𝙼𝚒𝚌𝚛𝚘𝚋ú𝚜 - 𝙲𝚊𝚖𝚒𝚗𝚊𝚗𝚍𝚘
La noche estaba fría y silenciosa. El viento soplaba suavemente, llevando consigo un aire gélido que penetraba hasta los huesos. Las estrellas brillaban intensamente en el oscuro cielo, y la luna arrojaba su suave luz sobre el paisaje helado.Las calles estaban prácticamente desiertas, con apenas algunos transeúntes apresurándose para encontrar refugio en sus hogares. Los árboles se alzaban en la oscuridad, sus ramas crujían por la acción del viento.
En medio de esta noche fría, las luces de las farolas parpadeaban débilmente.
Cuando ambos amigos se toparon con el microbus despues de unas horas, se subieron en el microbus, luego de pagar, buscaron un asiento libre, ya que estaban todas ocupadas por el punto de vista de aquino, pero Duxo encontro una, y ese asiento ofrecio a aquino para que se sentara alli. Ese gesto amable hizo que las mejillas de aquino se adornen con un rubor rosa.
El microbus se detiene porque el semaforo se habia puesto rojo.
Mientras tanto aquino no dejaba de mirar a su mejor amigo Duxo, que estaba parado sujetandose por el asiento que estaba sentado el castaño, rozando su pelo ondulado con el brazo de duxo. Aquino no para de dejar de mirar cada segundo a su mejor amigo, observaba como respiraba.
Pasaron unos minutos, y finalmente el semáforo volvió a ponerse en marcha, indicando que era seguro continuar. El conductor del microbús reanudó la marcha, acelerando suavemente para no brusquear a los pasajeros. El calor comenzó a distribuirse dentro del vehículo mientras la gente se acomodaba de nuevo en sus asientos.
-¿Aquino podrías sujetar mi bolso? Cuida tambien que tiene el ramen que compramos.- Sonrío Duxo. Aquino asintió y recibió el bolso de duxo que era de un pingüino, lo abrazo.
-¿Qué pasa?- Preguntó duxo por la accion de aquino.
-A-Ah... eh... es que hace frio... y mi suéter no da para mantenerme calido...- Contesto con nerviosismo.
-Ah... ya veo, ¿Mí bolso ayuda en algo?- Pregunto ahora duxo. Haciendo un lado porque una señora iba a bajarse.
- Ah... eh.. ¿Sí? - Dijo confuso, inclinándose un poco a su derecha, ya que duxo se habia inclinado para dar espacio a una señora.
Duxo se sento en donde se sentaba la señora anterior.
Aquino sintió desmoronarse por dentro, Duxo acabo de sentarse, por lo tanto, el bolso de duxo ya no estaría en sus manos; O eso creía el oji-miel.
- No aplastes mi bolso, puedes quedartela hasta bajarnos ya que me habias dicho que tenias frio.- Hablo mirando a aquino.
El pelo ondulado sonrío.
La noche seguía su curso, y el microbús continuó su recorrido por las calles iluminadas por farolas. El ambiente dentro del vehículo se fue calentando lentamente.
A medida que Aquino y Duxo se bajan del microbús en medio de la oscuridad, pueden sentir cómo el entorno se vuelve opaco y sombrío. Las luminarias, que deberían iluminar el camino, parecen débiles y apenas iluminaba una luz tenue que se dispersa en la oscuridad. Se veía más oscuro que dentro del microbús.
A su alrededor, pueden distinguir los edificios y árboles, pero sus detalles se pierden en la inmensa oscuridad. Las sombras se alargan y se unen, creando formas confusas que juegan con la imaginación. La falta de iluminación adecuada crea una sensación de misterio y tensión en el ambiente.
El sonido de sus pasos resuena en el silencio de la noche, como si estuvieran caminando en un mundo aparte. Cada ruido mínimo se amplifica, aumentando la sensación de inquietud. Los susurros del viento se mezclan con el crujir de las hojas secas bajo sus pies, añadiendo un toque sutil de melancolía.
El aire frío envuelve su entorno, haciéndoles sentir un escalofrío en la piel. La combinación del frío y la oscuridad añade una sensación de vulnerabilidad.
Sin embargo, Duxo, que está más relajado, se da cuenta del miedo de aquino. Con ternura y determinación, lo toma del brazo, demostrando un apoyo físico y emocional. Sus pasos se vuelven más seguros y juntos avanzan por las calles mal iluminadas, compartiendo la carga de la incertidumbre.
Aquino se sentía en ese momento que estaba aferrandose al sol, se sentía más comodo y seguro.
Sonrío mirando a Duxo.
- Me da un presentimiento que va a llover... - Dijo mirando el oscuro cielo.
- T-Tienes razon... - Mirando el cielo como lo hizo Duxo.
Andar a la calle por la noche también era peligroso, quien sabe que tarde o temprano alguien termina siendo asaltado y terminan con alguien herido.
Aquino sentía lo cálido que era estar con Duxo, las ganas de querer acurrucarse en sus brazos y no alejarse nunca más de ellas. Creándose un escenario melancólico.
- Me preguntaba por qué olía a vainilla toda la tarde. - Se río el azabache.
- ¿Comiste algo de vainilla? - Pregunto Aquino.
- Eras tu tonto. - Dijo riendose en silencio. - Pero quisiera comerme algo de vainilla. - Dijo una indirecta.
Sin entender la indirecta contesto- Pues haz algo que tenga esencia vainilla. - Dijo para luego apartar su mirada a su costado, ocultando sus mejillas que estaban rosadas.
Duxo jalo el brazo de aquino, una señal que ya llegaron a su destino.
Palabras en total: 800
No sé qué decir, bueno ya.
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۵❝¡𝓗𝓾𝓮𝓵𝓮𝓼 𝓪 𝓿𝓪𝓲𝓷𝓲𝓵𝓵𝓪!❞۵|| ෆ 𝙳𝚞𝚡𝚒𝚗𝚘.
FanfictionCONTENIDO +18 EN EL CAPITULO 26 𝐃𝐔𝐗𝐈𝐍𝐎 | ¡Aquino siempre huele a vainilla! Y duxo quiere descubrir el porqué, sabía que es un objetivo ridículo, pero para él la curiosidad es curiosidad. Los aclaraciones adentro, los dibujos no son de mi aut...