༺༻
Desperté la mañana siguiente con Julián a mi lado. Lo observé por un tiempo largo junto con una sonrisa que demostraba ternura y realmente disfrutaba verlo de esta manera, aunque no prefería que él estuviera en mi cama. Su cuerpo tonificado abrazaban la almohada mientras su cara me daba un panel hermoso de su visual, su piel era tan pálida que parecía de porcelana, muy diferente a la piel canela de Enzo, la que realmente me traía loca. Julián era una reliquia para mí. Tenía miedo de lastimarlo todo el tiempo, como si no fuera suficiente ya no sentir nada por él. Era como mi mejor amigo aunque no estuviéramos en la misma sintonía. Julián era una persona que no se merecía a alguien como yo en su vida, sé perfectamente que fue su decisión estar conmigo pero aún creo que yo no lo merezco. Tenía tantos sentimientos encontrados con él y no sabía como deshacerme de ellos.
Aunque nuestra relación continuaba como siempre lo fue, se sentía por dentro que algo estaba roto. Sentía que las cosas rebalsarían un día de estos y no habría marcha atrás, tenía miedo de que ese día llegara lo antes posible. Así se sentía estar correspondiendo sentimientos clandestinos, estar al borde del precipicio todo el tiempo.
—Buen día, reina. — Abrió los ojos junto a una sonrisa, dejándome totalmente sorprendida al pensar que todavía no se despertaría. Disimulé devolviéndole una sonrisa sin mostrar mis dientes. Más falsa que esperanza de pobre.
—Buen día. — Respondí un poco cortante debido a lo que antes pensaba, justo antes de que se despertara. Últimamente me sentía en el borde de la adrenalina, con miedo de que todos descubrieran el sucio secreto que intentaba guardar abajo de la alfombra. Tapé mi cuerpo con la delgada sabana blanca y me encaminé al baño con la idea de darme una ducha, tenía clase en media hora y no podría llegar tarde otra vez.
No voy a mentir, sentía intriga por el mensaje de Enzo. Justamente quería que nos encontráramos después de la clase, no entendía la razón pero suponía que era para hacer alguna de sus cosas. Nunca había conocido a alguien tan atrevido como él. Me adentré en la ducha y el agua caliente recorrió mi espalda causando un escalofrío en mi piel. Las gotas se sentían como caricias tibias, todo me recordaba a él y no podía evitar no sentirme atraída al nuevo mundo que me esperaba. Al cerrar mis ojos, en todo lo que pensaba era en esos ojazos negros junto a su sonrisa perfecta. Me tenía como quería.
Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo a toda velocidad cuando comencé a imaginarme las manos de Enzo sobre mi abdomen, su mano tatuada deslizándose hasta mi vientre y sintiendo su cuerpo esculpido en mi espalda. Con sólo imaginármelo lo necesitaba, aunque fuera sólo un momento de calentura. La clandestinidad era un mundo peligroso. Nunca había sido infiel y por primera vez sentía que quizás estaba bien romper las reglas. Aunque tenía mis dudas de si presentarme a lo que Enzo quería.
Enzo me daba una sobredosis de adrenalina.
༺༻
La clase ya había terminado y Enzo no había aparecido para presenciarla, me llamó bastante la atención ya que desde que había empezado nunca había faltado. Estiré nuevamente antes de irme para estimular mis músculos hasta que lo vi entrar, con su uniforme del Chelsea bien pegado al cuerpo. Se acercó a mí con sus manos en los bolsillos de su short, debía de admitir que mi pulso se aceleró sin previo aviso y sin permiso. Quería controlarme, no quería perder algo que valía la pena pero, ¿Y si él también valía la pena?
—Sabía que ibas a estar. — Dijo con una sonrisa para finalmente pararse frente a mí. Me perdí completamente en sus ojos y ni siquiera pude modular una palabra. Sabía que si abría la boca iba a balbucear o a tartamudear. Simplemente me quedé callada esperando la razón por la cuál me había citado. — Quiero que hablemos en serio ahora. Si se puede. — Tomó mi mano y la acercó a su boca para dejar un beso en ella. Me sentía confundida y no entendía por qué se comportaba de esa manera, a qué se debía sus acciones. De repente, la imagen que había imaginado en la ducha se hizo presente dándome a entender que estaba hasta las manos.
—¿De qué queres hablar? — Aclaré mi garganta antes de hablar ya que me encontraba con la respiración entrecortada. Mis sentidos no eran los mismos cuando estaba cerca de él, sé que probablemente lo comparo mucho con Julián pero, todo me lleva a dudar de si seguir con él.
—De nosotros. Quiero blanquear todo. — Alcé las cejas con cierta sorpresa al escuchar la razón. La confusión se esparció por mi cara sin respuestas completas. Él se rio ante mi expresión y prosiguió: — Me gustas bastante morocha, aunque seas la mujer de mi mejor amigo. — Mis ojos se llenaron de brillo al escucharlo, realmente pensé que todo se trataba de un juego pero todo me atraía más hacia la clandestinidad. — Yo no quiero estar con Valentina. Entiendo también que no podes dejar a Julián todavía pero, estoy seguro que quiero estar con vos y no me importa aguantar hasta que te sientas lista para estar conmigo oficialmente.
Mi mente se puso en blanco al escucharlo, parecía creíble lo que decía y preferí guiarme por sus palabras está vez. Tenía miedo de dejar toda mi confianza en él pero, supongo que así es el amor, dejar todo hasta que te demuestren lo contrario. Una sonrisa se escapó de mis labios sin intención, esa sonrisa tonta que sólo él podía sacarme. Sus labios dejaron ver sus dientes brillantes dejándome boba como siempre, tenía todos los sentimientos a flor de piel.
El nuevo mundo me acercaba más a la curiosidad, necesitaba experimentar todo esto para saber si realmente era verdad. Hace tiempo no me sentía de esta manera con alguien, aunque lo haya sentido en esta situación. Me preocupaba el que dirían los demás, me aterraba el descubrimiento de todo lo que estabamos haciendo. Aunque para él parecía lo más normal del mundo.
—¿Estás seguro? — Pregunté con inseguridad. Sus ojos brillaron por primera vez desde que empezamos a encontrarnos y mi estómago comenzó a experimentar las famosas mariposas de las que muchos hablan. — ¿Entonces...?
—Aunque sea a escondidas, ¿Queres estar conmigo? — Su brazo se hizo dueño de mi cintura acercándome más a él. Lo sentía como una droga que era necesaria para mi vida, como si estar así de esta manera fuera una sobredosis para mí. Era algo que no podría dejar ir tan fácil.
Realmente no pude modular las palabras que quería decirle, aunque mi sonrisa me había delatado. Sus manos se deslizaron por mi espalda descubierta y una tensión bastante fuerte se hizo presente en el aire.
—Yo...
—¿Me vas a dejar con las ganas Sarita? — Susurró con cercanía a mi cara y sin salida, lo miré con cierto shock ante su voz profunda y grave que me había paralizado. Estaba a sus pies, y de eso no había dudas. Tragué saliva con fuerza y su otra mano libre se desplazó por mi mejilla con lentitud. Como si el tiempo se hubiese parado ahí.
A lo mejor ya era momento de que ambos descartemos esa necesidad del otro. Mis ojos lo miraron como si fuera el único en mi vida, aunque fuera todo lo contrario. Su pulgar acarició mi labio inferior con delicadeza para finalmente acercar su boca a la mía. Sentir el tacto de sus labios sobre los míos era un choqué de emociones que hacían que mi cuerpo dejara de reaccionar, no había momento en el que no pensara en besar esos carnosos labios.
Todo se intensificó en cuestión de segundos, Enzo se separó un poco de mí para acercarse a mi oído con la respiración agitada. Me moría de ganas por continuar el beso y buscar su boca con desesperación. Pero sus labios se posaron sobre mi oreja para decir:
—Hoy no hay excusa...
ESTÁS LEYENDO
𝗜𝗡𝗖𝗢𝗡𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯
Fanfiction𝗜 |Donde la lujuria y el pecado se vuelven más adictos que la propia consciencia. ─ Mira que Juli no es tan amigo mío, eh. Y mucho menos quiero estar con mi señora. ─ 2023 sunshinevt ( fanfiction ). ●historia totalmente mía. ● heterosexual. ● to...