Capítulo 14.

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Las cosas se pusieron tensas después de aquella propuesta, finamente me sentía bien con mi pareja y tenía muchas ganas de experimentar está nueva etapa junto a él. Valentina parecía ser la más feliz de todos los que estaban ahí, por alguna razón odiaba con el alma su sonrisa, como si fuera de victoria. Odiaba también la mirada de Enzo sobre mi, estaba serio y bastante enojado por ello, mucho no me importaba ya que todo esto terminó así más por él que por mi.

Tenía cierto sentimiento de nostalgia al verlo pero no me percataba de lo que podría pasar.

—Voy al baño. — Avisé y me levanté de la mesa después de darle un beso a Julián. Miré el anillo en mi mano y parecía ser muy carísimo, la verdad creía que Julián ya no me quería debido a su comportamiento últimamente, pero al parecer estaba planeando todo esto.

Subí las escaleras y me encerré en el baño. Me sentía culpable por haber estado con el mejor amigo de mi novio, después de todo lo que estaba planeando lo único que pasaba por mi cabeza era la culpa y arrepentimiento. Julián era tan bueno y yo le había hecho la peor cosa que se le puede hacer a tu pareja. Sentí como la puerta se abrió y como la cerraron con seguro, al levantar la vista pude ver a Enzo con las manos en sus caderas.

—¿Por qué le dijiste que si? — Preguntó con molestia y se paró frente a mí, su altura me intimidaba y me recordaba a que corría peligro ahí encerrada con él.

—Porque lo quiero y quiero estar con él. — Respondí apartando la vista, quise correrlo de la puerta para poder salir y simplemente no se movió, además de acorralarme contra la ducha.

—¿Ahora lo querés? — Se rió con sarcasmo, lo único que me pasaba por la cabeza era Julián, ¿Qué debe estar pensando en este momento? — Vos me tenes que estar jodiendo, el anillito que tenes ahora en tu mano no vale nada, lo nuestro es lo que vale, pendejita.

—No te confundas, ¿Vos no estás con Valentina? — Pregunté con intención de dejarlo en ridículo, aunque claramente no pude hacerlo.

—¿Es un reclamo? — Se acercó peligrosamente a mí cara, tenía una sonrisa coqueta mientras su mano se deslizaba hacia mi cintura.

—Te recuerdo que todo terminó cuando volviste a estar culo y calzón con Valentina. — Aclaré mi garganta y lo empujé para separarme de él, salí lo más rápido que pude con la respiración agitada.

El acercamiento me dejó bastante intranquila, volví a la mesa y me senté sin decir nada, fingí una sonrisa mientras que Julián agarraba mi mano con dulzura. Estaba bastante nerviosa por el sábado, el Chelsea y el Manchester City se enfrentarían, sabía muy adentro mío que Enzo sería capaz de desquitarse en ese partido y con Julián.

Enzo volvió a la mesa con una sonrisa que era totalmente fingida, nerviosa dirigí mi vista a Julián, era como mi lugar seguro últimamente y mirarlo me relajaba rápido. No quería que llegase ni el partido, ni el viaje.

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Había llegado primera al estudio, habíamos arreglado con los alumnos de que nos pasaría a buscar un micro por ahí que nos llevaría hacia el hotel. Ordenaba un par de cosas mientras esperaba a que se haga la hora, la llegada de alguien me llamó la atención pero más, cuando noté que se trataba de Enzo.

Al parecer no fue suficiente con habernos visto el día anterior, volqué los ojos al verlo y seguí ignorándolo para evitar un dialogo con él. Se quedó mirándome y viendo que hacía, claramente buscaba que le dijera algo pero de mí no iba a salir ni una palabra. Más que pena me daba enojo su actitud, lo que había pasado entre nosotros fue para sacarnos las ganas una vez y cortarla ahí, la cosa no era enamorarse o repetirse varias veces, pero parecía que él no había enganchado el concepto.

—¿Ya le dijiste a Julián que no te vas a casar? — Preguntó con los brazos cruzados, chasqueó la lengua de una forma irritante, intenté ignorarlo lo más que pude y darle la espalda en todo momento. —, dale Sara, te enojaste sin razón conmigo y ahora de la nada te pintó el amor por Julián. — Alargó para acercarse a mi e intentar tocarme, rápidamente me aparté de él con las intenciones de seguir con lo mío. Su actitud dejaba mucho que desear, se volvió insoportable con el tiempo y también necesitado, sabía que no volvería a caer por sus encantos. — Ah, ya entendí.

—¿Qué? — Volteé seria, quería escuchar lo que iba a decir, sabiendo que luego me arrepentiría por dejarme oír todo lo que pasaba por su cabeza.

—Me histeriqueaste todo el tiempo para después estar con él. — Lo miré impresionada al escuchar sus palabras, realmente no me esperaba que dijera eso y me molesté en cuestión de segundos.

—¿Qué decís?, nada que ver nene. — Hice montoncito con la mano mientras la meneaba con bronca, me acerqué unos pasos hacia él y ambos hicimos contacto visual.

—Así son todas, no te bancas que ningún tipo no te miré por estar con Julián. — La sangre me hervía más y más al escucharlo, apreté los puños tratando de calmarme pero nada parecía estar funcionando. Ni siquiera contar hasta 1000. — Después caí yo como un pelotudo en la volteada, me imaginaba que eras así de histérica.

Estaba a punto de pegarle una cachetada, pero él fue más rápido que yo y me agarró la muñeca con una sola mano, la mano que tenía tatuada. Sonrió victorioso y acercó su cara hacia la mía, no quería permitirle que me hablase así y que encima me trate de histérica, cuando claramente el que me buscaba todo el tiempo era él. Fijó sus ojos sobre los míos, no apretaba tanto mi muñeca pero aún la tenía agarrada y a una distancia de mi cuerpo muy peligrosa, tanto que hasta podía sentir su respiración.

—Sos un idiota. — Musité con enojo, salió un poco mordido pero fue lo suficientemente audible para que me escuchara, se rio un poco y finalizó con una sonrisa.

—Si hacerte calentar es una forma de tenerte así de cerca, entonces voy a ser la persona más hincha pelotas e intensa que puedas conocer, Sarita. — Dijo rozando sus labios con los míos, me abrazó para evitar que me escapase y finalmente culminó en un beso que parecía estar quemando mis labios.

No sabía a que infierno me estaba sometiendo.

𝗜𝗡𝗖𝗢𝗡𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora