XI. Acercamiento parte II

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Una vez en el aparcadero, Lan XiChen se hizo en compañía del ama de llaves para recibir a WangJi. Su sonrisa fue amplia y su ropa de casa proporcionó una imagen menos profesional, y más doméstica.

Había comenzado a caer la nieve, aunque no fue nada de qué preocuparse. Hubo una mirada cómplice en su hermana mayor, que se congració del último mensaje en el cual informó sus intenciones de llevar a Wei WuXian a casa para evitar que se congelara.

Se ruborizó e intentó aplanar su expresión hasta un gesto aburrido, aunque fue inutil. La punta de sus orejas ardió en un intenso rojo, al igual que la punta de su nariz.

Sus manos permanecieron enganchadas a las de Wei WuXian durante todo el viaje acompañada, y se habló en voz baja con toda clase de elogios e historias de nieve.

Lan WangJi se refrescó e hizo un cambio por ropa de interior. Aquella fue una de esas ocasiones especiales en que se permitieron cenar juntos. El tiempo coincidió a la perfección con la hora de la cena y la presencia de su DaJie.

Lan QiRen tomó la cabecera y se mostró menos exhausto que el día anterior. Menos enojado también. Así que WangJi se relajó. Su sonrisa discreta no pudo ser contenida, a lo cual XiChen habló: "¿Ha pasado algo bueno hoy, WangJi? Estás radiante".

"Mmhm, ha sido un buen día".

Lan Huan no tuvo oportunidad de preguntar, pues la cena fue servida y ambas se obligaron a sofocar sus voces. No fue difícil de ninguna manera, estaban acostumbradas a las cenas silenciosas. Al culminar fue Lan QiRen quien cargó el ambiente con discusiones relacionadas al negocio familiar. Lan WangJi permaneció en su sitio, inmovil, taciturna. Escuchó el contenido de la conversación, pero fue incapaz de procesarlo en su cerebro. Sus pensamientos divagaron y se reenfocaron en Wei WuXian. En su forma atlética y firme, pero el toque suave. En esas sonrisas que formaban pequeñas lunas con sus ojos, y la devoción con la cual llamaba a su nombre.

Eso no podía ser una mentira.

Lan WangJi oró a los dioses para que no fuese una mentira.

Lan XiChen se esforzó por integrar a Lan WangJi a la conversación, pero los inventos fueron infructíferos. Esto frustró a Lan QiRen, ante el nulo espíritu de hacerse de conocimientos esenciales dentro del negocio familiar. Lan WangJi se disculpó y mantuvo la calma. Con diplomacia e inteligencia social, Lan XiChen redirigió el tema de conversación al día a día de WangJi. Sin embargo, el buen humor se agrió cuando su tío nombró a Wei Ying como una persona anómala, y recalcó que su descarriada manera de ser, partió de la dupla amistosa que formó con Nie Huiasang. Antes de que Lan XiChen pudiese argumentar en favor de Wei WuXian o su cuñado, el tío dio por terminada la cena y regresó a su trabajo pendiente.

"Hablaré con Shufu más tarde", prometió. Lan WangJi era consciente de la manera en que su tío se comportaba, y casi cedió en orden de mantener la paz en casa.

Ambas hermanas caminaron juntas hacía la segunda planta, al anexo personal de Lan XiChen, para tomar alguna de las nuevas mezclas que adquirió recientemente, y los dulces que Huaisang envió tan amablemente.

El salón de XiChen se destacó por los enormes ventanales y el minimalismo en la decoración. Se destacó el azul alba y tonos fríos; contrastando con WangJi cuya pieza se caracterizó por el blanco inmaculado y la madera.

Lan Huan dio un sorbo a su té y se iluminó. Sus mejillas adquirieron un tono rosado y se mostró más libre fuera de la presencia de Lan QiRen. Si bien ella ya era una mujer con la libertad de partir e instalarse en su propio hogar, se había quedado por WangJi. Al sentir que no podía dejarle atrás mientras lidiaba con el temperamento del tío, que, día a día se volvía más arisco y desdeñoso.

Todo lo bueno en la vida me lleva a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora