Capítulo XVI: Venganza

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16 de Junio de 1994

Franco condujo a Clemence por un oscuro y estrecho pasillo dentro de su mansión, llevándola hacia el escondido refugio de Fortuna, una misteriosa y poderosa bruja que trabajaba para los Scott, Ferrer, Belrose y Nyevelt. Se rumoreaba que la mujer poseía conocimientos y habilidades más allá de lo convencional. El ambiente se volvía cada vez más tenso a medida que avanzaban hacia el lugar donde se encontraría con ella.

Finalmente, llegaron a una sala iluminada por tenues velas, donde Fortuna los esperaba sentada en un trono adornado con símbolos antiguos. Su mirada penetrante y su presencia imponente dejaban en claro que era alguien a quien no debía subestimarse.

-Clemence Scott.- dijo Fortuna con una voz profunda y cautivadora.- He oído hablar mucho de ti y de tu deseo de venganza contra Markel. Los que son tuyos no pueden pertenecer a alguien más

-Entonces debes tener algo preparado para mí.

-Pero debes entender que el poder de la magia no puede ser tomado a la ligera. Hay un precio a pagar por los favores que solicitas.

Clemence asintió, consciente de que su búsqueda de venganza tenía un costo, y estaba dispuesta a pagar cualquier precio para obtenerla.

-Markel debe pagar por el daño que me ha causado.- declaró Georgina con determinación en su voz.- No descansaré hasta que sufra tanto como yo he sufrido.

Fortuna estudió a Georgina con ojos perspicaces, evaluando su determinación y sed de venganza. Sabía que no podría disuadirla de su camino, y su deber como bruja era brindarle la asistencia que buscaba.

-Escucha bien, Georgina- dijo Fortuna con solemnidad.- Mis habilidades y conocimientos están a tu disposición, pero ten en cuenta que el camino de la venganza es peligroso y está lleno de consecuencias impredecibles. El destino es una fuerza poderosa, y una vez que se ha desatado, no puede ser controlado fácilmente.

Georgina miró fijamente a los ojos de Fortuna, sin vacilar en su determinación.

-Estoy dispuesta a asumir cualquier consecuencia que venga con mi venganza. No descansaré hasta que Markel pague por su traición. Yo lo amaba y a él no le importa. Ahora los papeles deben invertirse, Markel debe sufrir tanto como yo he sufrido. Para que regrese arrastrándose y suplicando mi perdón, rogando por mis besos y compañía.

Fortuna asintió, comprendiendo la decisión de Georgina.

-Muy bien. Te guiaré en tus rituales y hechizos. Pero recuerda que el poder de la magia debe usarse con sabiduría y responsabilidad.

Las palabras de Fortuna resonaron en el aire, cargadas de sabiduría y advertencia. Georgina estaba lista para embarcarse en su camino de venganza, sin importar las consecuencias que le esperaban.

Bajo la tutela de Fortuna, Georgina se sumergió en el aprendizaje de la magia oscura y en la ejecución de rituales que le permitirían llevar a cabo su venganza contra Markel. Con cada día que pasaba, su dominio de los hechizos se fortalecía y su determinación se intensificaba.

Fortuna la guiaba con mano firme. Le advertía sobre el poder oscuro que estaba invocando y la importancia de mantenerse firme en su propósito sin perderse puesto que la imprudencia solo le traería grabes consecuencias.

Pero, a medida que Clemence avanzaba en su camino, algo comenzó a cambiar dentro de ella. A pesar de su sed de venganza, no podía ignorar del todo los sentimientos que aún albergaba por Markel. Aunque la herida de la traición era profunda, su amor pasado no desaparecía por completo.

Markel estaba aturdido por la venganza que Georgina había desatado contra él por su infidelidad. Sentía un profundo dolor y remordimiento por haber traicionado su confianza y haber causado tanto sufrimiento en la mujer que amaba. Ahora veía las consecuencias de sus acciones, y el peso de la culpa se había instalado en su corazón.

A medida que la mujer ejecutaba su venganza con una determinación implacable, Markel se sentía impotente y lleno de angustia. A pesar de haberse arrepentido de su error y haber buscado la forma de enmendarlo, comprendía que las heridas causadas por su traición eran demasiado profundas y difíciles de sanar.

Sentía una mezcla de emociones encontradas: tristeza por haber perdido el amor y la confianza de Georgina, ira consigo mismo por haber arruinado todo lo que habían construido juntos, y temor por las consecuencias que enfrentaba. Aunque sabía que merecía enfrentar las consecuencias de sus acciones, no podía evitar sentir un profundo dolor ante la venganza despiadada de Georgina.

Al mismo tiempo, Markel reconocía que su infidelidad había desencadenado una cadena de eventos que habían llevado a Georgina por un camino oscuro y lleno de ira. Se culpaba a sí mismo por haber contribuido a su transformación en una persona fría y vengativa. Sabía que había perdido a la mujer que amaba y que nunca sería capaz de recuperar lo que habían tenido.

Al mismo que observaba el desenlace de la venganza de Clemence, Markel se dio cuenta de que su relación estaba irremediablemente rota. Aunque aún sentía amor por ella, entendía que ya no había lugar para ellos juntos. Se llenó de pesar al pensar en lo que podría haber sido si hubiera sido fiel y respetuoso en su relación.

Con el corazón destrozado, Markel aceptó su responsabilidad en el dolor que había causado y se comprometió a aprender de sus errores. Prometió a sí mismo que nunca volvería a repetir los mismos errores en futuras relaciones y se esforzaría por ser una mejor persona.

En silencio, se alejó del caos de la venganza de Georgina, llevando consigo el peso de su culpa y el deseo de encontrar su propio camino hacia la redención. Sabía que, aunque había perdido a Georgina para siempre, debía encontrar la forma de detenerla y buscar una forma de redimirse a sí mismo.

Markel se encontraba frente a Georgina, su mirada llena de sinceridad y arrepentimiento. Sabía que había cometido errores imperdonables y que había lastimado profundamente a la mujer que amaba. Con humildad, buscó las palabras adecuadas para expresar su dolor y su deseo de enmendar lo irreparable.

-Mi hermosa Clemence, sé que no hay palabras suficientes para describir cuánto lamento haber te lastimado- comenzó Markel, su voz temblorosa pero firme.- Reconozco que he traicionado tu confianza y he causado un dolor inmenso en tu corazón. Me arrepiento profundamente de mis acciones y sé que no hay justificación para lo que hice.

Clemence lo miraba con tranquilidad, sin emabargo, su expresión aún reflejaba la furia y la desconfianza. No era fácil para ella perdonar las heridas que Markel le había infligido, pero algo en su voz y su mirada la hizo escuchar.

-Estoy dispuesto a enfrentar las consecuencias de mis acciones y a hacer todo lo posible para enmendar lo que he roto,- continuó Markel, su voz temblorosa pero decidida.- He aprendido que el amor no es solo una promesa, sino una responsabilidad. Y estoy dispuesto a asumir esa responsabilidad contigo, Clemence.

Georgina podía sentir la sinceridad en su voz y la lucha interna que Markel había enfrentado desde que se dio cuenta de su traición. Aunque la herida seguía abierta y sanar llevaría tiempo, una pequeña chispa de esperanza comenzó a arder en su corazón..

-Has causado un daño profundo y no puedo olvidar fácilmente lo que hemos pasado.- respondió Georgina con cautela.- Pero si estás dispuesto a enfrentar las consecuencias de tus acciones y a luchar por reconstruir lo que hemos perdido, entonces quizás, solo quizás, podamos encontrar un camino juntos.

Markel asintió con gratitud, sabiendo que tenía una oportunidad para redimirse y demostrarle a Georgina que podía cambiar. Extendió su mano hacia ella, esperando que ella la tomara y aceptara su disculpa.

Georgina vaciló por un momento, sintiendo la mezcla de amor y dolor en su interior. Pero finalmente, extendió su mano y la colocó suavemente en la de Markel. En ese gesto, se aferraron a la esperanza de que, juntos, podrían superar el pasado y construir un futuro más fuerte.

El destino de su relación aún era incierto, y el camino hacia la reconciliación sería difícil. Pero en ese momento, ambos estaban dispuestos a enfrentar los desafíos y a trabajar juntos para reconstruir la confianza que se había roto. Con sus manos unidas, comenzaron el largo y arduo camino hacia la sanación y la redención, prometiendo no perderse nuevamente en la oscuridad del engaño y la traición.

Los círculos de clemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora