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Creo que voy a enloquecer.

Estoy a punto de dejar sin uña a mi dedo pulgar. El mensaje de Oliver brilla de una manera amenazante en la pantalla de mi celular.

No lo ví al salir de la fiesta, no me ha contactado en semanas y de la nada me pide vernos.

Ya he escrito y borrado mi respuesta mil veces.

"Disculpa, estoy muy ocupada, no creo poder"

No, estaría mintiendo, no tengo nada que hacer.

"Claro que sí,  ¿A qué hora?"

No, tampoco, sueno desesperada (lo estoy).

"Eh, seguro"

Mucho desinterés.

Pegué un bufido y me desplomé en el sofá. Miré el reloj, 3:00 a.m.

Esto no me está dejando dormir.

Quiero verlo, pero a la vez no.

Quiero verlo porque lo extraño, extraño su cercanía, su risa, su voz, su aroma, lo extraño.

Pero a la vez, se que verlo me hará daño, quiero olvidarlo, necesito olvidarlo, desde el inicio debí estar consciente de que lo nuestro era solo un mero contrato, no debí involucrar mis sentimientos, mucho menos pensar que él sentiría algo así de fuerte por mí.

Suficiente.

Respondí, apagué el teléfono y lo arrojé al otro extremo del sofá, el corazón me late a mil por hora

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Respondí, apagué el teléfono y lo arrojé al otro extremo del sofá, el corazón me late a mil por hora.

Uno, dos, tres...No contesta ¿Por qué no contesta? Ugh seguro se ha de estar riendo de lo desesperada que soné en el mensaje, si es que eso tiene sentido.

"O tal vez está durmiendo, son las 3 de la mañana" dijo mi consiencia. Me dí una bofetada mental, claro que está durmiendo.

*Ding*

O tal vez no.

Se me va a salir el corazón

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Se me va a salir el corazón.

(...)

Adam estaba trabajando, entonces no pude hablar con él antes de mi encuentro con Oliver, hace un mes que no hablo con él de manera directa, todo lo que sabía de él en este último tiempo lo aprendí por alguna nota de una revista de chismes que vi por ahí.

Novia a DomicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora