25. Primera cita

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Nora

Me levanto pronto por la mañana y me visto rápidamente, salgo por la puerta y cojo el bus hasta casa de April. He quedado con ella para solucionar las cosas, ya que hablé con el director Rendall y lo entendí todo mucho mejor.

Cuando llego a su puerta, toco el timbre con nerviosismo y me abre al cabo de unos segundos. Está un poco despeinada y aún lleva el pijama debajo de una bata; se le notan las ojeras y sé que está preocupada por algo.

–¿Qué te pasa? –pregunto.

–¿Por qué dices eso?

–Te noto cansada.

–Entra.

Me deja pasar al interior de su casa y vamos hasta su habitación. Cierra la puerta cuando estamos dentro y nos sentamos en su cama.

–Primero de todo, lo siento mucho...

–Lo sé, April. Yo también lo siento, debí dejar que te explicaras.

–Debería habértelo contado. Quiero seguir siendo tu amiga –me dice–, eres una persona muy especial en mi vida y no quiero perderte.

–Yo tampoco.

Nos damos un abrazo y nos secamos las lágrimas mientras nos reímos de lo patéticas que somos.

–Ahora dime qué te preocupa.

–¿Cómo sabes que hay algo más? –me pregunta.

–Soy muy observadora.

Ella asiente con la cabeza y me explica:

–Austin y yo nos hemos peleado.

–¿Por? –pongo mi mano en la suya para reconfortarla– ¿Qué ha pasado?

–Queremos empezar una relación, aunque él me dijo que ha enviado su solicitud para ir a una universidad de Arizona.

Vaya, eso queda bastante lejos.

–No discutáis por eso porque no sabéis lo que puede pasar –contesto dándole ánimos–. Tenéis que disfrutar del tiempo juntos, ¿no te parece?

–Luego se irá, no tiene sentido.

–Claro que sí, podéis tener una relación a distancia.

–Es muy difícil.

–Si de verdad os queréis, lo podéis lograr.

Ella se queda pensativa y yo añado:

–No pienses en el futuro porque no sabes lo que va a pasar, simplemente disfruta de los meses que os quedan juntos.

–Está bien, lo pensaré.

–¿Qué ha dicho Austin sobre eso?

–Que quiere ser mi novio igualmente.

–Pues deberías hacerle caso, es un chico maravilloso.

Ella me sonríe y me abraza dándome las gracias por el consejo.

–Tú me tienes que contar algo, ¿verdad? –me dice con una sonrisa pícara.

Me sonrojo y sonrío tímidamente antes de contestar:

–Nicholas y yo estamos saliendo.

Ella aplaude emocionada y yo añado:

–Aún no es oficial porque me dijo que me lo quería pedir bien.

–No sabía que mi amigo era todo un romántico...

–Ni yo –me río.

–Estoy muy contenta por los dos, se os ve muy felices.

Perfectamente ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora