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Mi teléfono era una bomba de mensajes. Tanto que lo tengo apagado la mayor parte del tiempo y cuando está encendido, todas las notificaciones apagadas.

No quiero salir, pero tampoco puedo quedarme encerrada oara siempre. Lydia trabaja y por su falta de contacto no parece estar muy contenta conmigo. Carter está ocupada con el tema de su boda.

Dios, la boda de Carter. Probablemente vea a Oliver ahí.

Si bien me ilusiona la idea de verlo, la idea de que llegue con alguien más, me parte el alma.

Hoy se cumplen tres semanas desde la "separación".

Oliver subió un mensaje a redes sociales donde anuncia que decidimos "Darnos un tiempo", no tuve cabeza para leer los comentarios.

El único mensaje que me ha enviado desde el día que "rompimos" ha sido un "El depósito fue realizado" con un comprobante de una cantidad exorbitante de dinero.

El Dr. Jameson también me escribió preguntando el por qué abandono las sesiones, no pude decirle que ese hospital me hará sufrir solo por el recuerdo de Oliver.

Me siento patética, estoy sufriendo como si hubiéramos tenido algo de verdad.

Miré el reloj. 12:30 p.m. No tengo hambre. He comido muy poco estas semanas.

Salí al balcón mínimamente para sentir la luz del sol. Al poner un pie fuera, empecé a escuchar los clicks de las cámaras. Un buen puñado de paparazzis se encontraban fuera del departamento.

Los paparazzi se habían ido a la segunda semana. ¿Por qué regresaron?

Regresé inmediatamente al interior. Suspiré frustrada. Ya sabía que cuando esto terminara mi vida no sería igual pero no esperaba esto.

Miré la mesita de la sala, había un sobre que trajeron mi segundo día aquí, pero nunca lo abrí.

Dentro había una serie de folletos con información del departamento, pagos, cuidado de pisos, luz, y actividades dentro del edificio.

El edificio cuenta con un gimnasio,  un spa,  un café y un restaurante.

No me iría mal hacer un poco de ejercicio.

Me puse un conjunto deportivo rosa, até mi cabello en una coleta alta, tennis, botella de agua, vamos allá.

La seguridad del edificio no dejaría pasar a nadie externo, entonces estaba segura aquí dentro, como en una prisión de lujo.

El gimnasio es precioso, lleno de espejos y máquinas que no sé usar.

— ¡Hola! Bienvenida ¿Es tu primera vez entrenando?

Preguntó un chico alto, de rasgos asiáticos, cabello corto y músculos bastante grandes. Usaba una camiseta sin mangas verde y unos shorts rojos.

— Eh.. Si

— Perfecto, necesito que me escribas tus datos aquí — me extendió una tabla con hojas de inscripción — Y marques la casilla de si necesitas un instructor, ayuda ocasional o trabajas sola.

Llené el formulario lo más rápido que pude, me puso nerviosa que me estuviera mirando tanto.

Marqué la casilla de ayuda ocasional.

— Muy bien, si necesitas algo puedes acercarte al mostrador.

Inhalé profundo.

Me acerqué a una de las caminadoras, me puse los audífonos y le subí todo el volumen a "Everybody wants to rule the world de Tears for fears".

Novia a DomicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora