XXXV. Cuidados parte II

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Wei WuXian pensó que lo había visto todo cuando se trataba de Lan Zhan.

Excepto el cambio de humor debido a las hormonas. Hubo días donde fue pegajosa, otros donde estuvo malhumorada por cualquier nimiedad y ocasiones en las cuales repelió a Wei WuXian y la llamó ridícula.

Esto trajo diversión y ternura a Wei WuXian, también amenazas de dormir en la cama del gato. Cuando Lan WangJi se molestaba, se convertía en un asunto serio. Wei WuXian solo pudo leer tantos libros de medicina para intentar comprender porque las hormonas hicieron que su amada y pegajosa Lan Zhan ya no quisiese compartir lecho con ella, ya que, a palabras de Lan WanJi, se movía mucho.

Abatida de ser echada por la madre de su bebé, compró tantos regalos como tuvo en mente para animarle. Los bocadillos fueron un gran sí, y también lo fueron los peluches de gran tamaño. Logró encontrar a Lan WangJi abrazando algunos cuantos en sus siestas de media tarde, y señaló la mala posición para dormir como la razón para la irritación de su novia.

Aquella tarde se dedicó a inspeccionar la máquina de expresos. Debido al calor del verano las bebidas calientes dejaron de servirse después del mediodía, y los clientes se inclinaron por tragos con hielos. Esto dio algo de tiempo libre a Wei WuXian para dar mantenimiento a la máquina en lugar de permanecer una hora después del cierre. Su teléfono vibró en su bolsillo. La fotografía añadida en el mensaje tomó captura a la curva del estómago de Lan WangJi y el gatito que habían adoptado pocas semanas atrás.

Wei WuXian infló el pecho como un pavo real y presumió a Lan Zhan y su nueva mascota a los chicos en la barra. Wei WuXian tomó fotografías a los conejos al otro lado del cristal y las envió a WangJi. Ella reaccionó con un pequeño corazón y Wei WuXian se sintió feliz.

Solían intercambiar mensajes con frecuencia. Como Lan Zhan era no verbal, y tampoco se destacó en la mensajería, se limitaba a compartir fragmentos de música que se encontraba tocando o fotografías de sus actividades. Fue evidente el aburrimiento por la falta de actividad física. Especialmente en días perezosos en los cuales ni sus padres o Lan XiChen se encontraban en los alrededores para distraerle.

Al término, Nie Huaisang entregó un paquete lleno de pasteles y dulces para el té dirigidos a Lan WangJi. Lan Zhan le había comentado alguna vez, que Nie Huaisang comenzó a hacer esa clase de regalos después de que intentó acabar con su vida. Se convirtió en una costumbre, y Lan WangJi no encontró palabras para negar dicho detalle.

Mientras esperaba su parada en el tren, escuchó el sonido de notificación en sus casquillos. Abrió los ojos y buscó en la mensajería. Notó el nombre de Lan WangJi en las notificaciones, y pinchó.

Contuvo el aliento y tosió la saliva que bajó por el conducto equivocado. Las hormonas obraron en su adorable y joven novia, y dictaron lo necesitada que estaba por su llegada.

Apagó la pantalla, temerosa de ser atrapada en público viendo algo que no debería. Cuando se dio la advertencia de llegada bajó del andén y corrió hacía el exterior. Y, solo entonces, en la privacidad de una noche perezosa de verano reajustó el brillo y tembló.

Lan WangJi yació en un conjunto de lencería a juego. Sus senos, pesados por el embarazo, se apretaron contra el encaje, y su piel pálida destacó con el azul claro. Su cabello largo se cepilló hacía atrás sin ningún adorno; la ropa interior se perdió entre las sombras de su estómago redondo y hermoso. Wei WuXian se preguntó si Lan Zhan estaba usando ropa interior siquiera. Sus manos sudaron de solo pensarlo.

Lan WangJi añadió un puñado de fotografías más. Algunas con mejor ángulo, otras con más luz. Más eróticas y algunas con intención de hacerle lucir inocente.

Todo lo bueno en la vida me lleva a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora