—¡Nathalia lo tenemos!— gritó Harry entrando a mi habitación.
—¡Hijo de perra!— grité asustada.
—¿No es lo que querías? Ésta tarde podrás tenerlo.
—¿El que?
—¿Como que el que? ¿Acaso eres idiota?
—Lo siento es que aún estoy media dormida, no puedo procesar toda la información.
—Hija que vas a tener el certificado de nacimiento y defunción de tu tío.
—¿O sea que si tengo un tío?
—Tuviste, falleció en un incendio, junto a su esposa e hijo.
—¿Como se llamaba?
—¿Quien?
—Mi tío— susurré.
—Juan, su nombre era Juan.
—Vale...— cambié la vista. —Ya tenemos hecho el primer paso, el segundo es encontrar pruebas.
—¿Pruebas?— Harry me miró extrañado.
—Si, pruebas.
—¿De que?
—De que mi padre lo asesinó.
El hizo silencio por un momento, lo escuché suspirar y después preguntar.
—¿Es por eso que querías averiguar si tenías un tío?
—Es obvio ¿No?
—¿Qué vas a ser en caso de que tu padre halla sido el culpable?
—Pienso hacerle pagar.
—¿Vas a...
—No más preguntas Harry.
***
Era imposible que lleváramos una semana buscando pruebas de que mi padre era un asesino y no habíamos encontrado nada, ¿Acaso Jonathan había mentido? ¿O le habían mentido? Fuera como fuera, llegaría al final de todo esto.
Iba undida en mis pensamientos mientras pasaba por delante de la habitación de Jonathan, y me extrañó ver cómo salió de ella una chica con cabellos largos y negros, ojos color cafés y un cuerpo perfecto ¿Era posible tanta perfección en una mujer? Lo que más me sorprendió, fue ver como se detenía frente a mi para saludarme.
—Hola, Nathalia.
—Hola, querida desconocida— dije sarcástica, no debería tratarla así, por qué tal vez la chica solo quería ser amable, pero a mí me daba demasiada rabia que hubiese salido de la habitación de Jonathan.
—Soy Anastasia, y te estoy muy agradecida.
—¿Y que hice yo por ti?
—Dejar a Jonathan destrozado. ¿Qué se siente que te halla olvidado en una semana?
—No lo sé, no me importa— respondí —Pero dime tú ¿Qué se siente ser una copia barata de la mujer que el ama?
La chica cambió su cara de felicidad drásticamente por una de enojo y furia, ahora era yo quien se reía.
—Yo que tú, me daría a respetar un poco, nena, por qué no eres más que eso, una copia barata mía, alguien que solo sirve para complacer sus deseos carnales mientras yo no estoy, en cuento me aburra de vivir la vida y regrese a mi lugar, tú estarás completamente olvidada cariño, no eres más que su juguete momentáneo.
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Lo que nunca te dije
Novela JuvenilSe enamoró, de quién no imaginaba, de quién no esperaba, y de quién no estaba buscando. Entonces, aprendió que el amor no se elige, es el quién nos elige a nosotros.