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«Dios, que tarde es» pensé mientras corría y al mismo tiempo intentaba meter la carpeta con mi currículum al bolso, esta era tal vez la décima entrevista de trabajo a la que iba, todos siempre dicen te llamaremos Emma, tienes buen perfil Emma, pero nunca obtengo el empleo.

— ¡Taxi! — grité a uno de los autos negros que se aproximaban en la avenida, afortunadamente uno se apiadó de mi y se detuvo. Tenía que conseguir este trabajo, debo la renta hace meses, mis amigas no podrán seguir pagando por mi mucho tiempo más.

Nerviosa, rebusqué en mi bolsa la tarjeta de la empresa a la que iba, "Industrias Black" se leía en letras doradas que resaltaban del fondo negro mate. Poco o nada sabía de esta empresa, pero a este punto de mi vida, estoy dispuesta a tomar cualquier empleo mientras pague las cuentas, están buscando una recepcionista así que ahí voy yo, con mis cursos de Excel y un año de servicio a clientes en un Walmart.

Observé las enormes torres de la empresa erguirse a medida que el taxi se acercaba. Lo imponente de aquel lugar casi me roba el aliento.

— Serían 8 libras señorita — La voz rasposa del taxista me sacó de mi sorpresa.

— Uh, si, claro, claro — rebusqué el dinero en mi pequeño monedero de perrito.

Le entregué el dinero al hombre y bajé apresurada, atravesé las enormes puertas de cristal de la entrada y nuevamente, me fue robado el aliento, todo ahí dentro parecía extremadamente lujoso, hasta las macetas de las plantas decorativas parecían valer una fortuna. El decorado hacía honor al nombre de la empresa pues predominaba un elegante color negro con detalle dorados, algo bellísimo y elegante. Desprendiéndome de mi asombro, me acerqué al mostrador principal, donde una elegante chica rubia estaba atendiendo.

— ¿Disculpe? — dije titubeante llamado la atención de la joven, quien despegó la vista de su computadora y me miró con una sonrisa.

— Hola, bienvenida a Industrias Black ¿Cómo puedo ayudarte? — se acomodó las gafas.

— Tengo una entrevista con el señor Watson en el área de Marketing — dije sacando mi identificación.

La chica miró y jugueteó un poco con su lacia cola de caballo, dejándola descansar sobre su hombro derecho.

—Déjame revisar la lista — regresó la mirada a la pantalla brillante de su computadora, sus movimientos se reflejaban un poco en el cristal de sus anteojos. — Si, es correcto, el señor Watson comenzó con la entrevistas hace unos minutos — abrió un cajón en su escritorio y sacó un pequeño gafete y me lo extendió, pude ver su perfecta manicura. — Usa este pase de visitante para activar el elevador, ve al sexto piso, ala este, la asistente del señor Watson debe estar recibiendo a las jóvenes de la entrevista.

— Muchas gracias — le sonreí y tomé el pase, mecánicamente regresó su atención a su computadora y comenzó a teclear ferozmente. 

Me acerqué al elevador y miré el pequeño pase en mis dedos, donde debía estar el botón del elevador solo había un pequeño escáner, acerqué la tarjeta y un pequeño "beep" indicó que había funcionado, segundos después las puertas del ascensor se abrieron frente a mi. Ingresé y miré los botones, sexto piso, vamos.

Dicho y hecho, la asistente personal del señor Watson esperaba justo frente a la puerta del ascensor, la mujer vestía de manera sumamente elegante, su cabello estaba atado en un pequeño chongo bajo, ningún cabello fuera de su lugar, ¿Si conseguía el trabajo también tendría que arreglarme así de bien todos los días? No es que yo fuera una persona desaliñada, pero solo me había arreglado a ese nivel para mi graduación de la  Universidad.

La asistente me indicó un asiento en la sala de espera y una vez me vio sentada, casi mecánicamente regresó a su puesto junto al ascensor.

Frente a mi había otra chica, pequeña, de pelo corto y negro, vestía un elegante blazer negro que contrastaba un poco con sus jeans entallados. 

Novia a DomicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora