Capítulo 23.

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Enzo manejaba hasta el estadio, tenía nervios por reencontrarme con Julián después de lo que había pasado, no respondí a ninguna de sus llamadas y menos a sus mensajes, al igual que mis amigas. Realmente quería saber por qué Oriana y Malena no me respondían antes que Julián, comenzaba a preocuparme aquella falta de atención por su parte y sabía que después sería un caso aparte.

La semana junto a Enzo había sido fantástica, nos llevábamos bien en la convivencia y de más estaría decir que aprovechamos cada momento a solas. Quería que lo acompañe y que lo viera jugar contra Julián, seguramente era por puro orgullo y porque tenía la confianza suficiente para derrotar al Manchester City. Tenía un poco de intriga de cómo reaccionaría Julián al vernos llegar juntos, peor cuando me viera con la camiseta del Chelsea y el número 8 en mi espalda.

—Si te lo cruzas, ignóralo. — Ordenó Enzo mientras mantenía la vista en el camino, estaba serio y parecía estar muy seguro de lo que iba a hacer.

Asentí sin decir nada y finalmente estacionó el auto a las afueras del estadio, nos dirigimos por el lado especial para las visitas, tenía un palco para mí y los demás familiares de los jugadores donde se veía toda la cancha. Observaba todo impresionada, aunque ya había visitado el del Manchester City, este era mucho mejor para mi estilo, en especial la pared que tenía una foto del primer gol de Enzo. Me indicaron como llegar hacia el palco mientras que Enzo se separaba de mi para ir a los vestidores, observé mi teléfono mientras caminaba hacia la dirección esperando que mis amigas contestaran mis mensajes, ya comenzaba a asustarme el hecho de que ninguna fuera capaz de responder aunque sea uno solo de los veinte que les había mandado.

—Sara. — Paré en seco y miré al frente con pánico al sentir aquella voz tan conocida detrás de mí. Sabía que si me daba vuelta podría armarse una tercera guerra mundial y con la ausencia de Enzo no sabría si podría controlarme. — ¿Qué haces acá? — Escuchaba como sus pasos se acercaban más a mí y opté por voltearme a mirarlo sin escapatoria.

—Me parece que no tengo por qué explicarte lo que hago y lo que no. — Dije cruzándome de brazos y mirándolo de mala gana. Detrás de él pude ver a Emilia con una sonrisa maliciosa y de su mano. — Encima me reclamas con está yegua al lado tuyo.

Ella simplemente pasó por mi lado y caminó con dirección al palco contrario, Julián se sintió nervioso ante lo que le dije y como Emilia no disimulaba ni un poco.

—No la insultes. — Se acercó más a mí y decidí desobedecer la orden de Enzo de ignorarlo si se me acercaba. — ¿Ahora estás con tipos casados? — Tocó con cierto disgusto la camiseta que tenía puesta mientras intentaba lastimarme con esas palabras.

—¿Y vos andas con gatos baratos ahora? — Arremetí contra él dejándolo completamente serio, era un sínico vestido de ángel. —, y te lo voy a decir ahora así aclaramos todo de una. — Traté de no hablar tan fuerte para no llamar tanto la atención en el lugar. — Si ando con Enzo o no, es mi problema y no me arrepiento de haberme metido con él mientras estaba con vos, me hizo mucho más feliz que vos en cuatro años de relación. — Lo miré a los ojos fijamente mientras que le decía todas esas palabras hirientes, se notó la sorpresa en su cara al escucharme.

—No tenés derecho a reclamarme nada entonces, si vos hiciste exactamente lo mismo y con MI mejor amigo. — El enojo se apoderó de su cara y sonreí burlona ante su respuesta dispuesta a decirle lo siguiente:

—¿Sabes cuál es la diferencia entre nosotros dos?, que yo me castigué un millón de veces por haber estado con él y que a pesar de que ya no te amaba, quería tenerte en mi vida todavía, en cambio vos no pensaste en mí en ningún momento y no tuviste los huevos suficientes para decirme que no querías estar más conmigo tampoco. Yo me equivoqué, pero vos fuiste peor, ¿Te pensas que no me llegó el audio donde decías que nada más me tenías para coger un rato? — Expulsé todo en un sólo aliento y dejé que Julián se quedara completamente callado.

𝗜𝗡𝗖𝗢𝗡𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔𝗟 | 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙛𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙚𝙯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora