8. Pensar en positivo

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Nora

Me despido de Mia y voy directa al bus. En todo el día no he visto a Nicholas, cosa que es raro porque él siempre me acaba encontrando antes. Cuando llego a casa, voy a mi cuarto rápidamente y dejo la mochila en el suelo. Me han puesto deberes, pero no me apetece nada hacerlos.

Acaricio a Molly, quien mueve la cola entusiasmada, y me arremango las mangas de la sudadera. Veo las cicatrices en mis muñecas cuando me quemé a propósito para intentar disminuir la culpa que siento. Por suerte, nadie se ha dado cuenta de mis quemaduras. Además, cuando acabé, dejé el mechero en la cocina para que no sospecharan.

De pronto, oigo una notificación en mi móvil y la leo:

Derek el controlador: Te he dejado arroz en la nevera. Es mediodía, por favor, come algo.

No le contesto y apago el móvil. Sigo sin tener hambre, pero tengo que hacer un esfuerzo porque sino me echarán la bronca. Bajo las escaleras con Molly y me caliento el arroz en el micro. Me pongo un poco en el plato y dejo más de la mitad en el suelo. Molly enseguida se los come del tupper y yo sonrío para mis adentros.

Pasan un par de horas cuando escucho la puerta de entrada. Enseguida sé quién es y Molly se levanta a toda prisa del sofá para saludarlo.

–¡Buenas tardes! –dice Derek sonriendo– ¿Qué tal tu día?

–Bien.

–Vamos, te acompaño al médico.

Es verdad, hoy me toca ir. Espero que no note que me he hecho daño a propósito. Me levanto del sofá intentando aparentar tranquilidad y vamos caminando hasta la consulta.

Esperamos en la sala de espera y, cuando pasan unos minutos, sale Charis y me hace una seña para que entre.

–Te vengo a recoger en media hora –me dice mi hermano.

Me encamino hacia la puerta y, ya en el interior, me siento en el sillón de siempre. Charis se coloca en su silla, frente a mí, y me dice:

–Bueno, ¿cómo va tu primera semana de instituto?

–Bien.

–¿Has hecho algún amigo?

–Sí.

–¿Cómo se llama?

–Mia.

–Cuéntame un poco sobre ella.

Le explico cómo la conocí y que me trata muy bien, pero que aún no sabe que traigo conmigo muchos problemas.

–¿Por qué no se lo has contado? –me pregunta.

–Porque saldrá corriendo.

–No creo que eso pase.

–Mis antiguos amigos lo hicieron.

–No como tú piensas. Ellos solo querían ayudarte, pero les insultaste para que se fueran de tu vida.

–¿Te lo ha contado Derek?

Maldito traidor.

–Eso no importa –y cambia de tema–: Nora, me alegro mucho que hayas hecho una amiga, pero trata de no mentirle si te pregunta. Simplemente dile que aún no estás preparada para contarle todo sobre tu vida, estoy segura que ella lo entenderá.

Yo, apesadumbrada, asiento con la cabeza y no digo nada más.

–¿Qué pensamientos has tenido durante la semana?

La mayoría negativos, aunque había alguno bueno cuando estaba con Mia o Nicholas.

–Los de siempre.

Perfectamente ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora