Iba a pasarme todo un mes en la casa de Nathalia junto a los chicos, la verdad, espero que la pasemos genial, espero que no hallan discusiones ni nada por el estilo. Lili no había podido venir, pero dijo que llegaría mañana, por qué tenía que recoger a alguien, eso significa que tendremos un miembro más en nuestro grupo, y Harry estaba ansioso por conocerlo.
—¿Crees que le agrade?
—No lo sé, Harry ¿Por qué te preocupa tanto agradarle a la persona que va a traer Lili? Ni siquiera sabemos quién es.
—¿Qué?— me miró confundido. —¿No sabes?
—¿Tú sabes?
—Todo el mundo sabe— rodó los ojos
—¿Por qué nadie me a dicho? ¿Acaso mi opinión no cuenta? ¿Quién es la misteriosa persona que va a traer Lili?— dije llevándome a la boca un trozo de pizza.
—Es su hija.
—A..a..ayuda— fue lo único que pude decir con la voz entre cortada gracias a que me había atragantado con la pizza, Harry me veía asustado y dio varias palmadas fuertes en mi espalda haciéndome escupir en el piso, el me acercó un vaso con agua y yo me lo tomé aún con los ojos llorosos.
—¿Estás bien?
—Lo estoy— le aseguré soltando todo el aire que podía tener en los pulmones. —¿Pero de que hija hablas?
—¿Como que de que hija? ¿Nadie te dijo que ella tenía una hija?
—No, nadie me había dado tan detallada información.
—Bueno, pues ahora lo sabes.
—Carajo— susurré y me puse de pie. —Le vas a caer muy bien, después de todo, agradarle a los niños no es tan difícil— dije adentrándome en la casa, necesito una explicación ¡YA!
Vi como Max estaba sentado en el sofá jugando con una consola, me paré frente a él impidiéndole ver y me miró con mala cara.
—¿Qué coño te pasa tío?
—¿Como es que Lili tiene una hija y yo ajeno al caso?
—Ah...eso— se rascó la nuca. —Ya te has enterado. ¿Te ha dicho Harry?
—¿Tu qué crees?
—Se suponía que era una sorpresa.
—Una sorpresa que iba a hacer que atragantase. ¿En qué momento pasó? ¿Como es que nunca la escuché hablar de su hija? ¿Ella? Ella es tan...tan ella que nunca pude imaginarla con una hija. Se me hace rarísimo.
—Es raro Jon, incluso triste. ¿Recuerdas que te dije que Lili tenía sus propios problemas pero a pesar de eso ella estaba para nosotros? ¿Qué nunca la escuchábamos?
—Si ¿Y?
—Esa niña es un problema, bueno, no la niña como tal, si no, como se hizo la bebé.
—¡Dios!— me pasé las manos por el cabello.
—Cuando Lil llegó a la academia, no quería que nadie la tocara, ni siquiera nosotros, y ni siquiera en ese entonces, fuimos los amigos que ella necesitaba, estaba pasando por un mal, mal momento, su padrastro abusaba de ella...y a pesar de sus aptitudes extrañas y su comportamiento, las veces que la encontrábamos llorando, o como se tensaba cada vez que ese señor venía a verla, eran señales, pero no fuimos capas de verlas. Estábamos muy ocupados en nosotros mismos, que no nos dimos cuenta de que nuestra amiga necesitaba ayuda. En ese tiempo, ella ya tenía la niña, que solo tenía unos meses de nacida. Pero ya Alicia existía, ella no hablaba de ella en tu presencia, por qué creía que no te interesaba, creía que tú solo ibas a juzgarla, como lo hacías con los demás, así que preferimos guardar el secreto hasta hoy, que por fin, vamos a tener el placer y honor de conocer a una niña tan maravillosa, como la describe ella, está más que claro que ella ama a su bebé.
—¿Qué hay de ese maldito abusador?
—Ella no había hablado, hasta hace poco, ahí es donde está el otro problema, la pequeña está enferma, es una enfermedad llamada leucemia. Los tratamientos son muy costosos y Lili no es millonaria, ni proviene de una familia rica, mientras le hacían los estudios a la bebé, notaron que no llevaba la sangre se su abuela, ni de su madre, sin embargo, si la de el marido de su abuela, así que hicieron un interrogatorio, análisis y todo eso, así fue como ese maldito gilipollas fue a la cárcel, pero la pequeña, aún estaba en el hospital, la dejarán salir por navidad, pero al acabar este mes, debe regresar al hospital. Su madre la a apoyado en todo momento, pude que sea la mejor madre de el mundo. Pero ¿Qué pasará si se quedan sin dinero en el proceso?
—Debe haber una forma en la que podamos ayudar— me puse de pie frustrado. —Max, nosotros tampoco somos ricos, pero podemos contribuir, podemos ayudarla en algo.
Y ahí fue cuando me di cuenta de que Lili había pasado muchas noches conmigo, dándome consejos, diciendo que no forzara a ninguna chica nunca, y sus consejos me parecían tontos y geniales a la ves, todas las veces que me había consolado, que me había golpeado por andar de borracho, o por intentar besar a una chica a la fuerza, me golpeaba y me regañaba como una madre avergonzada. Ya entendía el por qué, pero lo que más dolía es que ella siempre estaba para mí, no importaba la hora o el lugar, ella siempre me recibía con una taza de café, los brazos abiertos, y la sonrisa más grande que podía tener una persona, pero ¿Y yo? ¿Yo había estado ahí para ella? No incluso había llegado a pensar que sus problemas para mí no eran nada, o qué la juzgaría. Jamás haría eso, y menos a una amiga tan buena y cercana como ella. No me atrevería. Ningún hombre tenía el derecho de tocar a una mujer sin su consentimiento.
¿Lo dice el chico que a intentado besar por la fuerza a un montón de chicas?
Solo han sido intentos de besos, los besos no hacen daño.
Admite que te comportabas como un capullo Jon.
Vale si lo hice, un montón de veces, y me arrepiento, mucho, muchísimo, solo Dios sabe todo lo que les pasó por las mentes a esas chicas, y lo mal que se sintieron por mi culpa. Así que ¡LO SIENTO MUCHO CHICAS!
Estaba tan concentrado en mi conversación conmigo mismo que no me di cuenta de que Max seguía hablando sin parar. Pero no podía escucharlo. Solo podía sentir unos fuertes dolores en los músculos, y una horrible ansiedad creciendo en mi interior. ¿Qué pasaba?
Si, ya sabía, era mi hora de consumir algo, o no podría dormir en paz ese día, así que subí a la habitación en la que me estaba quedando mientras dejaba a Max hablando solo.
Entré en la habitación con algo de desesperación, comenzé a buscar entre mis cosas un pequeño paquete con ese polvo blanco y mágico que me hacía sentir tan bien, lo abrí y exparsí sobre la mesita frente a mi cama, entonces la puerta se abrió, miré hacia atrás y vi a la persona por la que le había rezado a Dios que no fuera.
—Jeje....Hola Naty— al miré sonriendo nervioso.
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Lo que nunca te dije
Fiksi RemajaSe enamoró, de quién no imaginaba, de quién no esperaba, y de quién no estaba buscando. Entonces, aprendió que el amor no se elige, es el quién nos elige a nosotros.