Lili podía ser muy agresiva cuando se lo proponía, así que por medidas de protección me quedé escuchando su conversación, bueno esa era mi intención, pero no logré nada, ambas salieron al patio y no podía escuchar desde tan lejos, esperé unos segundos para ver qué pasaba y efectivamente escuché el ruido de un golpe, alarmado por Lili salí al patio trasero, pero para mí sorpresa, Victoria estaba tirada den el piso mientras sujetaba su mejilla, una de las sillas estaba caídas, la mesa fuera de lugar y Lili frente a ella. Lili me miró.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Te dejo sola con una mafiosa, escucho un ruido ¿Y no me voy a preocupar?
—Como ves todo está bien querido.
—Si, claro— Lili me sonrió y pasó por mi lado, Vic por fin se levantó y me miró llena de rabia.
—Tu amiguita acaba de firmar el pacto de muerte— me amenazó con una mejilla colorada e intentó irse, pero la detuve agarrando su cuello.
—Un momento, querida Victoria— ella se paralizó, por un momento noté como dejó de respirar. —Ella es mi mejor amiga, y si quieres que nos entendamos vas a tener que cuidarle las espaldas, por qué la mínima cosa que le pase, te voy a culpar a ti, y si se le cae solo un cabello, entonces voy a reventar tu cráneo y venderé tu cerebro en el mercado negro— finalize con una sonrisa bastante grande y apretado su cuello. —Hay cosas que no sabes de mi— ella tosió y con la mirada me rogó que la soltara así que lo hice. —Mantente a raya con Lili, y estaremos bien. Hasta mañana preciosa, que tengas una linda noche.
Le lancé un beso y entré a la casa a pasos suaves, dejando allí a una Victoria asustada que acariciaba su cuello e intentaba normalizar su respiración.
—¿Donde estabas?— preguntó Nathalia en cuanto entré en la habitación.
—En el patio.
—Estabas con ella.
—Naty, no por favor— le supliqué. —No vallas a empezar con tu paranoia.
—¿Paranoia?— me miró con ambas cejas elevadas. —Vale— me lanzó una almohada a la cara. —¡Vete a dormir con ella!
—¿Pero qué carajos? ¿Te volviste loca?
—¿Loca?— su voz sonaba terriblemente fastidiada. Intenté acercarme, pero solo resiví una hermosa y linda bofetada. —Vete a la mierda, no estoy ciega.
—¿Pero que quieres decir?
—¿Qué quieres decir?— se burló de mi —Traes pintalabios en todo lo que se llama cara, imbécil.
—Eso no es— busqué la ayuda de un espejo, y si, traía el pintalabios de Vic en los labios ¡Carajo! ¿Seré pendejo?
La miré suplicando que me dejara explicarle pero ella solo se mantuvo seria y de brazos cruzados.
—Naty te juro que no es lo que estás pensando.
—¿Ah no?— ahora estaba apunto de llorar. Hay no, hay no no no no.
—Está bien— tomé la almohada. —Si te hace sentir mejor me iré...voy a dormir en la habitación que me dejaste, no hay problema cielo, cuando quieras hablaremos con calma ¿Ok?
—¿En serio?— me miró y se mordió el labio inferior.
—Claro.
—¿No vas a ir a una fiesta? ¿O a correr a los brazos de Victoria? ¿O de Sam? ¿O de alguien más?— me reí ante sus preguntas, era tan dulce.
—Te prometí que no iba a volver a pasar Nathalia. ¿Tanto te cuenta creerme?— ella no respondió. —Se que he hecho muchísimas mierdas, pero voy a hacer que me tengas confianza otra vez ¿Ok?— ella no estaba muy convencida. —¿Esto?— señalé mis labios. —La muy ofrecida bebió de mi taza de chocolate, luego bebí yo, y me pinté por culpa de ella. Es más, voy a cepillarme ahora mismo.
Le sonreí y ella hizo lo mismo de una forma dulce y tierna, la verdad, es que solo ella podía sonreír de esa manera, cada cual tenía sus cualidades, era completamente diferentes y cada cual era perfecta en cosas distintas. No había sonrisa como la de Naty, pero no había mirada como la de Victoria, es a eso a lo que me refiero ¿Por qué simplemente no había una que lo tuviera todo junto? ¿No sería más fácil? Nathalia quería mi bien, mi salud, y Vic que me sintiera bien, feliz conmigo mismo. Tal vez Vic en el fondo no sea tan mala.
—¿En qué piensas tanto?— Naty me abrazó por la espada.
—En que fue lo que hice para que estés aquí conmigo. Para que seas tan comprensiva. Para merecer tu amor.
Me volteé y la abracé.
—Eso yo tampoco lo sé, pero tampoco es que me preocupe tanto.
Le sonreí y dejé un leve beso en su cuello, ella se removió y la dejé libre.
—Te amo demasiado— acaricié su cabello y ella me sonrió.
—Yo aún más— me susurró con una mueca que casi me mata de ternura.
No estaba mintiendo, amaba a Nathalia, pero no sabía por qué carajos había dejado que Vic me besara, y no solo que me besara si no que también le correspondí, y lo peor de todo, lo hice por qué me gustó, su beso me gustó.
Esa noche no pude dormir, solo miraba a el techo, con Naty sobre mi pecho y acariciándole el pelo dulcemente solo podía pensar en salir a caminar un rato, en fumar, tal vez podría no se, quizá, tal vez, no era una opción, pero era una idea, a lo mejor, podría consumir una de las bolsitas de cocaína que me había dado Vic.
Dejé a Naty con delicadeza sobre la cama, no se despertó, tomé mi chaqueta y salí de la habitación, me fui al patio trasero y ahí estaba ella.
—¿Es en serio Victoria?
—¿Qué?— me miró. —Apuesto a qué tú tampoco puedes dormir.
—Eso me temo.
—Ven— me señalo una silla junto a ella, le hice caso y me senté. —Por favor, dime qué has traído cigarrillos— dijo casi suplicando, y yo sonreí de lado, saqué de uno de mis bolsillos mi cajetilla de cigarrillos, tomé uno y se lo extendí, ella lo tomó, luego cogí otro para mí, y coloqué la caja sobre una mesa que había en frente de los dos.
—¿Crees que Harry va a recuperarse antes de enero?
—Lo hará, solo está dramatizando.
—Un clásico de Harry.
—Se— se rió cansada. —No está siendo fácil para mí, Jonathan. El nos culpa a nosotros, a su propia familia.
—Es que tiene razón, Victoria— la miré con el ceño fruncido. —Sabes que en el fondo la tiene, es su culpa, esa gente quería venganza, y dañaron a Harry, que no tenía nada que ver.
—¡Somos familia!
—¿Y? Son familia, pero le hacen daño.
—Fue nuestra decisión, esto nos hace feliz y no vamos a cambiar.
—Entonces tienes que tener en cuenta de que a partir de ahora Harry no formará parte de su familia, y que por esa decisión que a ustedes los hace feliz lo perdieron.
—No somos felices, pero...
—Les da dinero, ya se— la interrumpí —¿Crees que el dinero es más importante que la vida de tu hermano?
—No, nunca.
—Entonces...no pierdan a alguien que aman por el dinero, Vic no permitas que el dinero comience a separar a tu familia.
—Solo éste año, solo lo que le queda de escuela...solo será hasta mayo, lo prometo.
—No me lo prometas a mi— le susurré.
—¿Interrumpo?— escuché como alguien preguntaba detrás de nosotros, pero a diferencia de otras voces, ésta no era conocida para mí.
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Lo que nunca te dije
Подростковая литератураSe enamoró, de quién no imaginaba, de quién no esperaba, y de quién no estaba buscando. Entonces, aprendió que el amor no se elige, es el quién nos elige a nosotros.