Capítulo: 29

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Una larga semana había pasado y ya teníamos al campeón de Harry en casa, estaba de reposo, pero ya estaba ahí, su hermana Victoria había decidido quedarse con nosotros ahí lo que no era muy bueno ya me coqueteaba demasiado y eso ponía a Nathalia de los nervios.

Por otro lado, Sam no me había vuelto a contactar, ni yo a ella, eso era bueno, demasiado, amaba la idea, pero se fue un problema y llega el otro ¿Cuando voy a tener paz en ésta vida?

Mientras me quejaba de toda mi miserable vida internamente y me veía un chocolate caliente salí al patio para tomar algo de aire o más bien para coger algo de frío. Me senté en una de las sillas lejos de la piscina, no quería ningún incidente, y puse mi chocolate en una mesa, crucé mis piernas y cerré mis ojos para imaginar que estaba de vacaciones en Acapulco.

El sentido de una lata abriéndose me hizo salir de mis perfectas vacaciones imaginarias y regresar a el crudo invierno.

—¿Disfrutando de el momento a solas?— sonrió de lado la chica de los labios color carmesí.

—Así es.

—¿Tanto te aburre ella?— se sentó a mi lado poniendo una cerveza para mí, y una abierta para ella.

—Es pleno invierno, no deberías tomar cosas frías.

—¿Tú crees?— me miró coqueta. —Yo digo que soy más peligrosa que un resfriado, es lo único que puedo pescar.

—¿Qué tal una neumonía?

—Me recuperaría.

—Si tú lo dices.

—No soy como ella.

—Se nota.

—Soy aún más fuerte.

—Tanto como un hombre.

—¿Por qué te gusta tanto?

—No lo sé, por qué es femenina, y no anda matando gente.

—¿Eso fue un insulto? ¿Una indirecta?

—Puedes tomartelo como quieras Victoria— la miré mal. —De igual manera no me importa.

Ella pestañeo como si estuviese confundía, apretó los labios como si mis palabras le dolieran y me miró como si le hubiese roto el corazón.

—Tus palabras suelen ser hirientes— finalmente soltó. —Eres muy cruel, casi tanto como yo— dijo orgullosa.

—No tengo nada en semejanza contigo, somos completamente diferentes Victoria. Y si tuvieramos algo en común, no me sentiría orgulloso de ello— ella soltó una carcajada acompañada de una sonrisa amarga.

—Creo que juzgas a las personas demasiado rápido...Jon...no puedes juzgar mis acciones sin conocer mis razones amigo. Este es el trabajó que elegí por qué amo a Harry, y sé que su sueño es ser cantante, y tiene el talento, tú lo sabes bien, puede llegar a ser incluso mejor que tú— no le respondí, solo la miré. —Quiero que el cumpla su sueño, por qué yo no tengo ninguno. Esto de la mafia deja mucho dinero...puedo decir que tengo más dinero aún que Naty...aunque eso no importa, claro— sonrió. —Lo se— asintió varias veces. —Quiero salvar a mi mamá, como ella me salvó un día a mi, y quiero ayudar a los niños con la misma enfermedad que mamá, por duele saber que cuando Ashly más lo necesitaba, la dejaron morir...esos miserables la dejaron morir por qué no podíamos pagar...¡Era solo una niña!— golpeó la mesa haciendo que se votara un poco de el chocolate. —Sam...Sam es una hija de perra, enferma psicópata, y quiero acabar con su vida, o ponerla en una situación parecida a la que ella me puso una vez— y se apartó el cabello dejando ver una larga cicatriz en su cuello. ¡Dios! ¿Sam habían hecho eso? ¿Como es que Victoria después de eso seguía viva? —Quiero una venganza Jonathan...un ojo por ojo— se levantó y tomó su cerveza. —Tu tuviste la tuya...¿Por qué yo no puedo tener la mía?— me sonrió con ¿Ternura o hipocresía? No supe distinguir esa sonrisa. —En el fondo no somos tan diferentes amigo mío— dio un trago a la cerveza dejando marcados sus labios en ésta. —¿Sabes por qué intervengo en tu relación con ésta chica?— de nuevo no respondí. —Por que ella te está cambiando Jonathan— dijo como si ese hecho le doliera. —Este no eres tú— negó con la cabeza repetidas veces. —No te está dejando ser quien eres....y eso no es lo que hace el amor— se acercó a mi y se inclinó hacia adelante dejando su rostro muy cerca de el mío. —El amor no te hace cambiar...si realmente alguien te ama no va a querer cambiar absolutamente nada de ti, por qué se supone que esa persona se enamoró de tus defectos, de tus virtudes, de tu lado bueno, y de tu lado malo, se supone que ella te amaría como sea, sin embargo,está intentando cambiarte ¿Por qué? ¿Acaso no es capaz de amar tu lado oscuro? ¿No es capaz de amar esos pequeños defectos? ¿Qué le has pedido tú qué cambie ella?— esperó unos segundos pero no respondí, solo podía mirarla a los ojos, y escuchar cada palabra de lo que decía, sus palabras se metían en mis oídos y se incrustaban en mi cerebro. —Nada...por qué la amas, por qué te enamoraste, pero de la persona incorrecta, Jonathan, solo quiero ayudar— acarició mis mejillas con sus manos. —Yo si amaría cada parte de ti...hasta tus rincones más oscuros— y dejó de acariciar una de mis mejillas para llevarse una mano a sus pechos de los cuales sacó para de esas bolsitas de polvo mágico blanco. —Éste eres tú— lo dejó sobre la mesa. —Somos nosotros, y ella no lo acepta, entonces ¿Qué amor es el que siente ella por ti? Esto te hace feliz y ella te lo impide....¿Llamas a eso amor?

No se por qué le permití que hablara tanto, no se por qué carajos le permití que estuviera tan jodidamente cerca, no sé como pude dejar que se metiera en mi mente.

Simplemente pude mirar las bolsitas sobre la mesa, las necesitaba, las necesitaba mucho, pero no podía dejarme enrredar en esto, no podía, me negaba, luego la miré a ella que sonreía ampliamente.

—Este eres tú Jonathan, venga, tómalas— insistió. Podía sentir como mi mano temblaba por las ganas de tomar toda aquella mierda que estaba conteniendo, mi cabeza daba vueltas, cerré los ojos por un momento, suspiré y finalmente las cogí en las manos. Ella me sonrió como si fuese un hijo del que estuviera orgullosa. —Esta bien, no estás haciendo nada malo, solo estás siendo tú mismo.

Y no se en que momento, sus labios estaban sobre los míos, moviéndose a un ritmo suave y lento, como jamás había besado ni siquiera a Nathalia, nunca había sentido ese beso en ella. No puedo creer que me dejara envolver así de fácil. Pero la deseé, deseé más de sus besos, así que mis manos recorrieron su cabello, y se clavaron en su nuca atrayéndola más a mi, volviendo el beso en uno más salvaje.

Ella se separó para tomar aire, se alejó un poco dándome espacio para que yo también pudiera respirar, me levanté y me paré frente a ella, nos miramos divertidos por unos segundos y ella acomodó su cabello.

—¡Jonathan!— la madre Lili me llamó por mi nombre ¿Había visto algo? ¿Estaba enojada? Me volteé hacia ella pero ella tenía una sonrisa, no había visto nada, ¡Qué alegría! Genial, acabo de decir la típica frase de Mickey Mouse. —¿Qué haces? Nathalia te anda buscando.

—No sabía nada, no la escuché.

—Anda ve con ella antes de que infarte la pobre.

—Ya iré— volteé a ver a Victoria, ella me sonrió y dio un leve asentimiento con la cabeza.

—Se que te lo estás preguntando... Ashly era mi hija— dio respuesta a mi pregunta interna a la cual no me dio tiempo procesar. —¡Ve con tu novia!

Yo asentí mientras le regalaba una sonrisa torcida y me di la vuelta para ir con Nathalia, pasé junto a Lili quien me deseo una buena noche, y escuché cuando agarró a Victoria de el brazo y dijo en voz baja pero amenazante.

—Tu no...

Lo que nunca te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora