𝗜𝗡𝗖𝗢𝗡𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯

Capítulo 20.

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Comenzaba a dejar mis cosas en el micro para ya volver a casa, estaba muy feliz por lo que habíamos logrado y me costaba bastante disimular aquella emoción que tenía. Subí para buscar mi asiento, encontrando a Enzo al lado del que me correspondía, sonreí un poco tímida ya que estaba todo el equipo aplaudiendo debido al trofeo en mis manos, incluso aquel morocho que me volvía loca. Aunque me daba vergüenza aceptar todos esos aplausos, debía aprender a tenerlos en cuenta para lo que queda de mi carrera en los concursos. Lo pensé tanto en esa noche, sin Enzo no hubiera podido completar la coreografía y tampoco hubiéramos ganado el primer puesto, nuevamente parecía tan importante en mi vida que me costaba tanto soltarlo. También pensé que volviendo a casa, no estaría él a mi lado, sino Julián. 

Mil emociones me recorrían el cuerpo, la sonrisa de Enzo me hizo mirarlo a los ojos, aunque no parecía de las buenas. Me extendió su celular para que viera lo mismo que había visto él, fruncí el ceño al leer la publicación hecha en Twitter sobre nuestro baile, algo que me dejaba muy expuesta. Me preocupé por un momento, realmente pasó por mi cabeza aquello de tener que darle explicaciones a todo el mundo y a Julián, pero volver a mirarlo fue la solución para que dejará de pensar en ello, le devolví el celular y él simplemente lo guardó un poco confundido. 

—Gracias igual. — Dije cortando aquel silencio que nos separaba, fue raro verlo así y también tan despreocupado por lo que fuera a pensar Julián o su mujer. Fue raro verlo reaccionar así a lo que dije. 

—Me necesitabas. — Alzó los hombros y mis ganas inmensas de robarle un beso se hicieron presentes, tenía muchas ganas pero no podía, debía de controlarme. 

Decidí dormir lo que quedaba de viaje, no quería estar cansada para cuando llegará a mi casa y tuviera que dar explicaciones de todo lo que hice durante mis hospedaje en Somerset. Sorpresivamente, llegamos más rápido de lo que esperaba al estudio, decidimos que ese sería el punto para que cada uno volviera a su casa más cómodamente, coloqué el trofeo en la vitrina de mi oficina y salí con la intención de volver a mi casa, hasta que una voz me detuvo en mi trayecto. 

—¡Sara! — Enzo corrió hacia donde estaba yendo y se paró delante de mí con una sonrisa, me era irresistible aguantar tanto tiempo sin poder hacer nada con él. —, te llevo a tu casa. 

—No hace falta amor. — No me había dado cuenta de lo que había dicho, realmente quise morderme la lengua en ese momento y Enzo lo notó con facilidad. 

—¿Amor? — Una sonrisa juguetona apareció mientras intentaba esconder mi mirada en el piso, hervía de la vergüenza y no sabía donde esconderme, más si Enzo me buscaba con su mirada. 

—Se me escapó, perdón. — Quise esquivarlo y seguir con mi camino hasta mi casa, pero no tardó mucho en agarrar mi brazo para detenerme. 

—Vos me podés decir de cualquier forma, mi amor. — Dijo con una de sus sonrisas coquetas y tratando de buscar mis ojos, estaba tan avergonzada que no sabía en dónde esconderme. — Che, no sé si está bien que te diga esto pero, — Pausó por un par de segundos que para mí se hicieron eternos, esperaba que dijera lo que yo pensaba en ese momento y que fuera mutuo. — lo que pasamos este finde para mí fue muy importante, no me gustaría que se termine. No hace falta que me des una respuesta ahora porque vos estás con Julián y yo con Valentina, pero nada, quería que lo sepas. 

Un estallido de emoción se me formó en el pecho, finalmente sentíamos lo mismo, los dos al mismo tiempo. Una sonrisa tonta se apareció en mi cara dejándome en completa evidencia de lo que pensaba.