Capítulo 5.

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—¿Qué hacemos? — Grité en un susurro y lo miré con miedo sin saber que hacer.

—Arrodillate ahí. — Señaló al inodoro y obedecí a su orden, no tardó mucho en abrir la puerta y ver a Julián parado con confusión. — Juli, acompañé a Sara porque se sentía mal.

Su mirada se dirigió hacia donde estaba yo, mis labios estaban muy hinchados y tenía bastante miedo de que se diera cuenta de la mentira que estábamos creando, intenté hacer mi mejor imitación y me levanté con pesadez del piso. Julián me tomó por la cintura y agarró mi brazo para colocarlo al rededor de su cuello en forma de apoyo.

—Tranqui, la próxima me avisan por fa, estaba preocupado. — Se mantuvo serio y nos alejamos del baño para volver a nuestra casa, miré por última vez a Enzo que tenía una sonrisa de victoria.

Tenía el corazón a mil todavía, la adrenalina se adueñó de mi cuerpo y casi que mis piernas no respondían a mis órdenes de caminar, estaba muy nerviosa por el viaje a casa, sabía que un cuestionario estaría presente cuando estemos solos. Por el momento, Julián se mantenía en silencio y no mencionaba nada de lo sucedido, al parecer se había creído la mentira que Enzo le dijo, eso esperaba creer.

Subí al auto en el asiento del copiloto en silencio sin mencionar ninguno de los hechos, mi cuerpo aún se sentía caliente por la experiencia en aquel baño, suspiré recordando cada experiencia y debido a eso me fui hacia otro plano sin prestarle atención a Julián quien ya se había subido en la parte del conductor. Mantuve la vista en la ventana por cinco minutos, sentía como si sus manos hubieran dejado huellas en mi cuerpo y sus labios provocaron marcas en mi cuello, mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Julián.

—¿Te sentís mejor? — Su voz era bastante relajada, tanto que no sospechaba que él pudiera imaginarse lo que pasó dentro de ese baño.

—Sí, fue un mareo nada más. — Respondí sin devolverle la mirada y aún intentando contener mis ganas de volver. — Enzo justo me vio y me ayudó.

—Sí, es un gran amigo Enzo. — Hizo una mueca sin explicación y volvió la mirada hacia mí, está vez tuve que corresponder para evitar sospechas en un futuro. — Confío mucho en él.

Ese comentario me dejó helada, una mueca extraña se desplazó por mis labios sin saber que responderle, como si supiera que respuesta decirle. Opté por no tocar más el tema, no quería que él se enterara de todo lo que estaba pasando a su al rededor, tampoco que perdiera su amistad con la persona en la que él confía mucho, comencé a replantearme si realmente estaba en lo correcto dejarme llevar por la personalidad atractiva de Enzo, siempre me habían atraído las personalidades como las de Julián, tranquilo y noble, inocente en ciertos aspectos, pero Enzo tiene esa actitud de canchero, seguro de si mismo y egoísta que me llamaba la atención, aunque no quisiera saber más nada de él.

La llegada a la casa fue silenciosa, cada uno fue por su lado a cambiarse para irse a dormir, no hubo ningún diálogo de por medio, como lo han sido los pasados cuatro meses. Me sentía aburrida y presa en esta relación, esa era una de las razones por las cuales quería darla por terminada, pero Julián también tenía ese no sé que, que me podía y hacía que quisiera quedarme con él, capaz con él si me imaginaba un futuro, a diferencia de Enzo.

Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación.

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𝗜𝗡𝗖𝗢𝗡𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora