Capítulo 24.

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Sonreí recostado en la puerta del vestuario mientras veía como Sara se despedía de mí, tenía un andar espectacular y simplemente no podía creer que tremenda mujer estaba a mi lado en ese momento. Colgué mi camiseta en mi hombro con la intención de entrar nuevamente, pero ciertos gritos detuvieron que yo volviese para poder cambiarme y bañarme. Reconocí aquella voz y aquel acento insulso desde la distancia, una sonrisa burlona apareció en mi cara al darme la vuelta mientras lo veía caminar hacia mí a paso fuerte. 

—¿Se te perdió algo? — Dije con intención de picantearla un poco, al haber compartido tanto con Julián, sabía como ponerlo nervioso y enojado a la vez. 

—Te metiste con Sara, te me hacías el amigo por todos lados y terminaste encamándote con mi mujer. — Me empujó con sus manos en mi pecho, cosa que me causó cierta gracia además de lo que había reprochado. 

—Lamentablemente ya no es tu mujer, — Sonreí burlón y me acerqué a él, se notaba lo molesto que estaba mientras miraba cada movimiento que hacía. — si tan enojado estás porque te soplé a tu jermu, la hubieras cuidado y la hubieras tenido bien atendida, pero ni para eso servís.

—Como se nota que todavía no te conoce. — Me reí ante su actitud ya que me parecía patético como se comportaba, simplemente tenía que mirarlo si algún día quería una carcajada. — ¿Vos te pensas que Sara se va a quedar con un villero como vos?, ¿Te pensas que ella se ve a futuro con un chabón que le gusta la joda y no se sabe comportar como una persona decente? — Podría decir que la sonrisa se me borró en ese momento y la bronca comenzó a recorrerme por el cuerpo, tanto que no me temblaba la mano. 

—¿Querés ver como este villero te desfigura la cara? — Lo confronté aunque parecía un chiste pelear con él, ni siquiera sabía como pararse y hasta bajaba la cabeza. 

—Yo sólo te digo la verdad, la conozco más que vos. Fue mía primero. — Apreté mis labios pensando sabiamente mi respuesta, porque claramente debería ser buena para rematar eso. 

—Así, villero y todo, ella me quiere a mí. — Sonreí burlón nuevamente, la seriedad que llevaba era algo que nunca había visto en lo que lo conocía. — Me chupa un huevo y la mitad del otro dejar de ser tu amigo, pero eso no va a cambiar nada de lo que pasó entre ella y yo. 

—No me imagino lo que va a pensar cuando se entere que Valentina está embarazada. — Cerré los puños, aunque me importaba poco y nada de donde había sacado esa información. — Ella va a volver y vos vas a tener que hacerte cargo de ese bebé, así que andá haciéndote la idea de que no le va a durar mucho el amor por vos.  

—Sara se mata antes de volver con un cornudo como vos. — Me reí en su cara, pero poco me duró aquella sonrisa ya que fue interrumpida por un golpe. 

Retrocedí un par de pasos mientras me tocaba el labio inferior, observando la poca sangre que salía de la abertura. Me sequé con mi pulgar y me acerqué a él sin limite, casi podía sentir su respiración de la cercanía que teníamos, relamí mis labios con una sonrisa de por medio y lo observé a los ojos con ira. 

—Me podes cagar a palos, te podes enojar todo lo que quieras, pero Sara va a ser mi mujer aunque no quieras. — Musité cerca de su cara para luego sentir otro empujón, aunque fue detenido por Sergio que justo lo vio en el pasillo. — Llévatelo al cordobés trucho este, ¡Dale un baño de agua fría! — Exclamé mientras se lo llevaba a la fuerza a Julián que se había quedado más caliente que yo. 

𝗜𝗡𝗖𝗢𝗡𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora