Capítulo XII: Los Madonia.

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15 de mayo de 1994

Clemence se encontraba en una encrucijada emocional. A pesar de su intensa atracción por Markel, ahora su objetivo principal era derrotar a los Cottone. Sabía que distraerse con asuntos personales podría poner en peligro todo lo que habían planeado. Decidió que debía dejar de lado sus sentimientos por Markel y centrarse por completo en su objetivo. Cada vez que su mente se desviaba hacia pensamientos de él, se recordaba a sí misma que el mundo estaba en juego y que no podía permitirse distracciones.

Georgina se sumergió de lleno en su papel como líder estratégica de los Scott; Organizaba reuniones clandestinas, recopilaba información valiosa y establecía contactos con personas clave en la ciudad. Su determinación era evidente en cada paso que daba.

Sin embargo, en los momentos de soledad y reflexión, Georgina no podía evitar sentir un vacío en su corazón. A pesar de todos sus esfuerzos por olvidar a Markel, los recuerdos seguían acechándola. Se preguntaba si había tomado la decisión correcta al separarse de él y si realmente podría encontrar la felicidad y el éxito sin su presencia.

A medida que se acercaba el clímax de la conspiración, Georgina sabía que se enfrentaría a una serie de desafíos que pondrían a prueba su resolución. Debía mantenerse firme en su determinación de dejar atrás su pasado y centrarse en el presente y en el futuro. El destino la esperaba, y ella estaba decidida a escribir su propia historia sin mirar hacia atrás.

Georgina se encontraba de pie frente al imponente edificio de su universidad. Era un lugar que había dejado atrás hace años, pero ahora regresaba con un propósito claro en mente.

La Universidad donde Clemence  estudiaba era un impresionante centro académico que se alzaba majestuosamente en medio de un exuberante campus. Con una arquitectura imponente y moderna, sus edificios de ladrillo rojo y cristal reflejaban el prestigio y la excelencia que la institución representaba.

Al ingresar al campus, Georgina era recibida por amplios jardines bien cuidados, con caminos adoquinados que la guiaban hacia los diferentes edificios. El ambiente estaba impregnado de energía intelectual y un espíritu de aprendizaje.  Se dirigió hacia el área donde solían reunirse los estudiantes de Economía. Sabía que allí encontraría a Joey Madonia, un joven astuto y ambicioso, hijo de uno de los mafiosos más poderosos de la ciudad. Era un riesgo acercarse a él, pero también veía en su posición una oportunidad valiosa.

Finalmente, avistó a Joey en un rincón del patio, rodeado de otros estudiantes. Su presencia destacaba, como si la sombra del poder de su familia se proyectara sobre él. Georgina se acercó con cautela, consciente del peligro que implicaba involucrar a alguien vinculado a la mafia en sus planes.

—Joey— lo llamó— Necesito hablar contigo en privado. 

—¿Y qué puedo hacer por ti, Georgina?

—Sé que tu familia tiene influencia en los rincones más oscuros de esta ciudad. Esto tiene que ver con los Cottone.

Joey esbozó una sonrisa ladina, como si estuviera disfrutando de la situación.

—¿Y qué me garantiza que no eres solo una trampa? Podrías ser un peón en su juego para deshacerse de mí y de mi familia.

—Estoy dispuesta a arriesgarlo todo para terminar con su imperio. Ellos se han burlado de mí y eso es algo que no puedo permitir.

Joey reflexionó por un momento, evaluando los riesgos y las oportunidades. Finalmente, asintió lentamente.

—Muy bien. Escucharé lo que tengas que decir. Pero ten en cuenta que si intentas traicionarme, no dudaré en responder con todo el poder de mi familia.

Ambos se apartaron del bullicio del campus y buscaron un lugar tranquilo para continuar su conversación. Clemence, como miembro importa de los Scott, la poderosa familia encargada de controlar la economía mundial, estaba familiarizada con el mundo del poder y la influencia.

A pesar de que los Madonia podían imponer temor en muchas personas, la joven Scott no se dejaba intimidar fácilmente. Había crecido rodeada de estrategias, negociaciones y tramas ocultas. Había aprendido a moverse en ese mundo y a enfrentarse a quienes se interponían en su camino.

Confiaba en sus habilidades, en su inteligencia y en la red de contactos que había construido a lo largo de las semanas. Sabía cómo navegar por las aguas turbias de la ambición y el poder, y estaba dispuesta a utilizar todos los recursos a su disposición para alcanzar sus metas.

Aunque reconocía que los Madonia podían representar un desafío, Georgina estaba segura de que tenía las herramientas necesarias para enfrentarlos. Su confianza no solo provenía de su apellido y su posición, sino también de su propia inteligencia y ambición.

El destino de Georgina y Joey se entrelazaba en una alianza inesperada, donde las apuestas eran altas y los riesgos aún mayores. Juntos, buscarían desafiar a los Cottone y cambiar el curso del poder en la ciudad, dejando un rastro de intriga y confrontación en su camino.

Joey observó a Georgina con atención, su mirada evaluadora dudaba de cada palabra y gesto de la joven. Estaba acostumbrado a lidiar con la traición y las dobles agendas en el mundo de la mafia, y no estaba dispuesto a ser engañado fácilmente.

En los días siguientes, Georgina y Joey trabajaron en estrecha colaboración, reuniendo pruebas y elaborando estrategias. Aunque provenían de mundos muy diferentes, sus objetivos coincidían.

Con el tiempo, Georgina comenzó a ver en Joey a un aliado inesperado y confiable. Reconoció su determinación, su astucia y su valentía frente a un enemigo poderoso. Juntos, formaban un equipo formidable dispuesto a enfrentar los peligros que se avecinaban. La tensión y el peligro compartido los unieron de una manera que ninguno de los dos esperaba.

Joey se encontraba fascinado por la valentía y determinación de Georgina. La admiraba por su inteligencia, su astucia y su capacidad para enfrentarse a los desafíos con audacia. A medida que pasaban más tiempo juntos, Joey empezó a ver más allá de la fachada fría y ambiciosa de Georgina.

En los momentos de tranquilidad, cuando los secretos y la conspiración quedaban a un lado, Joey y Georgina compartían confidencias y reflexiones. Descubrieron que tenían más en común de lo que imaginaban, incluyendo sueños y deseos similares de un mundo más justo y equitativo.

La atracción entre ellos comenzó a crecer, alimentada por la adrenalina de la lucha contra los Cottone y por la profunda conexión emocional que habían forjado. Cada mirada y cada roce accidental enviaba una descarga eléctrica a través de sus cuerpos, despertando sentimientos que no podían ignorar.

Sin embargo, ambos eran conscientes de los riesgos que implicaba dejarse llevar por esa atracción. Estaban inmersos en una peligrosa conspiración, y las emociones intensas podrían poner en peligro no solo su misión, sino también sus vidas.

A pesar de ello, no podían ignorar el vínculo que se había forjado entre ellos. La tensión romántica y la complicidad en su lucha contra los Cottone les mostraban que eran más fuertes juntos que separados.

Joey se debatía internamente entre sus sentimientos y la necesidad de mantener la cabeza fría en medio del caos. No quería poner a Georgina en peligro ni distraerse de su objetivo principal. Sin embargo, la atracción que sentía por ella era innegable y cada vez más difícil de resistir.

El destino de Georgina y Joey se entrelazaba en un dilema complicado: seguir adelante con su misión y reprimir sus sentimientos, o arriesgarse a explorar esa conexión y enfrentar las consecuencias. Los desafíos que se avecinaban pondrían a prueba su lealtad, su fuerza y su capacidad para tomar decisiones difíciles.

Los círculos de clemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora