XVI. Reminiscencia parte II

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No comenzó una relación con MingJue en ese momento.

Intentó armarse de valor para confesar su sentir, pero se acobardó. Se decía que era demasiado pronto, más tarde las responsabilidades en la familia limitaron mucho su acercamiento con MingJue. Durante ese año caótico, él se instaló en Shijiazhuang ante la apertura de una empresa de construcción. Se había dicho que era un traslado temporal, mientras los asuntos se resolvían. XiChen lo creyó y mantuvo una comunicación constante a través correos y mensajes de texto ocasionales.

Durante una beneficencia por parte de la familia Yu, Lan XiChen conoció a Jiang Cheng, de la familia Jiang. Quizá fue la soledad, la energía atrayente y electrizante que proyectó, o su personalidad ácida que provocó algunas risas en ella, lo que le llamó la atención. Era atractivo, aunque no al punto de comparación de MingJue. Ya que era un tipo de encanto diferente.

Aquel encuentro en la beneficencia, se convirtió en una salida a cenar, luego en un almuerzo por la tarde. No supo que le poseyó para que en su tercer encuentro le permitiese tomarla y someterla con fuerza contra las sábanas. Quizá la lujuria, o el hecho de que había pasado mucho tiempo desde que había tenido relaciones con alguien.

Se sintió bien, aún cuando la sensación de vacío se enmarañó en su pecho después del acto. Trató de convencerse de que podría funcionar esta vez. Después de todo, Jiang WanYin le había dado pruebas de que era un hombre íntegro y capaz. Buen amante en la cama y sensato en la convivencia. Tal vez si se esforzaba lo suficiente, y dejaba de comparar al resto de personas con Nie MingJue, funcionaría.

Se estableció en un noviazgo con XiChen durante algunas semanas.

Sin embargo, los problemas llegaron más pronto que tarde y se percató de la inhabilidad para el diálogo. Frente a un desacuerdo o discusion, concluían en sexo; y un juego de poder constante.

El sexo era bueno, pero no cuando era menester hablar sobre sus problemas para llegar a un entendimiento. Jiang WanYing no parecía ver problema en la dinámica que mantenían. Y Lan Huan pensó en que el tiempo podría cambiar dicha postura.

No ocurrió.

Pronto, fue Jiang Cheng quien ganó predominancia incluso en la cama, disfrutando de someterle, e ignorando los intentos de XiChen por invertir los roles.

Tenía cierto gusto por el control, el orden, el dominio y la sumisión de su pareja. Como todos, deseó que su compañero se sintiese bien; aún si era bajo sus órdenes, pero para Jiang Cheng aquello fue como ceder su orgullo. El orgullo era lo más importante para él, perderlo, sentirse humillado sería considerado el peor de los insultos.

Hubo una ocasión, el inicio del fin, que levantó las banderas rojas en Lan Huan.

Jiang WanYin hizo la tela de su falda a un lado, posándose entre sus piernas, separándole las rodillas, en lo que aparentaba un jugueteo inocente, y una voz ronca, estropeada pero sensual por haber alzado la voz más temprano. Aquel parecía el estado natural de Jiang Cheng. Mantener el tono alto para imperirl.

XiChen no estaba de humor para mantener relaciones cuando el estado de su relación y los problemas crecientes fueron más importantes.

Aún cuando sus rodillas se mantuvieron rígidas como una roca, consiguió separarlas, omitiendo cualquier protesta ligera de sus labios.

Se desató la corbata, e inició una lucha con la hebilla de su cinturón. Apenas estuvo cerca de su entrada, Jiang WanYin comenzó a frotarse contra ella. Acariciando el interior de sus muslos con su hombría, sintiéndose falta de aire por el calor emanado, y la humedad acumulada entre sus pliegues, dijo: "A-Cheng...", hubo cierta turbación en su voz. Y Jiang WanYin se satisfizo por el efecto obtenido.

Todo lo bueno en la vida me lleva a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora