Todo lo bueno en la vida me lleva a ti

XXXIII. Recuperación parte I

Una vez que Lan XiChen se tranquilizó y sus emociones fueron contenidas en una sonrisa diplomática sin alma, condujo hasta la residencia Lan. A sabiendas que ahí encontraría a su tío, le encaró.

El ama de llaves parecía sorprendida por su presencia, más supo leer el ambiente e hizo de lado comentarios serviciales sobre quedarse a almorzar o instalarse.

Lan QiRen no se inmutó por su aparición. Alzó una ceja con curiosidad contenida y orgullo soberbio, y dijo: "¿Ya has dejado la rabieta infantil de lado y has decidido volver a dirigirme la palabra?"

Lan XiChen sintió la bilis quemarle la garganta, por lo que se forzó a respirar para evitar perder la cordura.

"..."

Lan QiRen dobló el periódico en cuatro partes y aligeró la presión en sus piernas cruzadas en una postura cerrada al diálogo. "¿Por qué me miras así? No he hecho nada y has dejado en claras tus intenciones de desconocerse como tú familiar, cuando claramente fui el único que vio por tí cuando mí hermano murió".

"¡Enviarme a un internado al otro lado del país para que dejase de estropear a WangJi no es ver por mí, tío!"

Lan QiRen se mostró hastiado. Fastidiado por la misma pelea de la última vez. Aburrido por los desplantes de XiChen.

Esto incrementó la frustración contenida, y ansío arrojar su bolso al otro lado de la pared, y quebrar los costosos jarrones ornamentales para sentir alivio en el sonido de cerámica rota. Pero se abstuvo y se dejó guiar por la razón.

Derrengada, perdió la fuerza en sus hombros y su postura fue poco digna. Contuvo la humedad en sus ojos y la rabia deseosa por liberarse de su garganta. Con exhalación entrecortada, se rindió. "Ni siquiera sé por qué vine aquí. No sé qué planeaba hacer. Qué decir para hacerte cambiar de opinión. Ahora veo que el resentimiento y el dolor de perder a tú hermano enfrió tanto tú corazón que eres incapaz de sentir nada por nadie".

"Si solo viniste a insultar a tú mayor puedes irte. No tengo intención de escuchar tus tonterías, XiChen".

"...Tonterias", balbuceó con asco. "Siempre son tonterías. Todo lo que se te dice son tonterías. Como me siento o WangJi. Nuestros sentimientos, o problemas. Siempre es distractor y tonterías para ti", concluyó.

El ceño fruncido del anciano se acrecentó y se debatió si acaso XiChen había perdido la cabeza.

"Si estás aquí por el asunto de tú hermana, pierdes tú tiempo". Lan QiRen abandonó su sillón y comenzó a desplazarse en dirección de su estudio. Lan XiChen no pudo soportar la impotencia, lo que provocó que sus dientes rechinaran. "Ella ya ha tomado una decisión y elegido el exilio, ¿estás aquí para que perdone su falta de respeto a mí?, déjame decirte que no servirá de nada".

"¿... Perdonar su falta...? ¿a tí?", dijo con incredulidad.

"Como dije, ¿qué sentido tiene preocuparse por ella?, solo está siendo una mocosa obstinada".

"¿Por que preocuparse por WangJi?"

"¡XiChen!, deja de repetir mis palabras como si tuvieras alguna deficiencia mental".

"¡Tú no te preocupas por WangJi!, y ella sigue pensando en tí. Sin importar el daño que le hayas hecho, ¡ella sigue pensando en tí!"

Lan QiRen titubeó en su paso por la escalinata. Pero se recompuso, su andar fue digno y su rostro careció de expresión. Parecía fríocomo un bloque de hielo. "XiChen, deberías estudiar los preceptos familiares una vez más, al parecer has olvidado mantener a raya tus emociones".