Capítulo 21.

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Observé el anillo en mi mano bajo la lluvia, me encontraba en la puerta esperando a que Enzo llegue, también esperando a que mis amigas finalmente me contestaran. Me sentía tan patética y a la vez estúpida, no habría cuenta de las veces en las que me castigué por haber estado con Enzo cuando Julián había sido igual pero desde hace más tiempo, antes de que pensará en estar con su mejor amigo. Sentía cierto gusto amargo en la boca después de lo que había pasado, creía que Julián no sería capaz de hacer una cosa así, y que si quería terminar nuestra relación, me lo hubiera dicho antes de cagarme con Emilia. 

Era un tema muerto, enterrado a pies bajo tierra, Emilia se había alejado de Julián durante este tiempo, me había quedado tranquila después de que él me había jurado que ya no existía en su vida. Aunque ya no lo quería como antes, aunque nuestra relación ya no era la misma, confiaba en él como un pareja y hasta incluso, lo quería en mi vida de igual manera, se me hacía difícil desprenderme de tantos años de relación que teníamos, fue como si me hubiera acostumbrado a tenerlo a mi lado. 

Aún no entendía cuál era el propósito del casamiento si él seguía detrás de su ex, ¿Cuál era el plan después de todo?

—¿Qué pasó?, ¿Se enteró? — Enzo corrió debajo de la lluvia hasta donde yo estaba y me abrazó, sabía que lo que más necesitaba en ese momento era estar con él y un abrazo de su parte. 

—Llegué a casa y estaban los dos en la cama. — Mi cabeza se apegó en el pecho de Enzo que subía y bajaba con aceleración, nos mojábamos pero parecía importarle poco. 

El calor de su cuerpo me mantuvo en temperatura, ya había llorado lo suficiente y simplemente sentía que ese abrazo era todo lo que quería en todo momento, incluso antes de entrar a mi casa. Corriendo entramos al auto, me sequé el pelo con una de las toallas que había traído Enzo por las dudas, volteé a mirarlo y quedé hipnotizada viendo como su pelo mojado se congeniaba tan bien con su cara, se veía lindo de todas las maneras habidas y por haber. Me mordí el labio viendo como su flequillo caía por su frente y las gotas por los costados, se miraba por el espejito mientras acomodaba su pelo, hacía caras causandome cada vez algo más fuerte, era irresistible. 

Lo observé por varios segundos, me moría de ganas por besarlo nuevamente pero me resultaba muy apresurado, creía que quedaba como una desesperada si lo hacía. Para terminar de matarme, sonrió mientras hacía una mueca para que dejará de mirarlo tan fijamente. 

—¿Ya tenés dónde quedarte? — Negué sin emitir ni una palabra y aunque la situación no se daba para que ambos nos quedáramos mirándonos entre los dos, yo simplemente me perdía en su belleza. 

Por un lado, me preocupaba que ninguna de mis amigas me contestará las llamadas, por otro, me sentía bien de que Enzo estuviera conmigo. Sentía alivio al mirarlo y no sentir aquel arrepentimiento que venía sintiendo hace rato, la lujuria que se apoderaba de mi cuerpo no era condenada por mi cabeza por primera vez en meses. En la radio sonaba "Eres mía" de Romeo Santos, como si la situación no fuera perfecta para que pasarán esa canción. Mis deseos fueron escuchados y Enzo no tardó mucho en acercarse a mi cara para besarme, ansiaba que finalmente pasáramos a ese beso tan necesitado de ambas partes, se intensificó apenas nuestros labios chocaron y sus manos se apresaron de mi cintura, dándome pie a que me subiera encima de él. Sus besos comenzaron a bajar hasta mi cuello causandome escalofríos en el resto de mi piel, poco a poco sus manos trepaban por mis curvas y diferentes zonas que sólo él sabía manejar, creo que no me cansaré nunca de decir que Enzo es el único que con sólo un toque me puede poner más caliente que todos los hombres del mundo. 

𝗜𝗡𝗖𝗢𝗡𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora