Habían transcurrido cerca de cuatro semanas desde que se instaló en casa de los Wei. Su hermana enviaba mensajes diariamente y le visitaba de vez en cuando para almorzar o hacer actividades juntas. La semana anterior habían visitado la orquesta, e instó a visitar el museo la próxima semana.
Lan WangJi había hecho un ajuste a su horario ese día, tenía planeado encontrarse con su hermana para almorzar en su restaurante favorito, por lo que se dedicó a preparar un lungo y un latte para la orden de la mesa once.
Sirvió la orden y dio una breve sonrisa servicial, estaba en camino a la barra para limpiar la máquina de café antes de terminar su turno. La campanilla en la puerta principal tintineó, y Lan WangJi se paralizó frente a la figura que ahí se plantó.
Geng Mao, el chico que cubría medio turnos durante la mañana saludo con digna cortesía, pero Lan QiRen torció la boca con obvio disgusto. "Estoy buscando a WangJi", dictó el anciano.
Lan WangJi se paralizó. Incómoda comenzó a caminar en dirección del anciano. El joven notó la tensión y no dijo nada. Lan Zhan dejó la bandeja cerca de la barra y guió a su tío para que hablasen con civilidad en alguna mesa apartada. El anciano cedió a regañadientes. Mientras caminaban hacía la cabina dijo: "Ya veo que aún no te has desecho de eso".
Lan WangJi detuvo su paso, y giró con evidente perturbación. Sus manos se cruzaron frente a su estómago y no dio crédito a sus palabras. Aún con el delantal y el uniforme era poco distinguible la curva de su estómago. Era visible con la atención suficiente, pero no pensó en que su tío hablaría de su bebe con tanta desazón.
"¿Puedo saber el propósito de la visita de shufu?"
Las palabras salieron mejor de lo esperado, especialmente debido al castañeo nervioso de sus dientes y las alarmas constantes que se encendieron en su cabeza al recordar la manera soez en la cual se le trato.
"Pensé que el tiempo fuera de casa te haría recapacitar. Reflexionar de tus errores. Ahora veo que me equivoque. La volubilidad no es mí mejor virtud. Especialmente tratándose de tí, WangJi. Tuve esperanzas en que entrarías en razón". Dictó.
Sus hombros cayeron y se desanimó. De nuevo era una niña de pocos años, que carecía de la posibilidad de hacerse de su voz, y se resignó a escuchar el sermón de su tío, sólo porque éste había criado de ella.
"..."
"No solo perdiste la cabeza y te mudaste con ese payaso de Wei WuXian, sino que dejaste la escuela y planeas conservar tú vergüenza".
Contuvo la tentación de posar su mano contra su estómago, y se hizo con su voz. Débil y queda, pero consiguió decir: "No es ninguna vergüenza, shufu".
"¡Por supuesto que lo es, WangJi! ¡Eres muy joven... ahora veo que solo eres una mocosa estupida, y no ve la gravedad de tú situación!"
"Lo dimensiono, shufu".
"No lo haces. Eres demasiado joven y demasiado cabeza hueca para saber nada sobre la vida", dijo con un tono frío y distante. Sus cejas se juntaron en un ceño fruncido temible y la decepción tatuó todo su avejentado rostro. "A todo esto, ¿cuándo surgió en tí comenzar a retar a tus mayores?"
"Shufu, yo-..."
"Basta de tonterías, WangJi. Vendrás conmigo", dijo el anciano. Su brazo se apretó con fuerza sobre la muñeca de Lan WangJi y comenzó a guiar en dirección contraria a la tienda. "Me has decepcionado enormemente. Pero aún me preocupo por tí. Ahora me encargare de todo".
"... ¿encargarte?", balbuceó.
"Por supuesto que sí. Haré lo que se debió hacer desde un inicio. Enmendaré esta situación. Siéntete agradecida, WangJi. Te libraré de futuros arrepentimientos y una vida de desdicha".
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Todo lo bueno en la vida me lleva a ti
RomanceHay una cosa que desconcierta a WangJi, una pregunta que se hace constantemente, '¿Por qué no puedo vivir una vida normal?' No importa cuánto intente cambiarse a mí misma, no puede encontrar paz en su corazon. Siempre hubo algo que le apartó de lo...