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Respiré profundo. Miré la entrada al edificio, el corazón me latía a mil por hora, no todos los días se conoce a un ídolo.

— ¿Qué pasa? —preguntó Oliver a mi lado.

— No, nada, vamos — setencié tomando su mano, cada vez se siente más natural.

Entramos al edificio donde nos recibieron un par de meseras con bebidas, champaña rosa burbujeante, le di un sorbo y se sintió como una fiesta de cóctel en mi boca, definitivamente tiene mejor sabor que la champaña de las botellas de la tienda de conveniencia.

Miré a mi alrdedor, mi alma sintió paz al ver a todo el mundo vestido de gala.

— Oli, querido, viniste — la voz de Isabella se hizo presente de la nada. 

Se acercó con los brazos abiertos, pero Oliver ignoró su gesto. La miré detenidamente, el vestido que llevaba no parecía algo diseñado por Donna, ella tiene un estilo característico en sus diseños y este se veía totalmente distinto, tal vez fue un diseño personalizado, o se está reinventando para su próxima colección, sea como sea, el vestido era precioso, verde esmeralda, ceñido al cuerpo, sin mangas, solo dios sabe como ese vestido no se le estaba cayendo hasta los pies, y, seré honesta, mataría por tener ese vestido, o al menos conocer la técnica de quien lo diseñó, el mundo de la moda es verdaderamente algo fantástico.

— Hola, Isabella —se veía fastidiado.

— Oh querida, viniste — me sonrió notando mi presencia, pero definitivamente no con la misma efusividad que con Oliver, hasta logré notar tintes de hartazgo en su voz.

— Claro,  me emociona por fin acompañar a mi novio a una fiesta — sonreí y tomé a Oliver del brazo.

— Por supuesto — rió incómoda — Tengo que ir a saludar a más invitados, Oli, asegurate de pasarte por mi mesa más tarde.

Isabella se alejó contoneandose, por un segundo pensé que su cadera se separaría de su columna.

Caminamos un poco entre el salón, hasta que pude divisar a los hermanos Schofield sentados en una de las mesas conversando, acompañados de una mujer, que, si la memoria no me falla, debe ser Rebecca, la menor de los Schofield. Oliver decidió que nos acercaramos a ellos.

— Mira quien ha llegado — dijo Blake levatándose para darle un abrazo a Oliver.

— Sabes que nunca me pierdo una fiesta.

Me reí por lo bajo.

— Y veo que por fin no vienes solo — volteó a verme —  ¿Cómo estás Emma?

— Bien, emocionada por estar aquí — sonreí.

— Y con mucha razón —  habló Rebecca —  No imagino lo duro que debe ser mantener una relación escondida por tres meses —  se levantó de su asiento y vino hacia mi —  Y como ninguna de estos "caballeros" desea presentarme, lo hago yo, hola, soy Rebecca Schofield, hermana de este par — dijo señalando a Blake y a Daniel, Blake hizo un gesto como si le hubiesen apuñalado el corazón, Daniel rió por lo bajo ante el acto de su hermano.

Me propinó un rápido abrazo.

— Me alegra por fin poder mostrar a esta belleza —  dijo Oliver abrazándome por la cintura.

— De haberla mostrado antes, te habrías ahorrado muchos escándalos — contestó Rebecca regresando  a su lugar.

— Tomen asiento por favor —  Daniel señaló las sillas vacías de la mesa.

La velada transcurrió sin sorpresas, Isabella se acercaba de vez en cuando a nuestra mesa a "ver cómo iba todo", sin embargo casi escalaba sobre el regazo de Oliver ¿Debería actuar como una novia celos? ¿O como un novia confiada y despreocupada? Eso no venía en la carpet de información, le preguntaré a Oliver después.

Novia a DomicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora