Capítulo XVIII: Miranda Raquenelle Belrose.

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Markel siempre había sido un apasionado de la lectura. Desde una temprana edad, descubrió el poder de sumergirse en las páginas de un libro y dejarse llevar por las historias y los mundos que se desplegaban ante él.

En sus momentos de soledad y tranquilidad, Markel buscaba refugio en la compañía de los libros. Se sumergía en las páginas y se perdía en las narrativas, devorando cada palabra con avidez. La lectura era su refugio, su escape del mundo real.

Le gustaba explorar diferentes géneros literarios, desde novelas de aventuras hasta obras filosóficas y por supuesto no dejaba de lado los libros de ciencias, pasando por clásicos de la literatura y poesía. En cada página encontraba un nuevo horizonte de conocimiento y una ventana a la imaginación.

Los libros le brindaban una sensación de calma y satisfacción, expandiendo su mente y enriqueciendo su perspectiva. A través de la lectura, Markel podía explorar diferentes épocas, culturas y emociones, todo desde la comodidad de su rincón de lectura.

La biblioteca era su santuario, el lugar donde se sentía en paz y conectado con el mundo de las letras. Cada libro era un tesoro que esperaba ser descubierto, una oportunidad para aprender, crecer y encontrar inspiración.

El hombre se encontraba explorando la espaciosa librería de la mansión Scott, curioseando entre las estanterías repletas de libros antiguos y polvorientos. Mientras recorría los pasillos, su mirada se posó en un rincón particularmente intrigante. Había una sección donde los libros estaban colocados de manera desordenada, como si alguien hubiera intentado ocultar algo detrás de ellos.

Sintiendo una extraña atracción hacia ese lugar, Markel se acercó y comenzó a mover cuidadosamente los libros uno por uno. Hasta que, finalmente, reveló un pequeño hueco oculto detrás de la hilera de tomos. Con cuidado, apartó más libros y descubrió un escondite secreto.

Allí, en el interior del escondite, yacía un libro antiguo de tapas de cuero oscuro. Sin titubear, Markel lo tomó entre sus manos y notó con sorpresa que llevaba el sello de la familia Scott en la portada. Intrigado, abrió el libro con cautela y comenzó a hojear sus páginas.

A medida que avanzaba en la lectura, sus ojos se abrían cada vez más, revelando una mezcla de asombro y dolor. El libro hablaba sobre la muerte de su madre, Miranda Raquenelle Belrose, quien había sido parte de la familia Scott antes de su trágico fallecimiento.

Las palabras escritas en las páginas del libro narraban la historia de la partida repentina de Miranda y los esfuerzos de la familia Scott por mantener su muerte en secreto.

Miranda había sido esposa de Rodrigo Scott (hermano menor de Adam Franco). La corta historia de vida de Miranda se vió perturbada por un matrimonio a una temprana edad, puesto que ella y Rodrigo se se casaron en enero de 1965, cuando tenían quince y veinticinco años respectivamente.

La joven Miranda fue considerada la más hermosa entre sus hermanas, superando incluso a la propia Victoria, y en la búsqueda desesperada por agradar a los Scott, su padre la presento al menor de los hijos; Rodrigo, quien de inmediato se enamoró de ella, el amor pronto se convertiría en obsesión. Rodrigo, buscaba todas las oportunidades posibles para acercarse a la pequeña Miranda. La observaba desde la distancia en eventos sociales, encontraba excusas para cruzar su camino y hacía todo lo posible para impresionarla con su poder y riqueza.

La obsesión de Rodrigo por Miranda iba más allá de una simple atracción. La veía como un trofeo, una posesión que debía conquistar para satisfacer su ego y alimentar su sed de poder. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para tenerla a su lado, incluso si eso significaba manipular situaciones y personas a su favor.

Después de meses de cortejarla, Rodrigo logró convencer a Miranda de que él era el único que podía ofrecerle la vida que ella merecía. El matrimonio entre Rodrigo y Miranda fue un evento grandioso y ostentoso. La ceremonia se llevó a cabo en una lujosa mansión, con invitados de la alta sociedad. Rodrigo, quería demostrarle al mundo que había conquistado a la mujer de sus sueños.

Los círculos de clemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora