estatus que requería.

Las palabras de su hermano resonaban una y otra vez en la mente de Georgina, su ambición ardia con mayor intensidad. Sabía que debía cumplir esta tarea con astucia y determinación, sin importar los sacrificios que implicara.

“Clemence, recuerda que tu éxito en esta misión depende de tu habilidad para ser implacable y estar dispuesta a hacer lo que sea necesario”

“La ambición no tiene límites, y nosotros te hemos elegido porque creemos en tu potencial para alcanzar la grandeza.”

Con cada paso que daba, Georgina se adentraba más en el oscuro mundo de la ambición desmedida. Sabía que el camino sería arduo y peligroso, pero también estaba convencida de que cada sacrificio y cada acto atroz la acercarían un poco más a su objetivo final: la cima del poder absoluto.

Durante días y noches, Georgina se adentró en una intensa investigación, buscando la información necesaria para completar su tarea. No había límites para su determinación y su ambición ardiente. Sumergida en un torbellino de preparativos y planificación. Cada detalle de la misión era crucial, y estaba determinada a asegurarse de que todo saliera según lo planeado. Su mente se convirtió en un crisol de estrategias y tácticas, calculando cada movimiento con precisión.

Finalmente, llegó el día de la acción. Clemence se encontraba en el país donde se encontraba la cede y residencia de los Cottone, oculta entre las sombras, esperando el momento adecuado para actuar. Sabía que la misión requeriría engaños, manipulación y quizás incluso violencia. Pero eso no le importaba. Su sed de poder y su deseo de alcanzar la grandeza eran más fuertes que cualquier consideración moral.

Georgina se adentró en la mansión de Gabriel Cottone, el poderoso jefe de una influyente familia, gracias la invitación que había conseguido por su hermano Adam, buen amigo de Aedam nieto de Gabriel. Franco Scott había decidido que era crucial para sus planes establecer una alianza con los Cottone, pero Gabriel se mostraba indispuesto a aceptar cualquier tipo de acuerdo. Sin emabargo, Georgina había sido designada para seducirlo y persuadirlo de que se uniera a su causa.

Con una vestimenta elegante y una mirada seductora, Georgina entró en la habitación donde se reuniría con Gabriel. El aire estaba cargado de tensión mientras ambos se enfrentaban en un juego de voluntades. Gabriel la miró con recelo, consciente de las intenciones ocultas detrás de su presencia.

—¿Qué te trae aquí, Clemence?— preguntó con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—Gabriel, sé que eres un hombre astuto y perspicaz— comenzó con una sonrisa seductora y un tono de voz meloso— Pero también sé que valoras el poder y la influencia. Los Scott posen ofrecerte eso y más.

—Los Cottone jamás hemos necesitado ayuda de nadie.— respondió frío y firme— Prefiero confiar en mis propias habilidades y no involucrarme en juegos políticos oscuros. 

Los círculos de clemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora