Los círculos de clemencia

Capitulo XXIV: Lazos.

30 de Julio de 1994

A medida que los días transcurrian, Clemence se sumergía en la vibrante y misteriosa atmósfera de Nueva Orleans. Cada día se despertaba con una sensación renovada de propósito y determinación, sabiendo que estaba cada vez más cerca de lograr su principal objetivo.

La jóven, además, dedicaba sus días a aprender de su madre; Georgia, quien se convirtió en su mentora y guía en el dominio de sus habilidades mágicas. Como una bruja experta en el vudú y la alquimia, Georgia poseía un conocimiento profundo de las artes oscuras y mágicas. Sus manos, que siempre se encontraban en movimiento, parecían tejer hechizos invisibles en el aire mientras conjuraba energías y canalizaba las fuerzas que la rodean.

La mujer vestía con ropas que reflejan su conexión con lo espiritual y lo ancestral. Sus vestidos solían ser de colores vibrantes, adornados con símbolos sagrados y amuletos protectores. Cada accesorio que llevaba consigo tenía un significado especial, un recordatorio de su legado mágico y su conexión con el mundo sobrenatural. Sus palabras llevaban consigo un poder innegable, capaz de alterar el curso de los acontecimientos y guiar a aquellos que buscaban su sabiduría. Cuando hablaba, era como si los antiguos espíritus se manifestaran a través de ella, susurrando secretos y revelando los misterios más profundos.

A pesar de su aparente aura de misterio y poder, Georgia era una madre amorosa y devota. Y su compromiso con Clemence era inquebrantable, dispuesta a ayudarla y guiarla en su camino hacia el poder. A través de su paciencia y sabiduría, Georgia brindó a su hija un sentido de pertenencia y empoderamiento, recordándole constantemente que poseía el potencial de alcanzar grandes logros. Juntas, exploraban los misteriosos bayous y los campos llenos de hierbas medicinales, donde Georgia le enseña los secretos de la alquimia y los hechizos ancestrales que habían sido transmitidos a través de generaciones. Y participaban en rituales vudú en los que buscaban una conexión más profunda.

A medida que se sumergía en el mundo de la magia oscura, Georgina se sentía cada vez más conectada con su verdadera identidad y su propósito. Dedicaba horas interminables a la práctica de conjuros, a la comprensión de las energías y a desentrañar los enigmas de los libros antiguos que guardaba su madre.

Pero no todo era trabajo y por las noches, Clemence se sumergía en la vida nocturna de la ciudad, asistiendo a los festivales y fiestas que la envolvían en una espiral de música, baile y diversión. A medida que se mezclaba con la gente, absorbía la energía y el espíritu de Nueva Orleans, sintiéndose viva y llena de potencial.

Una tarde, Georgina se encontraba sentada en su habitación de Nueva Orleans, preparandose para salir con Joey Madonia, el mismo hombre que la había ayudado a vencer a los Cottone. Su madre entró a su cuarto puesto que Clemence había recibido la llamada de su hermano Franco. La emoción y la anticipación llenan el aire mientras sostiene el teléfono.

-¡Hermano! finalmente tú.- exclamó con entusiasmo- Dime qué hablas por buenas noticias.

-Mi pequeña hermana, está llamada es solo para asegurarme de tu bienestar.- Dice el hombre a través del teléfono.

-Si es así, estoy perfectamente. Pero dime, ¿Cuándo será mi octava fiesta?

-Clé Clé, escucha con atención. La octava fiesta se realizó hace mucho. La verdad es que siempre supe que tú cumplirías con el fraude desde el principio.

Georgina se quedó en silencio, procesando las palabras de Franco. Una mezcla de confusión y asombro se apoderó de ella.

- ¿Fraude? ¿A qué te refieres, Franco?

-Sí, Georgina. Desde el principio, el objetivo era poner a prueba tu habilidad para manipular, engañar... Todo lo que hiciste, incluyo el fraude, fue parte del plan. Fue una forma de demostrar tu astucia y tu disposición para lograr tus objetivos sin importar las consecuencias.- Explicó su hermano.